Según la ley burguesa, la campaña electoral debe empezar en enero del año entrante. Sin embargo, todos los politiqueros se encuentran realizándola hace varios meses. Desde el gobierno se entregan personerías jurídicas a movimientos y partiduchos para garantizar la mayor cantidad de contrincantes. Los promeseros viejos y nuevos van y vienen, arman y desarman coaliciones, hacen consultas y nombran candidatos. Los pormenores de sus campañas son noticia diaria en los medios.
Se trata de un gigantesco esfuerzo para convencer a los trabajadores de un gran engaño: «en las elecciones se define el futuro del país y es el pueblo quien decide», frente al cual, incluso quienes se dicen de izquierda, alternativos, progresistas y hasta comunistas, ocultan que el Estado burgués es la máquina con la cual el capital ejerce su dictadura sin importar qué personas ejerzan el gobierno, por cuanto éste, es solamente la junta que administra los negocios comunes de los explotadores. Esconden que en las condiciones actuales, de avanzada descomposición y agonía del imperialismo, se comprueba cada vez más que las elecciones y el parlamento, se han convertido en instrumentos de la mentira, del fraude, de la violencia y de actos de bandolerismo entendido como un saqueo colectivo de los recursos públicos.
Mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo que se muestran patentes en la presente farsa electoral cuando son asesinados y perseguidos activistas políticos y censurados periodistas de la llamada oposición. Un apestoso circo montado para darle la apariencia democrática a la dictadura defendida a sangre y fuego con las hordas militares y paramilitares.
Mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo en todos los partidos y coaliciones, que van desde los reclamos de la archireaccionaria María Fernanda Cabal alegando que en la consulta del partido de la mafia y el paramilitarismo hubo fraude, hasta los reclamos y renuncias de varios personajes del “Pacto Histórico” de Petro por las maniobras antidemocráticas del autoproclamado “mesías” en el seno de esa coalición politiquera, por no mencionar los insultos de Jorge Robledo quien llamó “malparidos galanes” a sus congéneres en la convención de la “Coalición de la Esperanza”.
Mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo que ponen de manifiesto la descomposición de la tan cacareada democracia burguesa y la podredumbre de la farsa electoral cuando el auto-ungido jefe del “Pacto Histórico”, Gustavo Petro, acepta y defiende, el ingreso a esa alianza politiquera de siniestros y reaccionarios personajes como el pastor evangélico Alfredo Saade y en estos días de Luis Pérez que, aunque Petro jura y perjura “no le encontró vínculos con el paramilitarismo”, no puede explicar cómo ese criminal le llevó serenata a Óscar Suárez Mira, un jefe conservador de Bello, Antioquia, condenado por vínculos con los paramilitares, como tampoco puede explicar su participación en la genocida Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín, ni justificar por qué escribió el libro Uribe, un soldado de la argumentación, alabando al jefe de la mafia y el paramilitarismo, cuyo único argumento ha sido darles bala a quienes se oponen a sus designios.
Mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo que dejan en claro la nauseabunda politiquería y la debacle de los partidos burgueses y pequeñoburgueses, como manifestación del parasitismo, la corrupción y descomposición de la sociedad burguesa a todos los niveles. Solo los cretinos parlamentarios no pueden ver y entender que la política burguesa no sirve al pueblo y que detrás de los discursos y promesas de los politiqueros se esconden apetitos individuales y grupistas para obtener las prebendas que les arrojan los grandes capitalistas nacionales y los imperialistas, surtidas del sudor y la sangre del pueblo trabajador y de la destrucción de la naturaleza.
Por desgracia, todavía algunos dirigentes obreros y populares no perciben la podredumbre y creen posible moralizar las instituciones del Estado burgués y servir desde esas cloacas al pueblo, engañándose a sí mismos y contribuyendo a engañar al pueblo con ilusiones. Deberían fijarse en los datos que arroja la actual campaña electorera y preguntarse también por qué son justamente los grandes burgueses y terratenientes quienes financian las campañas y por qué son precisamente los grandes banqueros quienes prestan los dineros para las mismas. Los hechos de estos días confirman lo planteado por Lenin a principios del siglo pasado y no por dogmatismo o sectarismo sin fundamento:
…todo Estado en el que existe la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, en el que domina el capital, por democrático que sea, es un Estado capitalista, una máquina en manos de los capitalistas para el sojuzgamiento de la clase obrera y los campesinos pobres. Y el sufragio universal, la Asamblea Constituyente o el Parlamento son meramente una forma (…) que no cambia la esencia del asunto.
