En días pasados el Comité de Dirección de la Unión Obrera Comunista (mlm) realizó su II Reunión Plenaria de la XIV Asamblea, en la que examinó los cambios en la situación actual, cuyas conclusiones damos a conocer al movimiento obrero en el presente documento.
Aunque en agosto la XIV Asamblea había realizado ese análisis, los rápidos cambios en una situación como la actual, exigen de su examen permanente para ajustar la actuación de los comunistas y revolucionarios. Tal fue el legado de Lenin para quien el análisis concreto de la situación concreta, era el alma viva del marxismo. Por eso el documento presente hace parte de la valoración de la situación mundial y nacional del 2022 y del análisis de las perspectivas desde el punto de vista económico, social y político para el 2023. Un nuevo año que será de confrontaciones, dada la extrema agudización de las contradicciones del capitalismo imperialista moribundo. Un nuevo año de lucha para la clase obrera, obligada a impedir que los explotadores sigan descargando todo el peso de la crisis del sistema sobre sus hombros.
Es una situación objetiva favorable para el avance de las fuerzas de la revolución, porque los capitalistas solo pueden recurrir a aumentar la superexplotación e intensificar la lucha entre sí, para darle oxígeno a su sistema en bancarrota y descomposición. Para ello tienen que recurrir a la fuerza de su Estado, no importa qué régimen o personajes estén en el gobierno, bien sean gobiernos abiertamente reaccionarios y de derecha, o como en el caso de Colombia, donde el gobierno de “izquierda” reformista, siembra la idea de la conciliación y la paz total con los enemigos del pueblo para llevar a cabo el plan burgués imperialista.
Frente a ese panorama la Unión Obrera Comunista (mlm), llama a todos los obreros conscientes, a la intelectualidad revolucionaria a actuar con mayor audacia, combatiendo fieramente las posiciones oportunistas de paz y conciliación a nombre del comunismo, a difundir de todas las formas posibles las ideas socialistas, el programa socialista y la táctica revolucionaria entre las masas luchadoras de obreros y campesinos. Y llama a avanzar en la preparación del Congreso que dé vida al Partido de la clase obrera y, en particular a los amigos, lectores y seguidores del portal Revolución Obrera a vincularse a esta urgente tarea haciendo parte de la UOC (mlm), pues sin organización, sin Partido no hay revolución.
La Unión Obrera Comunista (mlm) saluda al proletariado que, pese a los canticos de conciliación, persiste en la lucha contra los enemigos de clase mediante la movilización y la huelga; saluda a los hermanos campesinos que siguen resistiendo la ruina y la violencia por parte de fuerzas legales e ilegales que defienden y disfrutan del negocio de la coca; saluda al abnegado pueblo que, por culpa del sistema se ve obligado a ubicarse en lugares no aptos para vivir y enfrentó con dignidad la terrible ola invernal este año y el desplazamiento violento por parte de gobiernos locales; saluda a los luchadores que aún siguen en la cárcel y a quienes salieron de forma temporal, para que no se rindan ante los cantos de sirena de la mentirosa paz, persistiendo en la lucha, sabiendo que la clase obrera y el pueblo seguirán en las calles exigiendo al Estado su liberación sin condiciones.
Por nuestra parte seguiremos firmes y con mayor brío en el 2023. Como comunistas sabemos que el capitalismo imperialista morirá y no descansaremos hasta que sea enterrado por la revolución proletaria mundial y la sociedad avance al paraíso bello de la humanidad.
Sin que durante los meses de octubre y noviembre de 2022 hayan sucedido grandes cambios cualitativos o saltos en la situación internacional y nacional que obliguen a cambiar la táctica o realizar un viraje táctico, los pequeños pero numerosos cambios en la situación, deben ser examinados para comprender a fondo las tendencias ya conocidas del capitalismo imperialista en la actualidad, de sus contradicciones mundiales y principalmente del siempre activo y poderoso motor de la historia, la lucha de clases, pues estas condiciones objetivas son la base material de la actuación política de los comunistas en su papel de llevar las ideas socialistas al proletariado, organizar y dirigir su lucha de clase a la vanguardia de las masas trabajadoras.
I. DIVERSAS CRISIS ACTUALES DEL SISTEMA IMPERIALISTA MUNDIAL Y SUS MANIFESTACIONES EN COLOMBIA.
En el pasado mes de agosto, la XIV Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm), puntualizó en su Resolución sobre la situación actual y la táctica de los comunistas: La agudización de la crisis económica lleva consigo la exacerbación de todas las contradicciones del capitalismo imperialista, especialmente la lucha de clases y la contradicción entre la burguesía y el proletariado en la arena mundial. De ahí, que la situación de la crisis económica sea base para examinar la situación actual en general.
Prosigue la crisis económica iniciada en el 2008 y su profundización es la tendencia inmediata para el 2023.
