El Primero de Mayo es un día de lucha de la clase obrera contra todo el poder del capital. Ese es el carácter que ha tenido históricamente desde las grandes gestas revolucionarias que fueron encabezadas por los Mártires de Chicago. Históricamente, las clases dominantes y arrodilladas al poder del capital (burguesía, terratenientes y pequeña burguesía) han intentado por todos los medios cambiar el carácter de clase del Primero de Mayo y desviarlo hacia la defensa del podrido sistema capitalista. Y este año en Colombia, en medio del reinado del reformismo desde el poder del Estado, no es la excepción.
Los jefes de las centrales sindicales, convocaron desde hace meses a desfilar el Primero de Mayo de este 2023 para apoyar, al que denominan como el “gobierno del cambio” de Petro – Márquez y sus reformas que se quedan en buenas intenciones apenas. Incluso desde el gobierno reformista, se prevé que el presidente Petro sea el centro de los discursos que se agitan desde la tarima central o por qué no, desde el balcón de la Casa de Nariño. De forma abierta, las centrales sindicales llamaron a apoyar en las manifestaciones del Primero de Mayo al “Pacto Histórico” y sus reformas, un acuerdo entre las clases reaccionarias y la pequeña burguesía reformista, un acuerdo que sólo ha traído promesas para el pueblo y la garantía de que los intereses de burgueses y terratenientes seguirán intactos, una coalición entre clases cuyo propósito es desarrollar, aún más, el caduco y moribundo capitalismo en Colombia, fuente de todas las tragedias que sufre la clase obrera y el pueblo en general.
Sin embargo, el gobierno reformista ya empieza a sufrir las consecuencias de querer servirle “a dios y al diablo” al mismo tiempo, de querer servirle a la burguesía y al proletariado por igual por el temor a un nuevo estallido social, con la inexistente e imposible “paz total”, que consiste básicamente en tratar de conciliar inútilmente los intereses antagónicos de clases antagónicas. Esto se ve reflejado en la negociación salarial de los trabajadores estatales, en la que el “gobierno del pueblo” ofreció el 25 de abril un miserable “aumento” nominal del 0,55%, incluso menos de lo que ofreció el régimen mafioso cuando el genocida Iván Duque estuvo en el poder. Para el presidente de la CUT, esto se debe, palabras más, palabras menos, a que “la derecha” se tomó el Pacto Histórico y amenaza, hipócritamente con que el Primero de Mayo entonces, podría ser en contra del gobierno reformista, después de que lo han apoyado, incluso desde antes de la farsa electoral.
Desde acá afirmamos que no es “una toma de la derecha” al gobierno reformista, sino, que no importa qué personaje, qué grupo o partido político esté en el gobierno administrando temporalmente los negocios de la burguesía y los terratenientes desde el poder político y militar del podrido Estado burgués. Ese Estado es tan fuerte institucionalmente, la dictadura burguesa es tan férrea, que no es posible desde el interior de su propia estructura, realizar grandes cambios que le permitan conciliar los intereses de los dueños del poder con los de las clases productoras en la sociedad capitalista. Y casos, en los que se ha intentado hacer son varios, con catastróficas consecuencias, como, por ejemplo, lo que sucedió en el Chile del reformista Salvador Allende o con el lamentable genocidio de la Unión Patriótica en Colombia.
¡Salvo el poder, todo es ilusión!, afirmó el maestro del proletariado internacional Vladimir Lenin y ¡cuánta razón tenía! El poder de las masas obreras y campesinas armadas, dirigidas por su Partido político revolucionario e independiente del Estado burgués-terrateniente, de los capitalistas y los reformistas, con un Frente representado en la Alianza Obrero Campesina y un Ejército Popular en la que el pueblo en armas garantice por medio de la violencia revolucionaria ese poder. Esos son los tres instrumentos o dispositivos necesarios para destruir el poder de los explotadores y construir el Nuevo Poder, a los que hay que sumar también la necesidad de construir una Nueva Internacional Comunista basada en el mlm.
Este Primero de Mayo debe ser una jornada de lucha contra el capital, contra los preparativos de una guerra mundial imperialista y no de pleitesía a los enemigos del pueblo. El próximo 1M es necesario pasar revista a las fuerzas del proletariado, a esa clase que cuando se organiza bajo una línea correcta y revolucionaria es prácticamente invencible. El llamado es a no levantar las banderas de la burguesía y la pequeña burguesía representadas en el “Pacto Histórico”, sino, a levantar la roja bandera del proletariado revolucionario en los Bloques Internacionalistas y Revolucionarios que se conformarán en diferentes ciudades del país.