A comienzos del año pasado en las páginas de Revolución Obrera se dijo que entre el GEA y Daniel Quintero no había menos malo para los trabajadores, pues ninguno representa los intereses de la clase obrera.
Hoy cuando está en curso la revocatoria contra el alcalde Quintero, así este haya logrado con algunos recursos legales frenarla, la pelea entre el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y el alcalde sigue estando en el menú de la política y obviamente los trabajadores no podemos ser ajenos a esta disputa, pues de hecho todos ellos se quieren apoyar en el pueblo para que se respalde tal o cual sector. Así que es muy importante conocer un poco más a fondo y sobre todo identificar los intereses económicos que se mueven allí.
Pero veamos más en particular que hay detrás de las disputas y la revocatoria:
El jugoso negocio por el que el GEA y Daniel Quintero tienen el rifi rafe desde hace dos años, es la represa Hidroituango, el cual ha sido uno de los mayores fracasos desde el punto de vista técnico, financiero, ecológico y de pérdidas de vidas humanas. Empezando porque antes de iniciar el proyecto comenzó el asesinato y desplazamiento de los campesinos que habitaban allí y que cuyo único delito fue “estorbarle” al “progreso” de la región y a la “pujante” y “emprendedora” burguesía paisa; luego fue el proceso de licitación en el que el GEA a través de EPM favoreció a contratistas de su confianza; después quedó en evidencia la corrupción en la construcción, ya fuera por materiales de mala calidad, improvisación, desconocimiento intencional o no de las condiciones geológicas del terreno… en fin, hechos que posteriormente se destaparon cuando en el 2018 se rompió la represa, se desbordó el río Cauca y se inundó la casa de máquinas.
Esta negligencia, corrupción e ineptitud tanto de los capitalistas, como de las administraciones que han pasado durante estos años, (Sergio Fajardo, Juan Gómez Martínez, Luis Pérez, Alonso Salazar, Aníbal Gaviria, Federico Gutiérrez) le han costado demasiado caro al pueblo. Actualmente existe un incremento del 20% en el servicio de energía, especialmente en Antioquia, para sufragar los desaciertos de las clases dominantes a quienes solo les interesa la ganancia y no el verdadero desarrollo del país.
En este momento el proyecto hidroeléctrico apenas se está recuperando del daño técnico en la casa de máquinas, la estabilidad final de la obra está en duda debido a las fallas geológicas que se presentan en la zona del embalse y de lo cual eran conocedores los constructores: Camargo Correa, Conconcreto S.A. y Coninsa Ramón H, que hacen parte del GEA.
Y aunque al pueblo le han metido la mano al bolsillo para pagar el desastre, de todas formas hay deudas adquiridas con el BID y otros prestamistas, y tampoco hay suficientes recursos para continuar con la obra; por tanto, como suele suceder en este tipo de negocios, están las aseguradoras que deben cubrir los siniestros, pero como ya se sabe, estas no sueltan la plata hasta no “comprobar” si de verdad hubo un accidente. En esos litigios es en los que se encuentran EPM, los contratistas y el GEA y aquí es donde entra Daniel Quintero.
Por un lado, el GEA es un conglomerado económico liderado y controlado por Cementos Argos, Nutresa y Suramericana de Inversiones que cuenta con inversiones en más de 125 empresas. Es el monopolio económico más poderoso del país, que ha agrupado a las empresas industriales de origen paisa, los bancos y las empresas estatales de la región. El método del gobierno corporativo ha sido un instrumento de este monopolio para coadministrar las empresas públicas de la región como EPM, Metro de Medellín e Isa, y es manifestación de su carácter parasitario utilizando los recursos del Estado en favor propio o de unos cuantos, lo cual fue un soporte que le permitió obtener cuantiosas ganancias y esquivar su responsabilidad en el desastre de varias obras de infraestructura e inversiones que realizaron en Colombia y el exterior. Ahora quiere hacer lo mismo argumentado que lo sucedido en el 2018 fue un desastre natural imprevisible y se necesita continuar con la obra (pues existen también cláusulas de cumplimento) con el dinero que deben dar aseguradoras como MAPFRE y el desembolso de otros préstamos, para entregar funcionando los generadores 1 y 2, por lo menos en el segundo semestre de este año.