Por consiguiente, los trabajadores no pueden proponerse remodelar las instituciones que sirven a la dominación política de las clases explotadoras. Su tarea histórica es destruirlas para acabar con la farsa de las elecciones burguesas y sus mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo, lo cual significa, como manifiesta el Programa Para la Revolución en Colombia:
Destruir con la violencia revolucionaria de las masas, el Estado opresor y explotador, destruirlo con todo su ejército –militar y paramilitar–, con toda su policía, con todo su aparato gubernamental de politiqueros y funcionarios, con todos sus jueces y carceleros, con todos sus curas, brujos y pastores.
Una tarea política insinuada en el levantamiento popular iniciado el 28 de abril que se planteó instintivamente tumbar el régimen de la mafia y el paramilitarismo, e hizo surgir nuevas formas embrionarias del que ha de ser un nuevo poder popular que reemplazará el poder de los explotadores y el viejo y podrido Estado burgués:
Asambleas Populares construidas de abajo hacia arriba deliberativas y ejecutivas al mismo tiempo, con dirigentes elegidos directamente por las masas, removibles en cualquier momento y sin privilegios. Formas nuevas de organización para decidir sobre todos los asuntos que afecten a la comunidad sin contar con otra autoridad que la misma Asamblea.
Grupos de Choque o Primeras Líneas para defender la comunidad y los dirigentes de los ataques de las fuerzas represivas y los grupos paramilitares de la “gente de bien”.
Formas embrionarias del nuevo poder popular que deben hacerse conscientes, generalizarse y profundizarse para los próximos levantamientos que se presentarán por cuanto los problemas fundamentales del pueblo no han sido resueltos y solo los obreros y campesinos conscientes, unidos y organizados pueden resolverlos, avanzando con la fuerza de la huelga política a la insurrección que derribe a los actuales gobernantes, única forma de acabar con las mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo de la dictadura burguesa.
Mentiras, fraudes, violencia y bandolerismo que los obreros y campesinos, sus organizaciones sindicales y populares deben combatir, no cayendo en la trampa tendida por los enemigos para dividirlos por unos u otros candidatos, por unos u otros politiqueros, sino conquistando y conservando su independencia con respecto al Estado y a la politiquería burguesa; esforzándose por elevar la conciencia de los dirigentes, activistas y bases frente a la necesidad de prepararse para gobernar la sociedad; fortaleciendo sus organizaciones y creando las nuevas para demoler la vieja máquina estatal de los explotadores sin malgastar sus fuerzas, esfuerzos y recursos apoyando campañas politiqueras, sino destinándolos a preparar y organizar mejor el Paro General y la lucha en las calles contra todos los vejámenes a que los someten los capitalistas.
Ahora hay que prepararse para los próximos levantamientos populares que servirán al pueblo para avanzar a la conquista del poder político; para establecer un gobierno que garantice al pueblo: cese de las masacres y el asesinato de los dirigentes populares, castigo para los criminales y disolución de los destacamentos comprometidos en crímenes contra el pueblo; educación, salud y vivienda dignas y de calidad; empleo y subsidio a los desempleados; auxilio para los pequeños y medianos propietarios; respeto real para las minorías, niños y mujeres… En esto consiste luchar de VERDAD por el poder político para los de abajo, un objetivo que no se obtiene ayudando a los capitalistas desde el establo parlamentario o desde la presidencia y los ministerios burgueses.
Los mejores hijos de la clase obrera y el campesinado, los intelectuales revolucionarios y quienes de verdad están hastiados con la explotación y la opresión del régimen capitalista sobre el pueblo, están llamados a dirigir las luchas que se avecinan y la única forma de hacerlo con acierto es organizando el verdadero Partido político independiente de la clase obrera. Un partido no para la politiquería burguesa sino para contribuir a educar, organizar y dirigir a los millones que deben tomar el cielo por asalto y construir el mundo nuevo; un partido revolucionario que solo puede serlo si está guiado por la ciencia revolucionaria del marxismo leninismo maoísmo. Solo un partido así podrá realmente dirigir la lucha de todos los explotados y oprimidos, de todos los humillados y estrujados por el capitalismo imperialista, para destruir el Estado burgués, terrateniente y pro-imperialista, construir sobre sus ruinas el nuevo Estado de obreros y campesinos y continuar la revolución hasta abolir toda forma de opresión y explotación.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Diciembre 14 2021