¡Libertad inmediata para Feliciano Valencia!

El Estado terrorista, capturó por secuestro al dirigente indígena Feliciano Valencia condenándolo a 18 años de prisión. Feliciano ha sido un luchador por recuperar las tierras de su comunidad, y por ello lo encarcelan, con una condena proferida por un tribunal blanco del Valle del Cauca que sirve a los grandes terratenientes de la zona afectados por las acciones indígenas. Revolución Obrera repudia esa vil condena y exige la libertad de éste y todos los luchadores del pueblo.

Ese acto infame favorece el mezquino interés de los terratenientes del Valle del cauca quienes ven en los indígenas Nasa una seria amenaza para legalizar el despojo de las tierras que pertenecen legítimamente a estas comunidades. Es una venganza contra los indígenas que se atrevieron a sacar la guerra reaccionaria de sus territorios, desafiando la fuerza del Estado y contra quienes reclaman sus tierras entregadas por el Incoder a los más grandes zánganos propietarios de la región.

Es una acción que castiga de manera infame las vías de hecho y la justicia de estas minorías oprimidas contra una institución opresora que les ha matado a sus dirigentes, expropiado de sus tierras y vuelto miserable su vida.

Es una medida que va en defensa de un cabo del ejército, como si esta institución represiva y corrupta se preocupara por la tropa, cuando son los altos mandos los que roban y delinquen sin límite, mientras tratan de la manera más vil y discriminatoria a la base.

El Estado es una maquinaria de guerra, opresión y explotación contra el pueblo, donde los capitalistas, altos mandos militares y dirigentes políticos, dan la orden de la ofensiva siniestra, siendo los principales beneficiarios de la explotación, el despojo y la muerte de millones.

El principal responsable de más de 300.000 asesinatos de gente del pueblo en lo que va corrido de la amputada democracia burguesa en Colombia es el Estado capitalista, no los indígenas. Esta maquinaria de muerte es cómplice y artífice de las más de 4 mil fosas comunes encontradas hasta la fecha. Esa es la mano genocida, que por un lado orquesta el magnicidio, y por el otro criminaliza a los luchadores del pueblo como Feliciano Valencia.

La captura y los latigazos dados a un infiltrado del ejército, fue un acto de castigo que antecedió una decisión democrática del pueblo Nasa, por ello hoy los indígenas responden con movilización a esta decisión dictatorial del Estado contra uno de sus dirigentes, que en nada envidia la sentencia al burgués Leopoldo López por el régimen chavista, donde ahí sí los capitalistas en Colombia se rasgan las vestiduras exigiendo su libertad.

El Estado tortura, desaparece, masacra y encarcela a los indígenas por reclamar su tierra y repudiar la dominación, los castiga por el hecho de defenderse de los esbirros. Esa es la democracia en Colombia: libertad para explotar y expropiar a costa de la represión del pueblo laborioso.

Los principales jefes asesinos del paramilitarismo en Colombia están en vacaciones pagadas en cárceles-resort de 5 a 8 años, siendo culpables de masacres, descuartizamientos, violaciones, torturas y desaparición forzada; los grandes zánganos explotadores son los principales beneficiarios del despojo de millones de campesinos, apropiándose de sus tierras y ninguno de ellos es señalado, pero hoy Feliciano recibirá 18 años de cárcel en las mazmorras más insalubres, por darle rejo a un pobre diablo que obedece órdenes de los altos mandos del ejército.

Mientras los asesinos y quienes dieron la orden de ejecutar a sangre fría a 3087 sindicalistas desarmados desde 1977, permanecen libres, a Feliciano lo encarcelan en un proceso que no tuvo más impedimento que la presión de los terratenientes afectados por las tomas de los indígenas Nasa en el norte del Valle del cauca. Esa es la justicia burguesa: libertad para los asesinos, pero prisión y muerte para las víctimas desposeídas.

Revolución Obrera llama al movimiento obrero a la solidaridad con éste y otros luchadores que vienen siendo perseguidos, asesinados y capturados por el régimen. Se debe nutrir la movilización indígena recurriendo también a las vías de hecho como hacen estos hermanos, porque esta es una lucha de los oprimidos y explotados del país, contra sus centenarios enemigos.

Tomado de: Revolucion obrera No. 439
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