¡El capitalismo está en crisis, no es algo nuevo! Las clases reaccionarias quieren engañar al pueblo afirmando en diferentes medios de comunicación que es gracias al Covid-19 que creció el desempleo, la hambruna, el colapso del negocio de la salud… el capitalismo tuvo su última gran crisis en el 2008 y no ha podido levantar cabeza, lo único que esta pandemia ha hecho es exacerbar la situación de miseria que viven las masas populares en todo el mundo. Muestra de ello, es que en un día normal bajo este moribundo sistema, 820 millones de personas sufren hambruna crónica, y de esos, 113 millones tienen riesgo para sus vidas, mientras los campesinos tienen stock de alimentos que no pueden comercializar en las ciudades debido a los altos precios de transporte, insumos, entre otros, ante los ojos de los Estados que privilegian las grandes empresas facilitándoles su comercialización, y permitiendo a los especuladores hacer su agosto; llevando a que muchos alimentos se pierdan.
¡La crisis capitalista ya la vienen descargando sobre el lomo de la clase obrera desde hace años! Lo único que van a hacer es utilizar la propagación del Covid-19 para nuevamente llamar a los obreros y sus familias a que se «aprieten el cinturón» mientras los capitalistas arremeten con recortes presupuestales a la salud, a la educación, a la investigación, al arte y a los programas sociales, para que los banqueros, industriales, grandes comerciantes y terratenientes, sean beneficiados con exenciones tributarias y «planes de salvamento», mientras la pequeña burguesía del campo y la ciudad se arruina y los pobres mueren de hambre y enfermedades curables, como viene sucediendo sistemáticamente en Colombia con el dengue, por ejemplo.
No es gratuito que el régimen uribista haya solicitado 11 mil millones de dólares al FMI, para paliar la crisis que se va a intensificar en el sector financiero, como lo justificó el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla. Y no sería raro por ejemplo, que los gobiernos de América Latina y el Caribe, empiecen a recortar los programas de alimentación escolar a 85 millones de niños que dependen de estos programas dentro de los cuales, 10 millones basan su alimentación diaria en dichos refrigerios, mientras en Colombia el régimen uribista decreta ayudas económicas a la burguesía y autoriza las masacres laborales vía express.
¡La crisis por sobreproducción de mercancías es cíclica en el capitalismo, la causada por el Covid-19 profundiza las grietas del sistema! El dólar por la nubes, las bolsas en crisis y los precios mundiales del barril de petróleo por el piso, debido a una sobre oferta del crudo a causa de una fuerte reducción de su consumo en la industria mundial y que con la pandemia se profundizó, hace que los obreros petroleros se vean afectados con despidos masivos como los de 5000 obreros en el Meta, por ejemplo. Esta situación no es nueva, pues si se compara el porcentaje amañado oficial de desempleo en enero de 2019, que se ubicó en 12,8%, frente al 13% de enero de 2020, no hay un cambio significativo. Eso sin contar el tal «subempleo» que en la práctica son desempleados que venden cualquier chuchería para sobrevivir. Por lo tanto, el desempleo generalizado es un problema que el capitalismo no puede resolver y que la pandemia está exacerbando.
¡La única respuesta del Estado burgués-terrateniente serán migajas para unos pocos y la bota militar contra el pueblo! El mafioso régimen uribista que hoy administra los negocios de la burguesía, usará los medios prepago de comunicación que se encuentran a su servicio, para inflar las mentirosas cifras de entregas de ayudas a las familias más pobres, que apenas sirven para solucionar el hambre por unos días. A esto se suma las plataformas digitales del régimen, en las cuales los más pobres del país ingresan su número de identificación, para encontrarse que no han sido beneficiados con algún subsidio.
Si el pueblo agudiza la rebelión violenta para exigir sus derechos, la policía, las fuerzas militares y para-estatales ejecutarán la violencia organizada del Estado en su contra, pues esa es una política, un accionar que el régimen no dudará en usar. Esa situación ya se viene presentando, es lamentable el asesinato sistemático de los líderes populares que no ha cesado ni antes, ni durante el aislamiento obligatorio. El ESMAD acompaña -para reprimir- cada manifestación de los obreros y vendedores del rebusque que salen a protestar ante la imposibilidad de conseguir su sustento diario, que les permita llevar algo de comer a sus hogares.
Bien diría Mao Tse Tung: «El imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel» y qué bien que se aplica esta verdad hoy en día. Las clases enemigas al proletariado son tigres que se muestran los dientes como parte de los preparativos de una guerra mundial interimperialista, para destruir medios de producción, mercancías acumuladas y fuerza de trabajo que los obligue a comenzar de nuevo el ciclo del capital, lo que les permitiría paliar su crisis mundial económica. Pero son de papel, porque ante una pandemia, como la del Covid-19, no son capaces y no les interesa proteger a sus esclavos asalariados que les generan multimillonarias ganancias en diferentes ramas de la producción, así manifiesten pública e hipócritamente lo contrario. Son de papel, porque teniendo en su poder las fuerzas productivas más avanzadas para desarrollar medicamentos, vacunas, mascarillas, respiradores y camas entre otros insumos médicos para toda la sociedad, no resuelven la contradicción entre una producción cada vez más social y una apropiación cada vez más privada, para superar esta pandemia al igual que las hambrunas, enfermedades o el desempleo. A pesar de que son tigres capaces de cometer los más terribles crímenes contra el pueblo, son de papel y pueden ser vencidos por la revolución violenta del pueblo unido y organizado.
Las condiciones son magníficas para difundir la Plataforma para enfrentar el Covid-19 impulsada por el Portal Digital Revolución Obrera, para encontrar fuerzas aliadas que ayuden a empujarla y para imponérsela al Estado de los ricos, por ser ajustada a la realidad y una manera para que el pueblo salga de esta contingencia con la menor cantidad de bajas posibles.