Las previsiones de todas las instituciones financieras imperialistas, coinciden en que el próximo año será de “recesión mundial” o al menos de “desaceleración de la economía mundial”, lo que, en términos de la economía política marxista, significa que la crisis tendrá una nueva caída —similar a la inducida por el inicio de la pandemia en 2020— a escala mundial, donde la superproducción relativa, el aumento de las tasas de interés del capital financiero mundial, los impedimentos al comercio mundial, los bloqueos a empresas monopolistas extranjeras en aras de frenar la inflación 1
, el aumento monopolista de los precios de la energía, de los alimentos y en general de los productos de primera necesidad indican que, contrario a lo esperado en un estancamiento económico mundial, se mantendrá alta la inflación . Se considera que la reciente quiebra de la plataforma de criptomonedas FTX, causó una crisis de desconfianza en ese sector2
, similar al efecto del colapso en 2008 del banco Lehman Brothers en el sector financiero tradicional, y que bien puede ser hoy el anuncio de peores debacles en el 2023.
Las contradicciones inter-imperialistas han generado sanciones económicas recíprocas entre los imperialistas de la OTAN y los de China y Rusia, así como medidas anti-inflación en EU que afectan las economías de sus aliados en la UE por las restricciones comerciales y la especulación estadounidense con los precios del gas licuado. La perspectiva económica mundial indica un empeoramiento de las inevitables quiebras y cierres de empresas, depresión en ramas enteras de la economía y la posibilidad de colapso, quiebras o endeudamiento impagable de la economía de algunos países. Tal perspectiva es determinada tanto, por un mayor antagonismo en la contradicción fundamental del sistema imperialista mundial entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación —verdadera causa profunda de la crisis económica mundial y ley objetiva del necesario tránsito económico de la antesala imperialista a la sociedad socialista, ante la cual son impotentes las políticas económicas de la burguesía imperialista— como, por la alocada anarquía de la producción imperialista 3
.
Colombia, país capitalista oprimido, revela en su economía la crisis económica del capitalismo mundial, con el particular cambio de haber crecido en el tercer trimestre pero dentro de la tendencia mundial de aumento de la inflación, y hacia un drástico decrecimiento en el 2023 manteniendo una tasa alta de desempleo 4
, disparando el trabajo informal principalmente en las “ventas ambulantes” donde se refugia la mayor parte de los migrantes venezolanos e impuestas por la fuerza de su peso social 5
, en el espacio público de todas las ciudades y pueblos. Por el carácter semi-colonial de la sociedad colombiana, oprimida y explotada por el imperialismo, las consecuencias de la crisis recaen con mayor dureza en las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, soportando con los demás países oprimidos, el mayor peso de la crisis que principalmente golpea al proletariado.
La profundización de la crisis económica agiganta la crisis social mundial.
La burguesía mundial a través de sus regímenes gobernantes, de los grandes conglomerados monopolistas y de las instituciones imperialistas que centralizan el poder del capital financiero, descarga el principal peso económico de la crisis sobre la sociedad trabajadora mundial. El mayor damnificado es el proletariado de los países oprimidos y también de los países imperialistas, víctima directa de los despidos masivos y cierres de empresas, de la depreciación del salario por la competencia derivada del incremento del ejército industrial de reserva acrecentado por las migraciones internas e internacionales, por las medidas políticas laborales de choque anticrisis, por la necesidad de la burguesía mundial de contrarrestar la tendencia decreciente de la cuota de ganancia, por el aumento generalizado de los precios de las mercancías de primera necesidad, por la debilidad y errónea dirección de su movimiento sindical y de la lucha de resistencia económica contra la explotación capitalista. A su vez, el proletariado, componente cuantitativo mayoritario de la sociedad en general y de las masas trabajadoras en particular, comparte con ellas las consecuencias sociales generales de la crisis económica: hoy cuando la crisis económica en buena parte es una crisis por superproducción relativa de alimentos, la sociedad sufre hambre en la forma de una crisis alimentaria mundial 6
, desempleo, sub-empleo, miseria generalizada, segregación, xenofobia, ruina por los desastres naturales, muerte por la pandemia, epidemias, enfermedades curables, guerras injustas… donde son las mujeres, niños y ancianos quienes peor sufren tales consecuencias y la discriminación social sistémica capitalista. Todo esto significa que se agiganta la crisis social mundial, soportando el peso de las demás y peores lacras del sistema: delincuencia, drogadicción, indigencia, prostitución, trata de personas…
En Colombia a pesar del leve crecimiento económico, no solo persisten sino que empeoran los males característicos de la actual crisis social, comprobándose que sin importar los vaivenes de la economía hacia arriba o hacia abajo, siempre salen perjudicadas las masas trabajadoras. Hoy la crisis social se tornó más desastrosa para el pueblo colombiano, golpeado principalmente en los últimos meses por el vertiginoso aumento de precios en las mercancías que componen la canasta de las familias trabajadoras, por las inundaciones, derrumbes, avalanchas a causa del crudo invierno, que se han configurado en una verdadera tragedia nacional con pérdida de vidas, viviendas, cultivos y medios de trabajo, para las masas trabajadoras más pobres de la ciudad y del campo, que por la desigualdad social habitan frágiles viviendas en barrios de invasión, sitios de ladera, a orillas de ciénagas y ríos. La debilidad de la lucha de resistencia de la clase obrera víctima de una errónea dirección, facilita que en la crisis social crezca la amenaza latente a la degradación física, moral e incluso mental.