Por otro lado, está el alcalde Daniel Quintero, quien vendió la idea desde su campaña por la alcaldía, que entraría en un proceso de veeduría frente a lo sucedido en Hidrohituango, esperando demostrar que allí efectivamente se presentaron todos los hechos mencionados arriba. Con una aparente independencia se ha vendido como el perseguidor del GEA, o de la mafia uribista, sin ningún otro interés que el de defender el “patrimonio” de los paisas.
Hay que decir que Quintero de independiente no tiene nada, ha estado en el partido Conservador, actualmente es aliado del partido Liberal y tiene una estrecha amistad con el exalcalde de Medellín Luis Pérez, quien tiene en su historial entre otros, llevarle serenata a Óscar Suárez Mira, un jefe conservador de Bello, condenado por vínculos con los paramilitares, participar en la genocida Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín, escribir un libro sobre “el innombrable” Uribe, un soldado de la argumentación, alabando al jefe de la mafia y el paramilitarismo, acusado además de “volteo de tierras” por el actual diputado de la asamblea de Antioquia Luis Peláez, quien por cierto hace parte del Pacto Histórico, partido que en cabeza de Gustavo Petro también ha aceptado el ingreso de ese siniestro personaje en tal coalición.
También dicen sus contradictores que está interesado en defender los intereses de las aseguradoras, especialmente de la española MAPFRE y por eso el interés de cambiar los contratistas. Lo cierto sí es que para los trabajadores este alcalde “alternativo” ha sido igual que los anteriores. Daniel Quintero es un representante de la burguesía, quien en su mandato ha dejado bien claro ser un defensor de la esclavitud asalariada igual que cualquier capitalista.
También el rifi rafe deja en evidencia que estas disputas son una muestra de cómo funciona el Estado burgués en manos de la mafia, utilizando la ley burguesa a su favor y desde las instituciones bajo su mando como la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría las cuales han sido lapsas con el GEA. Y este apoyándose en la Fiscalía ha montado una campaña política para librar de responsabilidades a los contratistas del proyecto Hidroituango, ensamblando una investigación a Daniel Quintero por una supuesta persecución a la libertad de prensa y por promover actos de corrupción, poniendo a funcionar la revocatoria en su contra.
Si bien el GEA tiene superioridad económica y política en comparación con Quintero, este le ha ocasionado problemas que le obligarían a pagar 4.5 billones de pesos de los 10 billones por los cuales tiene demandas Hidroituango; esto significa que tiene padrinos importantes, sin embargo, las sanciones también se pueden revertir mediante la utilización de las instituciones del Estado; los hechos muestran que el Estado no es independiente y actúa de acuerdo al poder económico de quienes lo estén manejando.
En conclusión, lo que se mueve detrás de la revocatoria de Daniel Quintero, son intereses económicos entre capitalistas; pero eso sí, todos se unen cuando se trata de explotar a la clase obrera, porque ambos representan facciones de los explotadores y se alían de acuerdo a las circunstancias, tal como ocurrió cuando se unieron en la aplicación de medidas antipopulares y antiobreras durante la pandemia, en la aplicación del terrorismo de Estado en contra de las masas durante el levantamiento popular que empezó el 28 de abril del 2021.
Quienes han pretendido poner al pueblo a terciar en esta contienda entre politiqueros y explotadores lo están engañando. Es desperdiciar fuerzas movilizándose alrededor de una revocatoria que, si finalmente se lleva adelante, significa que el pueblo saldría a respaldar a uno u otro de sus enemigos en las elecciones de marzo. Cuando en realidad lo que se necesita es aprovechar la división entre los enemigos, para concentrar todas las energías en retomar nuevamente la lucha revolucionaria de las masas, para tumbar al régimen paramilitar, quien no va a caer en las próximas elecciones, y conquistar la plataforma de lucha general instaurando un gobierno de los obreros y campesinos, que garantice sacar adelante proyectos como el de Hidroituango, si es necesario, no en interés de la ganancia de particulares y garantizando el verdadero desarrollo de las comunidades aledañas al proyecto.