Para que los nadies ya no lo sean hay que luchar por una nueva sociedad

El racismo y la misoginia pululan en el ambiente político por estos días. La fórmula presidencial de Gustavo Petro, Francia Márquez, una destacada dirigente social, se ha convertido en blanco de perversos ataques de la reacción, en cuya persona se ven reflejados los de abajo, los nadies, como dice ella.

Los insultos en contra de Francia Márquez, paradójicamente han sido sobre todo de otras mujeres; por supuesto de las que pertenecen a las clases sociales privilegiadas o son voceras de sectores tan reaccionarios como el caso de la mediocre artista Marbelle, que expresan bien las retrógradas ideas de sectores de la burguesía mafiosa, que hoy ostenta el poder del Estado burgués.

Los ataques como el de María Fernanda Cabal y Paola Ochoa, son sutiles, pero en el fondo expresan el odio y desprecio que las clases dominantes tienen y sienten por el pueblo; por ello tratarán durante todo el resto del circo electoral desprestigiar a Francia Márquez, lo que acrecentará hacia ella el cariño del pueblo, que sabe bien lo que es ser discriminado, despreciado, vilipendiado y en especial las mujeres, quienes reciben todo el peso machista de la sociedad capitalista, además de la explotación que comparten con sus hermanos de clase.

Ese sentimiento de apoyo a Francia, también obedece a la confianza de una parte del pueblo en que a través de los comicios, una mujer negra y de los nadies hará parte del poder del Estado y podrá gobernar para sus congéneres, y las mujeres podrán por fin tener un lugar de respeto en la sociedad.

¿Y quién no desea que la mafia sea derrotada, que Uribe pague por sus crímenes, que María Fernanda Cabal y su esposo no sigan disfrutando de las de tierras que les expropiaron a los campesinos, que Paola Ochoa y Marbelle no vuelvan a balbucear cavernarias ideas, pero sobre todo, que los poderosos, los capitalistas no sigan explotando y oprimiendo al pueblo?

Pero el hecho es que, aunque Francia Márquez llegue al poder junto con Gustavo Petro, la situación de los nadies, no tendrá ningún cambio esencial, ni muchos menos el machismo, el cual se sustenta sobre la base de la propiedad privada de los medios de producción, hecho económico esencial por el que también existen los nadies. ¿Por qué no hay cambio esencial? Porque el hecho real de lo que sucede en las elecciones de cada cuatro años, es simplemente un cambio de administración de los negocios comunes de quienes realmente ostentan el poder en el país: la burguesía y los terratenientes (los Sarmiento Angulo, los Santodomingo, los Char, los Gilinski, los Ardila Lule, los Uribe etc.), socios y lacayos de los imperialistas, principalmente yanquis.

Las manifestaciones de odio expresado en las redes sociales contra Francia Márquez, son el reflejo de la lucha de clases, muestran que las clases dominantes no están dispuestas siquiera a permitir un discurso que hable de equidad; mucho menos están dispuestas a ceder por las buenas unas migajas al pueblo; como demostró la discusión en días pasados sobre las pensiones, en donde Petro solo propone una tímida medida (que el mismo Duque había planteado y el Banco Mundial ha presentado); una medida que no resuelve de raíz el problema de la jubilación y solo pretende arañarle una partecita de las superganancias al capital financiero, y los capitalistas expropiadores salen como perros rabiosos a llamar a Petro expropiador.

La realidad de la lucha de clases confirma que para lograr que los nadies ya no lo sean, que se resuelvan las necesidades del pueblo no hay otro camino que el de la lucha directa, preparando el próximo levantamiento que, con la fuerza del paro de la producción, la movilización y la fuerza organizada para enfrentar a las fuerzas represivas del Estado, tumbe realmente a la mafia del poder y por medio de un gobierno de los obreros y campesinos se ejecuten las demandas inmediatas del pueblo; todo esto como parte de preparar las fuerzas para destruir la máquina estatal burguesa y, por consiguiente, arrebatar el poder económico a las clases dominantes, dando paso a un nuevo Estado de obreros y campesinos y a unas nuevas relaciones sociales de producción en las que sea abolida la propiedad privada, sentando así las bases para lograr la verdadera emancipación de la mujer, y donde otros aberrantes males como el racismo, la xenofobia, la homofobia, sean desterrados de esa nueva sociedad llamada socialismo.