En las actuales condiciones, cuando se prevé para el 2023 una fuerte caída en la crisis económica del capitalismo coadyuvando a empeorar la crisis social, en el mundo y en Colombia sobre todo el flagelo del hambre será el mayor azote de los trabajadores.
La crisis sanitaria empeorada por la pandemia sigue sin resolverse y endurece la crisis social mundial.
Aunque ha descendido la curva mundial de muerte y contagios por el coronavirus, no ha sido vencida la pandemia y sigue causando muerte en varios países, al tiempo que a las condiciones creadas por la desmedida destrucción imperialista de la naturaleza, propicias para la evolución de virus infecciosos transformados en pandemias, epidemias y el resurgir de enfermedades que ya habían sido erradicadas, se suman de una parte, la desastrosa situación de la salud pública transformada en un rentable negocio privado excluyente para los más pobres, y de otra, las denuncias producto de las contradicciones inter-imperialistas que señalan evidencias de manipulación de los virus en laboratorios, para producir variantes más contagiosas, ya no solo en favor de los intereses económicos monopólicos de la industria farmacéutica, sino como armas biológicas en preparación para una nueva guerra mundial.
En Colombia, el rigor del prolongado invierno y la ausencia de verdaderas medidas preventivas en salud que siguen siendo apenas promesas del Gobierno reformista, hacen prever una confluencia de enfermedades respiratorias infecciosas, con nuevas variantes del covid-19, el adenovirus, la influenza, sincitial, más el peligro de que la común Infección Respiratoria Aguda IRA se convierta en epidemia entre la niñez de las masas populares, sobre todo en la población más afectada por el flagelo del hambre y condiciones insalubres, propicias para que prosperen las epidemias.
El calentamiento global es hoy la manifestación más visible de la destrucción imperialista de la naturaleza.
El peligro principal de este estrago del sistema, es que su nivel ya en límites de ser irreversible, representa una cercana amenaza para la vida en el planeta. Pero en lo inmediato, es el catalizador de lluvias torrenciales junto con sequías y olas insoportables de calor, que castigan trágicamente a las masas trabajadoras de países imperialistas y países oprimidos como Colombia donde la temporada invernal, por las terribles condiciones económicas de las masas trabajadoras, se transformó en desastre y ruina para poblaciones enteras a nivel nacional. Tragedias ante las cuales, las instituciones imperialistas vierten lágrimas de cocodrilo y firman compromisos en papel mojado, impotentes por las leyes económicas del sistema para remediar sus casusas primarias, e incapaces de impedir que la crisis medioambiental agigante la crisis social y potencie la inevitable avalancha social que barrerá este sistema depredador. Las medidas prácticas para contrarrestar el calentamiento global, hoy presionadas más por el ecologismo reformista que por el movimiento revolucionario, son aceptables para sectores burgueses monopolistas, que como el Rey Midas de Frigia, todo lo convierten en oro, en ganancia que terminará siendo el interés de clase y objetivo principal de tales proyectos, no las necesidades reales de la sociedad.
Es el caso de Colombia donde el capital financiero de los jeques petroleros de Emiratos Árabes que en los últimos años han entrado a disputar negocios tales como la explotación del subsuelo aurífero en el Páramo de Santurbán, también hoy representados por los grupos monopolistas International Holding Company (IHC), Abu Dhabi Developmental Holding Company (ADQ), Abu Dhabi Investment Authority (ADIA) y Alpha Dhabi Holding, tramitan con el Gobierno reformista, licencia para explotar el negocio de los alimentos y de las energías limpias.
II. CONTRADICCIONES MUNDIALES DEL SISTEMA IMPERIALISTA
Avanza peligrosamente la preparación de una nueva guerra mundial imperialista.
Las contradicciones mundiales que más directamente expresan lucha por intereses de clases contrarios y excluyentes son las de mayor peso social: entre los países imperialistas y los oprimidos, y entre la burguesía y el proletariado. Ésta última en calidad de actual contradicción principal mundial, se ve fortalecida materialmente por la tendencia a la profundización de la crisis económica que conlleva una mayor superexplotación y proletarización de la sociedad. Pero, ese mismo devenir de la crisis económica, sigue siendo la causa de fondo de los preparativos para otra guerra mundial imperialista, que de iniciarse, transformaría la contradicción inter-imperialista en la contradicción principal mundial. En el contexto de tal preparación, la mayor agudeza de las contradicciones inter-imperialistas en el terreno militar, se concreta hoy principalmente en la guerra en Ucrania, donde el imperialismo ruso decidió ocupar y anexionar los territorios ucranianos de nacionalidad rusa como punta de lanza para contener el despliegue en ese país limítrofe de armas estratégicas de la OTAN, a la vez que éste pacto militar imperialista aceptó participar en esa nueva guerra sin despliegue de grandes ejércitos, sino apoyado en el títere régimen neonazi de Ucrania utilizando a ese país capitalista semi-colonial, como “un polígono para la guerra grande” en las propias palabras de sus generales, para quemar viejas armas y ensayar nuevas, para experimentar directamente la dirección táctica en una guerra donde, por ahora a excepción de las armas nucleares tácticas y estratégicas, se están probando las avanzadas convencionales, así como las técnicas para librar la guerra utilizando satélites, drones y misiles hipersónicos de alta precisión. Una guerra donde de lado y lado, ya han sacrificado buena parte de la “carne de cañón” disponible proveniente de los pueblos de Ucrania y de Rusia, y cada vez, las tropas las componen principalmente soldados profesionales en calidad de mercenarios contratados por grandes empresas privadas especializadas en librar guerras de rapiña.
