El 25 de noviembre es una fecha de gran importancia en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, siendo declarada como el «Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer» en 1981 durante un congreso de mujeres latinoamericanas en Bogotá, y luego adoptada por la ONU en 1999.
Esta conmemoración surge como parte de rememorar el asesinato de las hermanas Mirabal, tres valientes activistas que lucharon contra la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Este 25N, se cumplen 64 años de este vil asesinato y fue precisamente en honor a la tenacidad de Minerva, Patria y María Teresa Mirabal —Las Mariposas, como eran llamadas— que se configuró el 25N, día en el que estas heroínas, luego de estar secuestradas fueron golpeadas y estranguladas en un camino rural. Sus cuerpos sin vida fueron encontrados en su vehículo, el cual fue abandonado simulado el asesinato como un accidente.
Un acto criminal y despreciable que demostró la represión del régimen de Trujillo hacia quienes se opusieron a su gobierno. Pero este suceso, este vil asesinato de las hermanas Mirabal se configuró en un símbolo de lucha contra la opresión y la violencia hacia las mujeres en República Dominicana y en todo el mundo.
De ahí que el 25N además de recordar a las hermanas Mirabal, es un llamado a la unidad y acción para combatir la violencia contra la mujer, exigir los derechos laborales, económicos, sociales y políticos de las mujeres, y sobre todo, para elevar el nivel de conciencia sobre la situación crítica que ellas enfrentan en la sociedad. Así, este día de acción, de movilización, de protesta y lucha ha logrado ser más visible, pero para detener la violencia que de todo tipo se ejerce contra las mujeres, es necesaria la conciencia acompañada de organización para combatir las raíces de la opresión y explotación de las mujeres, destacando a la vez que la lucha por la eliminación de la violencia está intrínsecamente ligada a la lucha por la emancipación de la mujer como parte de la emancipación de la clase obrera.
Esta consigna certera y vigente se configura —si se quiere— en una necesidad, máxime cuando en la época del capitalismo imperialista resurgen los peores monstruos de la sociedad, que han centrado su ataque en las mujeres y la niñez; los casos y cifras nos estremecen, solo en 2024 en Colombia según el Instituto Nacional de Salud (INS) el 76.6% de los casos de violencia de género son contra las mujeres y los niños. El Observatorio Feminicidios Colombia registra 671 feminicidios entre enero y septiembre de 2024, sin contar los ocurridos en octubre; una cifra escandalosa que, según el Observatorio, es la cifra más alta en los últimos seis años; es decir 2024 para las mujeres y niños en Colombia, es nefasto y luctuoso.
A ello se suman las recientes cifras de la Procuraduría, donde se anuncia que en cuanto al acoso laboral, que afecta principalmente a las mujeres, entre 2021 y el 30 de septiembre de 2024, se han proferido 113 pliegos por acoso laboral y se han producido 69 fallos, de los cuales 32 han sido sancionatorios. Y eso no es todo, respecto a las cifras de acoso estas «…evidencian la necesidad de fortalecer las acciones en contra de estos delitos que afectan, en su mayoría, a las mujeres, ya que de acuerdo con el Observatorio Nacional de Salud (ONS), en 2024 se han registrado 3.956 casos de acoso sexual, 9.798 de actos sexuales abusivos, 10.089 de acceso carnal y 4.909 de otras formas de violencia sexual».
Pero además de las cifras de violencia, se suma el nivel de superexplotación, el desempleo, la utilización de las mujeres como botín de guerra, la prostitución, la trata de personas, la miseria, la revictimización y un sinfín de situaciones que someten a la mujer a un verdadero infierno que pareciera no terminar.
Y si miramos alrededor, la realidad no es tampoco alentadora, la muestra es la situación de nuestras hermanas en Palestina, donde al cumplirse un año de la escalada del genocidio sionista israelí, se cuentan 41.909 muertes, de las cuales más del 40% son mujeres y casi el 30% son niños, es decir aproximadamente el 70% de la población asesinada son mujeres y niños, a quienes el Estado sionista de Israel dirige directamente sus bombas y misiles para garantizar el exterminio del pueblo palestino.
De ahí que este 25N debe ser un paso más hacia la organización de las mujeres, para luchar por todo: sus derechos y su libertad. Porque la violencia, la desigualdad y los feminicidios no pueden seguir siendo simples cifras para ilustrar la gravedad del problema, hay que actuar ya, organizar los comités de mujeres para rechazar la violencia contra la mujer, detener maltratos, violaciones o feminicidios, entre otras agresiones; pero no simplemente rechazarlos, sino luchar contra esa violencia, que el capitalismo imperialista perpetúa. Sí compañeras, comités de mujeres que sean la base de un gran Movimiento Femenino Revolucionario, que difunda y conquiste la Plataforma de Lucha propuesta para el MFR con su beligerancia, rebeldía, ímpetu y autonomía; comités de mujeres que actúen de inmediato ante cualquier acto de violencia, ante despidos injustificados y falta de oportunidades para las mujeres, que denuncien a los acosadores en los puestos de trabajo, que rechacen la superexplotación y que se diferencien de aquel feminismo que pretende reducir los problemas de la mujer a las diferencias con los hombres.
Este 25N las mujeres serán las protagonistas de la movilización, la denuncia y el rechazo a la terrible situación que enfrentan las mujeres en Colombia y en el mundo; este 25N es también una nueva oportunidad para fundir con el movimiento femenino la Plataforma del MFR y llamarlas a organizar el Movimiento Revolucionario de las Mujeres que levante la bandera de la emancipación de la mujer como parte de la lucha general contra el capitalismo imperialista.
Un Movimiento Revolucionario de las Mujeres, basado en unos principios y una plataforma de lucha que no se preste para desviar a las mujeres en la lucha contra el enemigo principal.
Un movimiento que trabaje junto a los desposeídos contra el enemigo que no solo tiene el poder político y de las armas, sino que además tiene la dominación ideológica.
Un movimiento que a la vez desarrolle la lucha contra la ideología burguesa que promueve la idea de que las mujeres son mercancía y propiedad de los hombres.
Un movimiento revolucionario que eduque a hombres y mujeres respecto al papel de estas en la transformación de la sociedad.
Un Movimiento Revolucionario de las Mujeres que marche de la mano con el Partido de la clase obrera, donde las mujeres sean dirigentes en todos los aspectos, destacando sus capacidades en todos los terrenos, y donde puedan desplegar su iniciativa creadora sin ser objeto de burlas o juzgadas.
Un Movimiento Revolucionario de las Mujeres dispuestas a cargar sobre sus hombros la edificación de una nueva sociedad donde puedan gozar libremente de sus derechos.