La EPS Medimás, finalmente fue liquidada por la Superintendencia de salud. Medimás, contaba con 1,5 millones de afiliados en 32 municipios de 14 departamentos de Colombia. Esa EPS, empezó a operar en agosto de 2017, y a los tres meses entró en un proceso de vigilancia especial por parte de la Supersalud que le puso como fecha límite el 31 de diciembre de 2021 para cumplir ciertos requerimientos como contar con un capital mínimo, patrimonio adecuado, reservas técnicas y un régimen de inversión de las reservas técnicas, tanto en el régimen subsidiado como en el contributivo. Tecnicismos que aplican bajo el sistema capitalista que convierte todo en un negocio, incluida la salud del pueblo. Eran decenas miles las quejas y reclamos que los “usuarios” o afiliados interponían contra Medimás, al igual que las tutelas con que estos trataban de acceder al derecho a la salud. El Ministerio de Salud ya publicó la tabla donde informan el resultado de la asignación de los afiliados a otras EPS.
La liquidación de Medimás, es producto de que la salud bajo el capitalismo es un negocio que cobra vidas, principalmente a las masas trabajadoras que mueren de enfermedades curables, que sufren para obtener una cita con especialista o que tienen que hacer filas interminables o trámites engorrosos para acceder a los medicamentos generalmente, paliativos. Las EPS, que son de capital privado, no cumplen con la obligación que tienen de pagarle a las Empresas Sociales del Estado y Hospitales Públicos, por lo que actualmente la deuda asciende a 11,4 billones de pesos según la Supersalud, a la vez que el Estado no gira los recursos suficientes para garantizar la salud del pueblo, pues además del negocio que significa para unos pocos, se enfoca en curar los síntomas de las enfermedades, en oposición a la medicina preventiva que por ejemplo, se logró instaurar en la extinta URSS. Esto sucede, porque el Estado burgués-terrateniente favorece el negocio de las grandes farmacéuticas que viven de la enfermedad de millones de personas alrededor del mundo.
A corte de diciembre de 2021, habían 16 EPS en observación de la Supersalud, de las cuales Coomeva y Medimás fueron liquidadas en sólo el último año. Estas dos EPS hacen parte de las 13 que fueron liquidadas durante los últimos tres años. Sin embargo, el régimen de la mafia, planea aprobar un decreto para otorgarle nuevo plazo de 10 años a varias EPS para que se reorganicen, es decir, les va a tirar un salvavidas a las EPS que están a punto de quebrarse, alargando la agonía de la salud pública y de las masas en general.
Al margen de todo esto, la rebatiña electoral no se detiene. En el caso del candidato Gustavo Petro, no plantearía nada nuevo en este terreno, así los reformistas se empeñen en demostrar lo contrario, y menos si se juzga su paso por la alcaldía de Bogotá o por sus declaraciones recientes respecto a la salud: Las EPS no se necesitan, se necesitan IPS públicas y privadas, es decir, mantener el negocio de los mercaderes de la salud, ¡más de lo mismo! Sobre su paso por la alcaldía, basta recordar una denuncia que se hizo desde este Portal Digital en 2015:
Las reformas antipopulares a la salud han sido la constante, de administración en administración, que no distingue entre derecha e “izquierda” desde que fue impuesta la Ley 100 de 1993. Por eso desde las alcaldías del Polo Democrático, hasta la de Progresistas, no paran las medidas privatizadoras contra los usuarios y superexplotadoras contra los trabajadores. Este fue el caso de la Bogotá Humana, donde de 8500 trabajadores en la Red Pública Hospitalaria, para la subida de Gustavo Petro en 2012 como Alcalde Mayor, quedaron solamente 6 mil y aproximadamente 16 mil tercerizados.