Los preparativos para la guerra mundial, son el telón de fondo de las contradicciones inter-imperialistas en el terreno económico, entre los imperialistas de occidente más Japón con la Federación Rusa 7
, del imperialismo yanqui con los imperialistas de Europa, y hoy especialmente concentradas en la pugna de los imperialistas de occidente encabezados por EU con el imperialismo chino por la exportación de capital financiero, por el dominio del mercado mundial, el saqueo de los países oprimidos y la explotación de la fuerza de trabajo en todo el planeta.
Tras el alarde armado del poder imperialista de EU, se oculta la tendencia a la declinación de su dominio hegemónico mundial; mientras que la política aparentemente pacifista y conciliadora de la imperialista China, es la envoltura de su ascenso en pugna por el dominio como potencia económica mundial, y de sus planes quinquenales para disputar la supremacía de la imperialista Rusia en el terreno militar. Las mutuas sanciones económicas por la invasión rusa de Ucrania, han presionado la conformación de dos bloques económicos imperialistas, donde los contendores del imperialismo yanqui, se han apoyado en el BRICS para expandir el comercio entre sus integrantes y aspirantes como Irán, Argentina y Argelia, e incursionar en el desafío de desconocer el dólar como principal divisa de cambio. La guerra en Ucrania ha comprobado la tendencia imperialista a la reacción política, manifiesta en el afloramiento oficial de ideas y políticas del nazi-fascismo en todos los países imperialistas, pero muy pronunciadamente en la “culta y democrática” Europa, y también mimetizados en la Federación Rusa tras un acendrado nacionalismo anti-nazi occidental. La guerra en Ucrania continúa siendo una mecha adecuada para prender la guerra directa entre las potencias imperialistas, que bien puede encontrar condiciones económicas justificables en la recaída de la crisis mundial prevista para el 2023.
En Colombia el Gobierno reformista del Pacto Histórico, disminuyó las tensiones guerreristas con Venezuela, pero de hecho dejó vigentes los anteriores compromisos del Estado colombiano con la OTAN; así como también ha dejado inmodificable la existencia de las siete bases militares del imperialismo yanqui, admitida por la prosternación lacaya uribista. Frente a la guerra en Ucrania, el Gobierno de Petro ha sido un resbaladizo amigo de la solución diplomática, para mantener el beneplácito de los bandos imperialistas.
III. GOBIERNO REFORMISTA DE PETRO EN COLOMBIA
El Gobierno de Petro está centrado en salvar su pacto con los capitalistas, dejando en vilo sus promesas populares de campaña electoral.
Tal como se había previsto en la posición de la Unión Obrera Comunista (mlm) frente al nuevo Gobierno, éste se debate entre la presión de los capitalistas nacionales e imperialistas, y las exigencias del pueblo trabajador para que dé cumplimiento a las promesas electorales. Ante este dilema, el Gobierno, fiel a su programa económico de “desarrollo del capitalismo”, y político de “paz social”, en los primeros cuatro meses de mandato, se ha centrado en condescender con los capitalistas, inicialmente compartiendo con los partidos burgueses los cargos burocráticos del ejecutivo y de las instituciones cuyos funcionarios dependen del nombramiento directo desde el Gobierno, esto es, dando participación directa a los representantes políticos de los capitalistas, en el poder sobre el presupuesto nacional —léase el poder para la corrupción y la politiquería— con luz verde a las reformas que respaldan ese presupuesto (la tributaria) y los privilegios del aparato burocrático del Estado (la política), más otros beneficios ya no como reformas sino con el carácter de acuerdos del Gobierno (con Fedegan para comprarle tierras expropiadas por la mafia, y con el Gobierno de Venezuela para reestablecer relaciones y abrir la frontera), mientras que aplazó las reformas que prometió directamente en favor del pueblo (la de salud y laboral), las cuales también serán sometidas a la concertación con los dueños del capital, pues es un hecho que ante cualquier leve alusión a medidas o reformas que afecten las ganancias de algunos sectores de empresarios (carácter de las EPS, transición energética…), éstos y sus representantes políticos, con la resonancia de los grandes medios de comunicación, bloquean, demandan, reclaman, protestan, apelan a la censura política e incluso, a la movilización callejera y amenazas de paros patronales…
Desde el comienzo del período de gobierno, Petro lanzó la política de “paz total”, de paz con los enemigos del pueblo, política que sirve al propósito reaccionario de desarmar los ánimos rebeldes de las masas, adormeciéndolas con cánticos a la paz e ilusiones constitucionales para alcanzarla, lo cual logra engañar a sectores del pueblo lacerados por la guerra y cansados de tanta muerte. En el empeño de demostrar que sí es posible la “paz total” el Gobierno reformista se ha dedicado a blanquear el rostro represivo estatal, introduciendo algunos cambios externos o reglamentarios en la apariencia de las fuerzas armadas reaccionarias, sin alterar en lo más mínimo su carácter de pilar central del Estado, de fuerza letal de las clases dominantes. Así mismo, como parte de la misma política, dio apertura a las conversaciones con los grupos armados, y aunque esencialmente todos son hoy ejércitos mercenarios al servicio de las mafias, le dio el beneficio al ELN de considerarlo un grupo armado político insurgente, dando inició formalmente a un nuevo proceso de paz.
