El Marxismo apoyado en su concepción materialista de la historia, descubrió que la lucha de clases como motor del desarrollo social, conduce inevitablemente a la instauración de la Dictadura del Proletariado, nuevo Estado necesario para el tránsito de la sociedad capitalista a la sociedad comunista, es decir, como el nuevo Estado del Socialismo Científico: «Ahora el comunismo ya no consistía en exprimir de la fantasía un ideal de la sociedad lo más perfecto posible, sino en comprender el carácter, las condiciones y, como consecuencia de ello, los objetivos generales de la lucha librada por el proletariado» (Federico Engels).
Desde aquel momento, la burguesía internacional, al saber que no serían eternos en la sociedad su dominio político y sistema de privilegios a expensas de la explotación asalariada, lanzó feroces ataques y calumnias contra el Comunismo. Ataques y calumnias recargados cuando años después, iniciaron los triunfos de la revolución proletaria, demostrando prácticamente en grandes países como Rusia y China, la verdad de la previsión científica marxista. Ataques y calumnias convertidos en permanente persecución, prohibición, censura y condena de toda idea o acto que roce su orden burgués.
Antes las cruzadas y campañas anticomunistas de la burguesía imperialista eran directamente contra los viejos países socialistas; pero habiendo sido derrotada temporalmente la Dictadura del Proletariado en tales países, el blanco de ataque se desplazó a los caricaturescos regímenes socialistas experimentados por revoluciones pequeñoburguesas o movimiento burgueses reformistas en países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador por citar algunos, que por cierto, para lo único que han servido es para desprestigiar y envilecer el verdadero Socialismo proletario.
Y aún más, el ataque al Comunismo, se transformó en la bandera de las clases reaccionarias para sus guerras de expansión, agresión y ocupación de territorios; incluso, en consigna de todas sus asquerosas campañas políticas electorales, tanto en países imperialistas como oprimidos. En EU, Trump y los republicanos tildaban de “comunista” a Biden y los demócratas; Biden luego a la cabeza de la burguesía imperialista de EU, sanciona por “comunistas” a gentes como Ortega de Nicaragua y Maduro de Venezuela; en la farsa electoral de Perú, la candidata Fujimori censuraba por “comunista” al ex-rondero (paramilitar peruano) Castillo; en Chile, el candidato pinochetista Kast llama “comunista” al candidato reformista Boric; en Colombia el jefe mafioso y paramilitar Uribe previene contra el “neo-comunismo” del confeso reformista Petro.
Algo especial debe significar que todos los más reaccionarios, que todos los más abiertos enemigos del pueblo, llamen “comunistas” a sus contradictores. ¿Por qué le temen tanto al comunismo? Un interrogante que en especial para los compañeros obreros, se resuelve con claridad, en el agradable y explicativo escrito de Federico Engels titulado Principios de Comunismo y cuyo texto o enlace se entrega a continuación.
