El 18 de enero dijimos en el Editorial: “nuevamente a las masas trabajadoras se le presentan dos alternativas de cómo responder a la actual situación. Por un lado, están quienes llaman a depositar todas las esperanzas, en las elecciones del 2022, “castigando” a los actuales gobernantes eligiendo a candidatos “alternativos” —de “izquierda”, “centro izquierda” o “centro”— y si algunos se atreven a llamar a la lucha, solo lo hacen en el sentido de apoyar a uno u otro prospecto de candidato. Por otro lado, están los revolucionarios que llamamos a continuar este año con mayor contundencia la lucha que inició en noviembre del 2019, con plena confianza en que la movilización, la huelga, el paro, la protesta, el Paro General Indefinido, son ahora las formas de lucha directa más apropiadas para enfrentar la avalancha reaccionaria del régimen y arrancar por la fuerza las reivindicaciones inmediatas del pueblo colombiano”.
A los pocos días se confirmó lo dicho. Justo en el momento en que los Comités de Lucha unidos a otras fuerzas revolucionarias preparaban la jornada de protesta del 28 de enero, se reunió el Comité Nacional de Paro, el Partido Comunista Colombiano, una convergencia de varias organizaciones llamada Multilateral de fuerzas sociales y políticas, populares y de izquierda… siendo lo común de sus reuniones y declaraciones hablar de lucha, pero sobre todo, hacer cálculos para la próxima campaña electorera.
Los distintos pronunciamientos con algunas pequeñas variaciones, promueven la posición de colocar la mira en las elecciones del 2022, un camino totalmente contrario al de la lucha directa del pueblo que desde hace años el portal Revolución Obrera viene difundiendo, apoyando y convocando a transitarlo; lucha directa también acogida por organizaciones como los Comités de Lucha y el Bloque por el Paro General Indefinido surgido en respuesta a las direcciones conciliadoras de las centrales y al CNP, quienes siendo partidarios de la conciliación y las componendas con el gobierno y los empresarios a espaldas de las masas, se auto-nombraron “dirigentes” del paro del 21N del 2019 y de la rebeldía popular.
Los comunicados de las distintas organizaciones, tanto las defensoras de la lucha directa del pueblo, como las partidarias de la politiquería electoral, expresan el rechazo a la ineptidud del régimen, denuncian su carácter anti-obrero, anti-popular y criminal, detallan cifras importantes que confirman la necesidad de enfrentarlo y algunos politiqueros como el PCC llaman a la“¡Movilización permanente a la calle!”, la Multilateral a “preparar en el primer semestre del 2021 el paro nacional”, la CUT y la CGT a “continuar con la movilización”, y solo la CTC en cabeza de Morantes sí dice claramente “No podemos pensar sino en la movilización en redes sociales y algunas otras modalidades que se están revisando y estudiando, pero que movilización y protesta si habrá”, mientras el CNP reafirma “seguir siendo la dirección de la movilización, la dirección de la confrontación con todas estas políticas del gobierno”.
Aparentemente se podría concluir que coincidimos. Algunos obreros dirán que “se necesita la unidad pues estamos todos de acuerdo”. Lamentamos decirles compañeros que esa es la apariencia de una diferencia que se tiene desde hace muchos años, pero que se vio más claramente después del 21N. Si de verdad todas esas fuerzas de “izquierda” o de “oposición” tuvieran la intención de enfrentar al régimen, debieron respaldar jornadas de movilización como las del 21N, 16D y 28E, independientemente de quien las convocara, pues estaba y está en juego la situación económica y social del pueblo. Pero ni una sílaba al respecto. Y listo, aceptemos que algunos no quieren participar al lado de los Comités de Lucha, pero entonces ¿por qué no han convocado con fecha a la movilización? Han hablado de Encuentros y de Paro, pero ya sabemos cuáles son las jornadas a las que ellos llaman “paro”: caravanas y marchas sumisas que no se corresponden con una verdadera preparación y organización del Paro General Indefinido.
Pero además, como se decía en el Editorial del 18 de enero, las jornadas de lucha que convocarán las fuerzas politiqueras irán en el sentido de utilizarlas para la próxima campaña electoral:
• Claramente lo dice el PCC: “Convocamos a todas las fuerzas sociales y políticas democráticas y alternativas a generar una vigorosa convergencia social y política para confrontar las políticas capitalistas neoliberales del gobierno de Iván Duque, avanzar en la articulación de cara a la victoria electoral en 2022 con la conformación de listas unitarias para el Congreso de la República…”
• La CUT por su parte decidió vincularse a la campaña “Chao Duque” promovida por el politiquero Roy Barreras, centrando sus esfuerzos no en la lucha, sino en un inútil y distractor referendo revocatorio que ocupará a la central en conversaciones con los politiqueros de oposición, después en la recolección de firmas y posteriormente en dividir a los trabajadores alrededor de cual presidenciable es el mejor, por eso su circular del 26 no menciona siquiera la lucha:“Convocar reunión con nuestras subdirectivas, federaciones y sindicatos del orden nacional para que sean el motor de la campaña y pongan su infraestructura sindical en esta tarea (…) Convocar al conjunto del movimiento social y político para sumar en la tarea en todo el país…”
• Igualmente el presidente de la CTC lo expresa así: “La democracia implica participación de todo el pueblo colombiano y que cualquiera pueda llegar al Congreso sin necesidad de grandes sumas de dinero, sino con propuestas. Es necesario cambiar, no podemos seguir votando por las mismas personas que hasta este momento han oprimido al pueblo colombiano”; y la Multilateral también lo manifiesta: “promover una gran campaña de educación política para impedir que los partidos de derecha que sustentan a este gobierno, continúen con la intención de perpetuarse en el poder en las elecciones del 2022”.
Todo esto significa al final, que los defensores de la vía electoral no trabajarán seriamente por la preparación del Paro de la producción, por avanzar hacia el Paro General Indefinido con la movilización de los despedidos, desempleados, subempleados, los campesinos, los indígenas, los estudiantes, los profesores, en fin, todos los sectores de las masas afectadas por un régimen cada vez más déspota y sanguinario; pues todo el tiempo continuarán dividiendo y estarán desviando la lucha y sembrando la idea de que la solución está en votar para lograr mayorías en el Congreso y un presidente “alternativo” en el 2022, lo que objetivamente se convierte en una talanquera para el avance de la lucha de masas.
En oposición a ese camino de ilusiones y falsas promesas de politiqueros, en oposición a los dirigentes vendeobreros y conciliadores con los enemigos del pueblo, la jornada del 28E demostró que las masas quieren luchar, que es posible disputar la dirección del Paro al CNP, y que por tanto, el camino de la lucha directa del pueblo, puede y se debe imponer por el bien de la situación de las masas productoras del campo y la ciudad.
Los revolucionarios y comunistas estamos dispuestos a unirnos con quienes de verdad quieren enfrentar el régimen y conquistar las reivindicaciones económicas, sociales y políticas inmediatas del pueblo mediante el Paro General Indefinido; y por ello seguiremos insistiendo en la unidad para la lucha y trabajando sin pausa en la preparación y organización del Paro que frene con la lucha directa de las masas la arremetida de las clases dominantes y el imperialismo.
Esto obviamente exige de los dirigentes honestos, de los revolucionarios, de los comunistas una labor mucho más intensa, persistente y decidida para llevar a las masas la conciencia política de la necesidad de un enfrentamiento contundente que logre hacer retroceder al régimen y por qué no, que sea un paso firme en el avance hacia la insurrección contra la dictadura de los capitalistas.
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
2 de febrero de 2021
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