La Hipocresía del Pico y Placa y el Día Sin Carro

La Hipocresía del Pico y Placa y el Día Sin Carro 1

El 6 de febrero la alcaldesa Claudia López, decretó día sin carro. Bajo el lema “Bogotá ReVerdece”, miles de carros y motos dejaron de circular, según el gobierno, con los objetivos de reducir los niveles de contaminación e incentivar el uso de taxis, teniendo en cuenta que la plataforma Uber había salido del mercado. Lo cierto es que de acuerdo a los resultados, el porcentaje de contaminación disminuyó apenas el 5%, y lo único que pudieron disfrutar los bogotanos fue vías despejadas, en contraste con buses de Transmilenio repletos y demorados, como es habitual.

Pero además del día sin carro, la medida de pico y placa aplicada desde hace varios años, hipócritamente para para aliviar el tránsito y disminuir la contaminación en la ciudad, es ahora aprovechada para meterle la mano al bolsillo de la gente y sacarles más dinero. Desde la administración de Peñalosa se cocinó una medida para “aliviar” a los propietarios de vehículos. Una medida amparada en el decreto 749 de diciembre de 2019, donde los propietarios podrán pagar 4 millones de pesos anuales o 2 millones 66 mil pesos por seis meses y quedar exentos del pico y placa; es decir, tienen que pagar para poder circular, no importa el medio ambiente, no importa el caos vehicular en Bogotá, porque ¡PAGANDO TODO SE PUEDE!

He ahí la hipocresía de esta burguesía, crean una medida para “ayudar al medio ambiente” y para “aliviar el tránsito” y después, ¡zas! la pisotean sacándole una buena tajada a quienes con esfuerzo logran tener un automóvil para movilizarse –y es a ellos, porque por supuesto los ricachones tienen dos, tres o más automóviles para moverse por la ciudad como les dé la gana-. Lo más grave de todo, es que Bogotá se encuentra en alerta amarilla, por los niveles de contaminación ambiental y este es un problema de talla mundial.

De acuerdo con una investigación de Greenpeace, elaborada con la colaboración del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), se dice que “…los efectos de la contaminación sobre la salud son tan graves que, solo durante 2018, cerca de 400.000 personas murieron de forma prematura en la Unión Europea por enfermedades vinculadas a la quema de combustibles como el carbón y los derivados del petróleo” Lo cierto es que mientras haya ganancia, ni el ambiente, ni la vida importan.

La investigación de Greenpeace, propone como soluciones parciales, el promover el día sin carro, restringir la circulación de vehículos en algunos lugares, limitar ciertas categorías de vehículos “los más contaminantes”, transporte público impulsado por energías renovables, entre otras; no obstante, en Bogotá, una día sin carro y sin moto, como el del 6 de febrero, donde el resultado es el 5% menos de contaminación, es un paño de agua tibia, mientras se mantenga el uso de combustibles fósiles, las fábricas no tengan reales medidas para impedir la contaminación, no haya un transporte masivo eficiente, impere la anarquía de la producción donde no importan las necesidades de la sociedad sino el apetito insaciable de ganancia, se siga concentrando de manera desmedida la población en las ciudades en detrimento del campo, entre otros.

Bogotá se encuentra en un círculo vicioso, del que no podrá escapar hasta que la ganancia deje de estar al mando, eso sin contar con la gran industria concentrada en zonas fabriles donde la contaminación es mucho más alta, causando en los habitantes cercanos, enfermedades, malformaciones y demás.

Pero no bastándoles con el cobro por poder circular, se promoverá además el pico y placa para motos de cuatro tiempos, afectando así a millones de obreros que, cansados del costoso y pésimo servicio de transporte y del caos vehicular en la ciudad, buscan otras alternativas de movilización y muchos de ellos, una forma de trabajo.

Solo falta que a quienes se movilizan en bicicleta, se les empiece también a cobrar por utilizar las agrietadas ciclo rutas de la ciudad. Es así como Claudia López prepara medidas en contra de los trabajadores a la par que protege a sangre y fuego el monopolio del transporte.

El problema de movilidad en Bogotá, no deviene solamente de la cantidad de vehículos que transitan, también de los años de corrupción, que han desangrado el erario con proyectos de metros jamás construidos; con instalación de miles de semáforos que estimulan los trancones, en lugar de construir puentes o deprimidos, con policías de tránsito corruptos y medidas para recaudar más y más dinero.

Está visto que en el capitalismo, a la clase obrera todo se le niega, hasta el derecho a movilizarse libremente; esta es una lucha, que debe unirse con las demás reivindicaciones del pueblo colombiano, porque igual que el resto de medidas del gobierno nacional y de las administraciones en cada ciudad, afecta el trabajo, la salud y la vida de los trabajadores.

¡Contra el cobro por transitar libremente y el pico y placa para motos, lucha directa y organizada de masas!

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