Si bien, es muy probable que se repita en lo fundamental la experiencia del proceso de paz con las Farc (privilegios para los comandantes, persecución y muerte para los soldados de base, fraccionamiento posterior por los intereses económicos de la guerra, y continuación de la guerra contra el pueblo), lo más importante es no olvidar que en la historia de los procesos de paz con los gobiernos de la dictadura de los explotadores, el desarme de los brazos insurgentes es apenas un manto para ocultar el verdadero y venenoso contenido del pacifismo burgués: infundir en las masas populares el rechazo a la lucha armada en general, argumentado en la degeneración de la actual lucha guerrillera; sembrar ilusiones en que se puede cambiar la terrible situación que viven los trabajadores en este sistema sin necesidad de la violencia armada; reforzar la mentira de la caducidad de la lucha armada como medio para la emancipación de los oprimidos y explotados; imponer en la conciencia del pueblo la aceptación de que el monopolio de las armas solo pertenece a las fuerzas del Estado cuya violencia reaccionaria es legítima para mantener el “orden social”, el orden de la explotación, el orden de la subyugación social a los parásitos dueños del capital.
La “paz total” es un engaño total a los trabajadores; solo sirve a la preservación de la dictadura de los capitalistas para quienes la paz es guerra contra el pueblo; es una maniobra política para embaucar a las masas trabajadoras del campo y la ciudad, a la clase obrera y a sus organizaciones de masas sindicales, a las bases del ELN… quienes sí pueden evitar caer en esa ya conocida trampa, rechazando todo apoyo y compromiso con el pacifismo reformista del Gobierno; ¡no al pacifismo burgués! el pueblo necesita organizar milicias obreras, campesinas, populares…, necesita prepararse militarmente para los próximos levantamientos.
El Estado, no fue ni es el fruto de la “paz social”, sino de la división de la sociedad en clases antagónicas; el Estado es hoy el órgano de la dictadura de clase de los capitalistas, el órgano de la violencia reaccionaria de los explotadores, su baluarte político militar que debe ser destruido por la violencia revolucionaria del pueblo armado, condición indispensable para instaurar el nuevo Estado de los obreros y campesinos, un nuevo poder capaz de suprimir para siempre toda forma de explotación del trabajo ajeno.
Ni el bombo de la “paz total”, ni el barniz que disimula el carácter criminal de las fuerzas represivas, ni las conversaciones de paz, han modificado mínimamente la situación de la guerra contra el pueblo, porque no tocan las causas económicas de la guerra; ni siquiera el discurso contra la política imperialista de prohibición y represión a la industria de los sicotrópicos, pues aún, si triunfara la propuesta de legalización, este no es un problema exclusivamente nacional, sino social mundial, donde una cortapisa en algunos países no incide en la extraordinaria rentabilidad del negocio. Contrario a la prédica de pacificación total, continúa la guerra contra el pueblo y sigue dejando a su paso asesinatos, desapariciones, confinamientos, desplazados 8
. No obstante el somnífero pacifista inoculado por el Gobierno de Petro para aplacar la lucha de clases como parte de su pacto con los capitalistas, en los hechos la gente es despertada por el hambre, el garrote, el plomo que recibe a diario, lo cual debilita el apoyo popular ganado en elecciones; al interior del ELN existen diferencias atizadas por la misma influencia que tienen en sectores obreros críticos y desconfiados en la paz de los ricos; contra los intentos gobiernistas de institucionalizar o cooptar el apoyo del movimiento de masas, crece el desencanto frente a los desplantes recibidos; no es absoluto el respaldo al pacifismo ni al Gobierno reformista pues los graves y nuevos problemas de la crisis social incentivan los ánimos de retornar a la movilización callejera, en una situación donde se entrevera el estancamiento por acción del reformismo gobernante, con los impulsos de la forzosa lucha de clases; y cuando más difíciles condiciones para el pueblo se anuncian para el próximo año 2023, será inevitable la recuperación del movimiento y su marcha hacia nuevos levantamientos sociales.
En esta época de concertación obrero-patronal del salario mínimo, el Gobierno del Pacto Histórico ni siquiera puede usar en favor de ganar apoyo entre la clase obrera, la depreciación del salario, porque su compromiso con los capitalistas de no afectarles las ganancias y su reverencia al mandato constitucional protector de la explotación asalariada, deja entrever que como cualquier otro gobierno burgués, respetará la acostumbrada rebaja de los salarios aplicando solo los criterios técnicos de todas las negociaciones concertadas entre vende-obreros, gobierno y empresarios 9
, donde solo el desenfrenado aumento de la inflación, indica que pactarán por encima del 10,07% decretado hace un año, dando la sensación de una dádiva del nuevo gobierno reformista, pero será una sensación que no podrá esconder el alma podrida y anti-obrera del reformismo y del oportunismo, ahora como gobernantes, y será otra evidencia del poder real de los capitalistas en el nuevo Gobierno.
