Con Petro en la presidencia, los reformistas pudieron sentirse dueños de una pequeña parte del Gobierno, pero el poder en su conjunto siguió en manos de la alianza de la burguesía y los terratenientes, con un fuerte predominio de la burguesía vinculada a la mafia y el paramilitarismo, quienes de conjunto tienen el poder ejecutivo, legislativo, judicial, militar, y como si fuera poco, además el poder de los medios de comunicación.
Por esta razón las reformas de Petro no se han podido aprobar, a pesar incluso de que son de carácter capitalista, promueven un supuesto desarrollo moderno del Estado con el argumento de que se necesita democratizarlo para que el pueblo obtenga algunos beneficios, pero el pensamiento de la burguesía es totalmente opuesto y no está dispuesta a ceder un céntimo de sus ganancias, los terratenientes tampoco están dispuestos a perder un centímetro del monopolio sobre la tierra.
Burgueses y terratenientes, no están dispuesto a perder el control del Estado ya que es por medio de este aparato que llegan al control de los recursos públicos para colocarlos al servicio de sus grandes empresas e intereses y son los recursos públicos la fuente más grande de enriquecimiento para sus empresas privadas, por eso la disputa por el control del Estado es una lucha muy aguda, de clase y a muerte.
Controlar las instituciones del Estado, como el Senado y la Cámara de Representantes, blindar con las leyes sus intereses, apoderarse del ejecutivo para asegurar contratos y negocios, controlar las cortes, la fiscalía y los jueces para colocar la administración de la justicia a su favor, tener a su servicio el poder militar para resguardar la propiedad privada, apoderarse de las comunicaciones para manejar y manipular ideológica y políticamente la opinión de la población, todo ello, es una garantía para tener el poder.
Es imposible que burgueses y terratenientes estén de acuerdo con una reforma laboral, ni siquiera una de corte “liberal” o “democrático” puesto que tendrían que ceder un mínimo porcentaje de sus ganancias para que los trabajadores mejoren sus condiciones de trabajo y de vida.
Dentro de ese gran acuerdo de la burguesía y los terratenientes de no ceder un céntimo para los trabajadores, sino por el contrario; ¡ir por más! el capital financiero es el que más estrangula a toda la sociedad, dominando los negocios de la salud y de los medicamentos, equipos, dotaciones y son los dueños de las empresas que equipan a los hospitales y manejan los puestos de salud en Colombia, y no están dispuestos a ningún cambio, como por ejemplo perder los negocios de intermediación.
Por ese interés insaciable de ganancia, es que esos criminales burgueses y mercaderes de los derechos del pueblo, como es el caso de la salud, se oponen a cualquier medida que busque descubrir y castigar la corrupción pues de hacerlo no se les permitiría tomarse los recursos públicos y convertirlos en recursos privados.
Ahora, respecto al contenido de las reformas que está planteando Petro, hay que dejar claro que no son reformas revolucionarias ni que lleven al socialismo, a lo mucho, pueden tener una dosis de carácter liberal, que tienen como propósito desarrollar el capitalismo.
El fundamento político de las cuatro reformas centrales, son tomadas del programa de la revolución en marcha de López Pumarejo, como la reforma tributaria de López que planteaba que “el que tiene más, paga más”, “el que tiene menos paga menos”, la reforma laboral cuya base era la vinculación de los trabajadores a las empresas con un contrato laboral en todos sus derechos, planteaba la educación como el eje de desarrollo impulsando la educación superior gratuita, en la parte de la reforma agraria se aprobó la ley 200 de tierra. Estas reformas eran los puntos centrales del programa de la revolución en marcha de López Pumarejo.
Y si miramos, no las simples reformas de Petro —ya mutiladas por los políticos burgueses— sino las necesidades del pueblo y como conquistarlas, se requiere que el movimiento social de la ciudad y del campo este organizado y en condiciones de desarrollar la movilización social y política, y las masas han demostrados en muchas ocasiones estar dispuestas a hacerlo de manera combativa y revolucionaria; pero quienes predominantemente lo dirigen se encuentran en un profundo resquebrajamiento, existe mucha división, desorganización, dispersión, los partidos alternativos son únicamente electoreros y politiqueros que además no han sido construidos en la movilización del pueblo.
En cuanto a las organizaciones sociales, debido a la política de conciliación y concertación en la dirección de éstas, son débiles pues han perdido sus bases. En parte porque han visto como allí también existe corrupción y en parte por la persecución a quienes critican esas prácticas burguesas.
Y entre los revolucionarios, que es lo más delicado e importante, existe mucha dispersión ideológica, política y organizativa, con mucho aislamiento de las luchas de masas, y con mucho sectarismo, lo cual pone de manifiesto la crisis del movimiento revolucionario.