De un total de 26.905 trabajadores de la red pública hospitalaria al finalizar el 2015, 19.311, es decir, el 71%, tenían un contrato por servicios, renovados algunos mensualmente; 5.574, el 21% eran empleados, y apenas 628, equivalentes al 2,3% estaban como trabajadores oficiales. (…) El Secretario de Salud de Petro despidió 800 trabajadores tercerizados de la red pública hospitalaria, siendo hasta este momento el mayor despido masivo en los últimos 10 años en Bogotá. Esa es una lección que deben aprender los obreros, pues no hay gobernante menos malo. Todos los gobiernos de la burguesía son igual, aparezcan como de “izquierda” o de derecha, obedecen a una misma política monopolizadora, corrupta y dictatorial impuesta por las clases dominantes y el imperialismo. (…) Durante la administración del partido Progresistas, la regla fue la tercerización laboral (al cierre del mandato de Petro el 80% de los trabajadores de la salud continuaron tercerizados) y así mismo se dio el cierre de servicios preventivos, como vacunaciones. La deuda de las EPS con la red pública hospitalaria de Bogotá se duplicó entre 2011 y 2014, cuando el reformismo de Progresistas administraba la ciudad, al pasar de $282 mil millones a $562 mil millones, sin que Petro o el gobierno hiciera algo serio. Hoy este señor y su partido levantan las banderas de la defensa de la red pública hospitalaria como uno de los bastiones de su próxima campaña electoral por la presidencia. Pura hipocresía y demagogia de aprendida de sus aliados y amos capitalistas.
Y le damos especial relevancia a Gustavo Petro, pues se ha mostrado como el candidato del cambio. Sin embargo, los demás candidatos de los otros partidos de las clases dominantes, tampoco son una opción de cambio real en el aspecto de la salud. Sergio Fajardo, entre mucha palabrería, habla de la articulación real entre los actores del sistema, como las EPS, IPS y secretarías distritales, municipales y departamentales, es decir, continuar con el negocio de la salud como hasta ahora. Federico Gutiérrez, el del uribismo, afirma que se requieren cambios estructurales, pero NO debemos destruir lo que hemos logrado en 30 años con mucho esfuerzo, lo que significa que todo será peor para las masas. Y así, podríamos hacer un recorrido por los demás candidatos, y el resultado será el mismo: más de lo mismo para las masas.
La raíz de esto, es que en Colombia no existe un verdadero sistema de salud que privilegie la prevención por encima de los fármacos paliativos producidos principalmente por monopolios imperialistas; que verdaderamente trate como héroe al personal de la salud, esos trabajadores a los que no les pagan a tiempo, que recargan de funciones, que les cierran los sitios de trabajo; que le garantice a las masas, sin importar sus ingresos económicos, el derecho a la salud que es letra muerta en la ley burguesa.
Ir a la raíz del problema, exige acabar con las relaciones sociales de producción capitalistas. Exige la unidad, organización y lucha directa de las masas obreras y campesinas, dirigidas por su futuro Partido del proletariado, contra las clases dominantes que viven a costa del negocio de la salud mientras millones de masas trabajadoras mueren en las puertas de los hospitales, o les son negadas citas, medicinas y tratamientos esenciales para su vida.
Ir a la raíz del problema de la salud -al igual que el de la vivienda, salarios, educación, despojo violento…- requiere destruir el capitalismo en Colombia por medio de la violencia revolucionaria de masas, esa es la forma de romper las relaciones de dominación que el imperialismo, principalmente el estadounidense, le impone al pueblo gracias a la burguesía colombiana que es socia y lacaya de los imperialistas y que usan el podrido Estado burgués para ejecutar el terrorismo de Estado contra los luchadores del pueblo.
Se necesita otro tipo de Estado para acabar con el problema de la salud, un sistema socialista bajo el cual las masas armadas garanticen que sus necesidades serán satisfechas, que la salud no estará al servicio de la ganancia de los parásitos capitalistas, sino, al servicio de las necesidades de las masas, lo que ya fue demostrado, y con creces, bajo el Socialismo que se instauró en la URSS y en la extinta República Popular China.