El Gobierno del Pacto Histórico en estos escasos cuatro meses, ha sido aceptable en general para las clases dominantes, y así lo manifiestan en sus mediciones de opinión. Y aunque no debiera ser un Gobierno aceptable en general para el pueblo, esto no se manifiesta todavía en su verdadera dimensión, por obra de los escuderos reformistas y oportunistas, encargados de pulir las formas del nuevo gobierno en cuanto a la relación con las organizaciones de las masas trabajadoras, para ganar su apoyo y al mismo tiempo, satisfacer las exigencias de los gremios capitalistas, esto es, la utópica pretensión de conciliar los problemas del pueblo con los intereses de sus explotadores, lo cual causa evidentes fisuras en el partido de Gobierno, y lo más importante para la lucha independiente del pueblo: tal pretensión determina la permanente inestabilidad del Gobierno reformista de Petro, presionado por los dos polos opuestos y antagónicos de la sociedad colombiana, el capital y el trabajo.
Y aquí vale tener en cuenta, que la experiencia del actual fracaso reformista en el Perú y de la inservible vía constitucional para resolver los problemas del pueblo, enseña que las clases reaccionarias así como utilizan a sus sirvientes y lugartenientes reformistas para cogobernar en la ejecución de su dictadura de clase, siempre tienen a mano —sin miramiento de elecciones populares, ni de reglas democráticas, ni de leyes constitucionales— el uso de las armas del Estado, para deponerlos del gobierno, si así lo exigen sus intereses de clase. En Colombia perfectamente puede ocurrir un “golpe de estado constitucional” como en el Perú, si el Gobierno del Pacto Histórico sobrepasa los linderos de la propiedad privada o toca las ganancias y privilegios de los grupos monopolistas principalmente de la mafia, más si se tiene en cuenta la gran similitud económica, política y social de estas sociedades, así como la política económica que en común tienen los reformistas de ambos países.
IV. LUCHA DE CLASES MUNDIAL Y EN EL PAÍS
Continúa la tendencia de las huelgas económicas y políticas de las masas trabajadoras, a transformarse en movimientos de amplitud nacional en distintos países.
Durante todo el año, las consecuencias sociales de la crisis, principalmente económica y medio-ambiental, han atizado alrededor del mundo la lucha de resistencia de los trabajadores asalariados, y su tendencia a fundirse con huelgas políticas de amplios sectores de la población también víctimas de las mismas consecuencias, lo que resalta la tendencia general en el mundo hacia el salto de las huelgas políticas de masas a grandes levantamientos sociales, tendencia que encontrará en la situación económica prevista para el 2023, mejores condiciones aún para su desarrollo.
Los particulares cambios a resaltar en los últimos meses, son las grandes huelgas obreras en países imperialistas como Reino Unido 10
, Francia y Bélgica, y las huelgas políticas de masas de carácter nacional en Bélgica y Grecia, así como recientemente las movilizaciones de protesta a nivel nacional en China, que tras la bandera inmediata del cese de la represión y el confinamiento por la política estatal del covid-cero, indica el aumento del antagonismo entre el pueblo chino y la élite gobernante del partido comunista imperialista que encabeza la dictadura de la nueva burguesía imperialista; de la misma forma, en Irán por la extrema opresión a la mujer, la muerte de Mahsa Amini, desencadenó una seguidillas de movilizaciones nacionales que ya completa tres meses resistiendo a brutal represión estatal, y que en el fondo tienen el impulso de las contradicciones de clase, y del amplio repudio del pueblo al dictatorial régimen islámico de los Ayatolas. Una situación similar se vive en Europa donde, a causa de las medidas económicas y políticas imperialistas, en beneficio de sus intereses en Ucrania, las masas trabajadoras no soportan los encumbrados precios de la energía ya en plena temporada de invierno, y se han lanzado a la calle, con masivas manifestaciones en importantes ciudades de Alemania, Francia, Italia, España, Checoslovaquia, Moldavia, a las cuales se suman las protestas en Rusia contra la movilización parcial de jóvenes y en Ucrania contra la negativa del régimen a dar razón de los muertos en la guerra y por los sufrimientos a causa de la falta de energía y agua, cuyas plantas son objetivos militares del ejército ruso.
Tal vez, salvo en Grecia donde Partido Comunista de Grecia ML – KKE parlamentarista con influencia de masas, ha convocado movilizaciones contra el acopio en Grecia y transporte de armamento de la OTAN para la guerra imperialista en Ucrania, se puede afirmar, que las movilizaciones obreras y de masas actuales en Europa, son predominantemente espontáneas, con débil incidencia de los comunistas revolucionarios, no obstante su carácter político objetivo de enfrentamiento a las políticas gobernantes en el continente que han ido virado de la dictadura con careta social-demócrata a regímenes formalmente democráticos burgueses de derecha, pero de contenido acentuadamente neo-fascista (Italia, Reino Unido, Austria, Checoslovaquia…).