Analizando con profundidad el régimen burgués terrateniente que domina el poder en Colombia, no permite por las buenas ni siquiera reformas de carácter liberal, de carácter capitalista, mucho más si aspiramos a transformaciones revolucionarias, las cuales son imposibles en Colombia por medio de la vía democrática, por medio de la vía electoral. Para esas, no hay otro camino que el levantamiento insurreccional de amplios sectores del pueblo que, en base a la movilización política, construyan poder popular desde abajo y puedan desarrollar transformaciones revolucionarias, nacionalizando la tierra y entregándosela a los campesinos para que la trabajen y produzcan alimentos, desarrollando la agroindustria desde los campos, liquidando el monopolio de la tierra que tanta violencia e injusticia ha generado en el país. En las ciudades hay que nacionalizar la banca, los centros que monopolizan el comercio y la distribución de los alimentos de primera necesidad, nacionalizar los centros de desarrollo industrial que deberán pasar al gobierno popular.
En conclusión, no podemos esperar del gobierno de Petro la solución a los problemas del pueblo, ni en cuanto a las reformas que requiere la población, ni mucho menos esperar de un gobierno bajo un Estado burgués, las grandes transformaciones revolucionarias. Las transformaciones revolucionarias solo las puede hacer la insurrección del pueblo a través de una alianza fundamental que es la alianza de los pobres del campo con los pobres de la ciudad y esta es la alianza obrera y campesina que estará a la cabeza de la dirección política de las transformaciones revolucionarias en lo económico, social, político, cultural y ambiental. El poder popular debe tomar bajo su responsabilidad la educación del pueblo que será la herramienta esencial en la construcción de una nueva sociedad.
Y ese poder popular al igual que las transformaciones revolucionarias, requieren de un ejército revolucionario que defienda los intereses del pueblo. Todo el proceso revolucionario es imposible construirlo sin la alianza de los de los trabajadores del campo y la ciudad, sin una fuerza política revolucionaria capaz de colocarse a la cabeza del proceso revolucionario, sin un partido de la clase obrera que se coloque a la cabeza en la dirección política de la revolución y esencialmente en la construcción de una nueva sociedad que deberá construir hombres, mujeres jóvenes y familias nuevas.
El proceso que estamos viviendo ha sido muy valioso, las fuerzas que detentan el poder nos han demostrado que no están de acuerdo con los más mínimos cambios y que jamás van a estar de acuerdo con las transformaciones revolucionarias que requiere nuestro pueblo, pues se han opuesto con todas sus fuerzas contra reformas de carácter liberal-burgués, capitalistas.
Para las masas, la experiencia nos ha demostrado que para conquistar nuestros derechos e impulsar transformaciones revolucionarias a nivel económico, social, político, cultural y ambiental no nos queda otro camino que el levantamiento total de nuestro pueblo, no podemos confiar en ningún tipo de gobierno y que la fuerza decisiva está en la organización y movilización directa del pueblo con una organizada dirección revolucionaria y trabajar con mucha más fuerza entre el pueblo, que el trabajo político de base es fundamental en la construcción del poder popular desde abajo hacia LA CONSTRUCCION DE UNA NUEVA SOCIEDAD.
Miguel H.
2 comentarios
### Redacción Mejorada con Estilo Leninista
Al referirse a la sociedad colombiana y aseverar que la facción dominante de la burguesía es la mafiosa y paramilitar, que tiene la hegemonía de los cuatro poderes públicos, y más adelante plantear que la burguesía no ha dejado cursar y aprobar las reformas capitalistas planteadas por el gobierno de Gustavo Petro, se deja implícito que existe una burguesía «blanca», no mafiosa, industrial, que sí permitiría aprobar reformas liberales que desarrollen el capitalismo y en algo mejoren las condiciones de la clase trabajadora. Implícitamente, el mensaje se dirige en tres aspectos:
1. Que si se combate solamente la facción paramilitar y mafiosa de la burguesía, la facción no paramilitar permitiría las reformas liberales capitalistas de Gustavo Petro.
2. Que, al ser aprobadas las reformas liberales capitalistas del gobierno, se permitirá desarrollar el capitalismo en Colombia y, consigo, mejorar las condiciones de vida material del obrero.
3. Que, al desarrollarse el capitalismo en Colombia mediante reformas liberales capitalistas, se darían las condiciones para luchar por un pliego máximo socialista (propiedad social de los medios de producción).
En ese sentido, manifiesto mi oposición a estas tesis políticas e ideológicas por las siguientes razones:
1. Si se pretende crear un movimiento obrero independiente, clasista y revolucionario, es imprescindible que su dirigencia revolucionaria se despoje de ese error de interpretación política y estratégica al considerar que se requiere combatir solo una facción de la burguesía y no toda la burguesía como bloque.
2. El desarrollo del modo de producción capitalista actual, que es monopolista e imperialista, solo puede ser alterado por un estado obrero mediante la dictadura del proletariado, capaz de desarrollar las reformas necesarias a favor de la clase obrera, incluyendo aquellas que se requieran previamente para desarrollar las fuerzas productivas, incluso en relaciones de mercado.
La lucha del proletariado no debe centrarse en distinguir y enfrentar facciones dentro de la burguesía, sino en la abolición total del poder burgués y la instauración de un estado obrero. Solo a través de la dictadura del proletariado será posible implementar las transformaciones necesarias para avanzar hacia el socialismo y mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Saludos Camarada
Le compartimos este artículo que se publicó recientemente con ocasión de su comentario: https://revolucionobrera.com/correo/facciones-burguesas-reformismo/
Esperamos contar con su apoyo y compromiso para las tareas revolucionarias.
Revolución Obrera