El despertar de una juventud rebelde y estigmatizada

El despertar de una juventud rebelde y estigmatizada 1

Lastimosamente conocimos este escrito póstumamente a la muerte del camarada Darío, no solamente por su muerte sino porque el llamado que hizo este viejo obrero de los años 50 a los jóvenes luchadores del estallidos social, debió conocerse en su momento. Sin embargo, tanto su llamado a la juventud, como la crítica a su generación son plenamente vigentes.

¡Gracias camarada Darío por sus palabras!


El despertar de una juventud rebelde y estigmatizada

Somos esa generación nacida y levantada en los años 50 y comienzos de los 70, hijos y nietos de aquella camada de viejos de los años 20, 30 y 40. Hombre luchadores y revolucionarios en una época difícil, que con ahínco y bravura, enfrentaron los gobiernos conservadores, que armados hasta los dientes con fusiles y metralletas, hostigaban y reprimían a campesinos y obreros, privándolos de libertad y derechos, para doblegarlos y llevarlos a la esclavitud salvaje y depravada. Eran gobiernos con políticas muy idénticas al régimen que hoy criminaliza y asesina a las juventudes, mujeres, niños y ancianos, donde la mafia, la corrupción y el sicariato contra la población prima, por aquellas secuelas que el gamonalismo y el feudalismo sigue aplicando día tras día, momento a momento a las generaciones del Siglo 21.

En esas primeras décadas del siglo 20, se importaba lectura traída por la intelectualidad avanzada que veía su presente y su futuro en riesgo, también, por los migrantes que llegaban del viejo mundo. Estas lecturas, contenían importantes enseñanzas de los grandes maestros del proletariado Marx, Engels, Lenin, y muchos más revolucionarios de entonces, quiénes enseñaban lo que era la lucha de clases, la explotación y la represión por parte de un Estado y sus grupos policiales; la plusvalía y la explotación del hombre por el hombre. Esto favoreció a gran escala el mejoramiento de la comprensión y conocimiento de nuestros campesinos y la clase obrera naciente en el país.

Es ahí cuando la lucha se acrecienta con más ímpetu contra el Estado, se plantea y se exige a través de las luchas, paros y protestas, la personería jurídica para fundar sindicatos en cada rincón del país para agremiar a los obreros con el fin de plantear soluciones y garantías que mejoraran las condiciones de vida y labores en las fábricas y lugares de trabajo. Hay que anotar, que los logros conquistados por el proletariado luchador y naciente no fueron regalo ni dádivas otorgadas por empresarios y gobiernos opresores y esclavistas de la época como algún obrero lo ha creído, esas garantías que dejaron a sus herederos nacientes en los años 50 y principios de los 70 que disfrutaron y hoy disfrutan fueron logrados por las luchas dadas en las calles y en los campos como estos:

Derecho a la huelga, la salud y de buena calidad; derecho a liquidar cesantías cuando el trabajador lo requiera, aguinaldo en el mes de diciembre, primas en mitad de año y el mes de diciembre, el derecho a horas extras dominicales festivos, dos comidas durante la jornada laboral, subsidio de transporte, subsidio familiar, vestuario para el trabajo, garantías en salud ocupacional, garantías laborales del trabajo en buenas condiciones ambientales, trabajo a término indefinido, el derecho a la calamidad remunerada, vacaciones anuales pagas, el derecho a la educación de los obreros y a ingresar a la universidad, auxilios para los hijos en el estudio de la primaria, secundaria y universitaria, el derecho a pensionarse en edad adecuada para el disfrute de su jubilación, aumento en los pliegos de peticiones del 50 y 40% en salarios, y jamás ninguna empresa se fue a la quiebra, por el contrario, las empresas mejoraron su rendimiento en la producción al tener a sus obreros y trabajadores con una salud física y mental en muy buenas condiciones; esas generaciones de los 50 y comienzos de los 60 tuvieron ese privilegio de disfrutar de buenas garantías laborales y sin dificultad de encontrar trabajo, pues no se exigía el saber leer escribir y experiencia alguna.

Aquellos hombres fuertes en épocas difíciles de los años 20 30 y 40 dejaron un legado muy positivo por las conquistas logradas que disfrutarían las generaciones futuras; pero esos buenos tiempos a nuestra generación la hizo débil, apáticos a la lucha y al sufrimiento; a ser conformes con la patronal cuando comenzaron arrebatarnos los derechos logrados por nuestros abuelos y padres; bajamos la guardia nos aterrorizamos, nos convertimos en aliados del enemigo y contribuimos a entregarles todos los resultados de aquellas luchas hasta dejar a nuestros hijos, nietos, sobrinos y las nuevas generaciones, sin una muestra de esperanza de fe y ánimo para vivir en libertad.

Hoy a esa generación, a la que los inescrupulosos y mal hablantes, señalan como la generación de cristal, la generación de la juventud perdida, los inútiles, vagos, guerrilleros, izquierdosos, Castro chavistas, comunistas, los débiles o vándalos, realmente no lo son; fue esa generación débil de los 50 y comienzo de 60 que se dejaron arrebatar todas las conquistas logradas por sus padres y abuelos. Es hoy, cuando las juventudes se levantan con fuerza e ímpetu revolucionario para conquistar derechos libertades y una calidad de vida que no han tenido. Nosotros, la generación débil, arrodillada y entreguista, señalamos con rabia y odio la valentía de nuestros muchachos que buscan conquistar un mundo mucho mejor.

¡Juventudes ni un paso atrás! La lucha es de ustedes como el triunfo será también solo de ustedes. Un nuevo mundo renacerá en Colombia y en el mundo. Se almacenará en los anaqueles de la historia que muchos de ustedes escribirán, lo que fue la aniquilación de un viejo sistema de 200 años en el poder represor mafioso y asesino comandado por la ambición de Álvaro Uribe, ¡sí y su pandilla de bandidos! y todos los parásitos capitalistas.

Un viejo obrero de los años 50
Darío

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