En el entorno latinoamericano, se destaca la poderosa crisis política desatada en el Perú donde las contradicciones básicas de la lucha de clases entre explotados y explotadores, profundizaron la lucha por el Gobierno entre los representantes políticos de las clases reaccionarias encabezados por el fujimorismo, y los partidos reformistas cuyo Presidente Pedro Castillo al ser destituido, conllevó a la rebelión popular, a la movilización de sus partidarios con toma de calles, plazas, instituciones, aeropuertos… en las principales ciudades del sur del país, sirviendo de escape a la energía represada de las contradicciones de clase. Un nuevo ejemplo reciente de la rebelión de los oprimidos que no quieren seguir gobernados como antes, y de la crisis de gobernabilidad de las tradicionales clases dominantes que como siempre, apelan como último recurso al desembozado poder armado de su Estado para defender sus intereses de clase.
En Colombia, el movimiento de masas maniatado durante la campaña electoral fue sumido en un estancamiento temporal; pero comienza a superar el adormecimiento, pero sin romper todavía las ataduras de las ilusiones constitucionalistas y parlamentaristas, sembradas insistentemente por el reformismo en la conciencia del pueblo. Contra tales ilusiones chocan los hechos de la acelerada depreciación de los salarios, de por sí, en su mayoría salarios de super-explotación, golpeados por la escalada alcista de todos los productos básicos para la subsistencia de las familias trabajadoras y de los servicios; los hechos de la continuidad del incumplimiento de los compromisos anteriores con los criminalizados por participar en los levantamientos sociales; con los campesinos arruinados, expropiados y desplazados; con las víctimas de la guerra; con los líderes sociales, comunidades indígenas y afrocolombianas; con los pequeños y medianos comerciantes y transportadores. En pocas palabras, chocan las ilusiones constitucionales contra los hechos de la pavorosa crisis social que azota al pueblo colombiano.
El apoyo popular al Pacto Histórico logró su cúspide con el ascenso de Petro a la Presidencia del Gobierno, triunfo que aprovecharon los partidos reformistas y oportunistas para cooptar el apoyo popular a todos los actos del Gobierno, perfilándose la posibilidad incluso de corporativizar la relación del Gobierno con las organizaciones de masas, lo cual puede verse en el papel sumiso de las camarillas de las centrales sindicales, tan servil, que le ha permitido al partido político Dignidad, presentar su influencia organizada en la Convergencia Sindical y Social Independiente, como si fuera “anti-gobiernista” y parte del “sindicalismo independiente”; y el caso reciente, de la política de amarrar las organizaciones de masas al tutelaje del Gobierno, se vio en el auspicio a la Convención Nacional Campesina con la pretensión de comprometer a las organizaciones campesinas con los planes agrarios del Gobierno, sin embargo, aunque existen sectores obnubilados por las promesas del petrismo, la asamblea campesina no se constituyó en un aplauso cerrado al Gobierno; fue un encuentro de dirigentes donde muchos de ellos son afines a la línea revolucionaria incluso por tradición histórica de sus luchas en el campo.
Era de esperarse, que el éxtasis popular ante el nuevo Gobierno disminuyera con el paso de las calurosas promesas electorales a los fríos actos gobernantes, lo cual fue evidente en las manifestaciones convocadas en apoyo al Gobierno con ocasión de los 100 días, cuando el ausentismo, reforzó el escepticismo surgido en algunos sectores de masas por la política gobernante de empeñarse principalmente en salvar el pacto con los capitalistas y dejar aplazadas las promesas populares de campaña.
Los graves problemas del pueblo que indujeron los estallidos sociales de años anteriores, no solo siguen sin solución tal como antes del actual Gobierno, sino que ahora bajo la calma artificial de la confianza en resolverlos desde arriba, objetivamente se han tornado más intensos e insoportables. Las llamas de la lucha popular avivadas en esos estallidos sociales, han sido aplacadas por el reformismo petrista pero no se han extinguido; el aprendizaje del movimiento de masas por experiencia directa ha quedado grabado en lo profundo de la conciencia social del pueblo colombiano y su ímpetu luchador resurgirá con más fuerza impulsado los viejos y nuevos conflictos que se cocinan en la base de la sociedad, por lo cual las reivindicaciones presentadas en el Programa Inmediato no solo continúan vigentes, sino que ya se quedan cortas ante las nuevas y más graves necesidades del pueblo colombiano.
El fenómeno nuevo y manifiesto tal vez antes de lo esperado, es el resurgir más amplio y visible de la lucha directa, por muy diversos motivos y en distintos sectores de las masas, no porque haya desaparecido absolutamente, pues la lucha de clases es una ley objetiva independiente de la voluntad de las mismas, pero sí fue restringida y opacada con el humo del festín electoral y el ascenso del Pacto Histórico y su candidato Petro al manejo del Gobierno.
Si bien los nuevos ímpetus de la lucha directa del movimiento de masas, están en línea con la tendencia prevista hacia nuevos estallidos sociales, aún no se puede afirmar que el resurgir de la lucha directa en el movimiento espontáneo de masas, sea ya una manifestación general de independencia y rechazo al Gobierno del Pacto Histórico, pues aunque su tendencia es en esa dirección, la influencia de los partidos reformistas y oportunistas del Gobierno es fuerte y empuñan un eslabón clave: el predominio en la dirección de las organizaciones de masas. Esos partidos no abandonan la lucha directa de las masas, primero, porque en estos tiempos es la forma “de moda”, la más idónea para exigir, y fue allí donde conquistaron el apoyo al programa del Pacto Histórico; y segundo, porque su política es impedir la independencia de la lucha directa del pueblo, colocándola al servicio del plan de gobierno y del trámite parlamentarista de las reivindicaciones populares. Por eso, ellos mantendrán la inercia de las nuevas formas surgidas al calor de los levantamientos sociales, pero amputando y oponiéndose a todo intento de fortalecer los embriones de contenido independiente y revolucionario. Por tanto, apadrinar la exigencia del cumplimiento de las promesas electorales, es coherente con la política del reformismo petrista 11
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Lo anterior no niega la existencia de expresiones de lucha, sindicales, indígenas, campesinas, estudiantiles…, realmente independientes y contrarias a dar apoyo al Gobierno de Petro, donde lo más destacado fueron las manifestaciones del 28 de octubre por la libertad de los detenidos y condenados por su participación en los Paros nacionales. En esas expresiones de lucha independiente, existe una pequeña influencia de los comunistas revolucionarios, aunque en las de carácter estudiantil se nota más el peso de la influencia anarquista, como fue evidente en la movilización del 28 de octubre en Bogotá.
Las características de la situación internacional y en el país, apuntan a que objetivamente seguirán agudizando la lucha de clases sobre todo atizada por el hambre y las hambrunas, y esa agudización es el soporte material del progreso de la tendencia hacia la independencia de la lucha directa del movimiento espontáneo, hacia explosiones sociales susceptibles de ser canalizadas revolucionariamente; pero no es suficiente la iniciativa directa de las masas, ni podrá espontáneamente concretarse en organización consciente de la necesidad de independizarse con respecto a los enemigos y a los falsos amigos; es necesaria la intervención del factor determinante: la actividad práctica de los comunistas y los revolucionarios.
V. SITUACIÓN DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL Y NACIONAL
La XIV Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm) precisó en la Resolución sobre la situación actual y la táctica de los comunistas: La situación objetiva contrasta con la situación subjetiva, por cuanto el Movimiento Comunista Internacional aún no logra superar la crisis; pero las condiciones de ascenso de la revolución lo obligan a pensar seriamente en la necesidad y la urgencia de la organización de vanguardia, la Internacional Comunista y del Partido en cada país, siendo esta una nueva condición subjetiva que lo pone de cara a la lucha por la unidad en una nueva Conferencia Internacional que le permita, en medio de la lucha por dirigir al proletariado y los pueblos del mundo, continuar luchando por la unidad en la nueva Internacional Comunista.
El “izquierdismo” de los camaradas defensores del llamado Pensamiento Gonzalo, ha atravesado un palo en rueda de la lucha por la unidad internacional y nacional de los marxistas leninistas maoístas.
En contravía con la situación objetiva de la lucha de clases que urge resolver la necesidad de la unidad internacional de los comunistas, la que parecía ser una posición de acuerdo general entre los marxistas leninistas maoístas, en cuanto a la necesidad inmediata de una Conferencia Internacional Unificada, ha sido quebrantado por el sectarismo “izquierdista” del matiz defensor del llamado Pensamiento Gonzalo, que decidió imponer sus concepciones de línea —propuesta de Bases de Discusión— como línea general del MCI, imponer un inconsulto Comité de la Conferencia —CCIMU— con la atribución de convocar una Conferencia Internacional Maoísta Unificada —CIMU— que en los hechos, no obstante la invitación a otras organizaciones, será su Conferencia, pues en esas condiciones no se puede aceptar la participación que equivaldría a formalizar sus erróneas concepciones como línea general aceptada por centralismo democrático.
La Unión Obrera Comunista (mlm) y otras organizaciones y partidos partícipes o cercanos a las reuniones preparatorias realizadas en Italia, se pronunciaron críticamente frente a las principales divergencias con la propuesta Bases de Discusión, lo cual conllevó a que sus defensores cerraran filas afirmándose en sus concepciones, respondiendo a las críticas con una serie de documentos cuyo contenido se concentró en atacar las posiciones de la Unión que los responderá a través en su revista teórica Negación de la Negación No. 6 próxima a editarse.
Tanto a escala internacional como en el país, el problema de la dispersión de los comunistas, entra a depender del desarrollo de la lucha teórica en una abierta y pública la lucha de líneas, que es el aspecto positivo en la lamentable situación descrita, más si se tiene en cuenta la nueva condición de utilizar un órgano común, como lo es la revista Lucha de Líneas. Tal es el motor para avanzar en la preparación de una verdadera Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas, y en la preparación práctica del Congreso del Partido en Colombia.
Reunión Plenaria del Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Colombia, diciembre 10 de 2022