El hambre azota a millones de personas en todo el mundo, en medio de un sistema económico como lo es el capitalismo imperialista, que se ahoga en una crisis de sobreproducción de mercancías que no pueden ser consumidas por la mayoría de quienes las producen. Hambre, física hambre en un amplio sector de la sociedad que come una vez al día o se “alimenta” en los basureros; mientras tanto, las grandes industrias, particularmente las de alimentos, casinos de alimentos e imponentes restaurantes de cadena despilfarran por toneladas la comida y una gran parte de ella se pudre en las inmensas bodegas de almacenamiento.
Colombia no escapa a esta inmunda lógica del sistema, siendo un país capitalista oprimido, en el cual se puede producir en sus variados pisos térmicos, por no hablar de los océanos y ríos que lo recorren y que también son fuente de flora y fauna y que pueden ser consumidos por millones de sus habitantes. Es conocido que en departamentos como el Chocó y La Guajira entre otros, abunda el hambre, mueren los niños por desnutrición, mientras los parásitos capitalistas y la burocracia del viejo Estado comen en abundancia y variedad a costillas del trabajo ajeno.
La FAO, agencia de la imperialista ONU, encargada según ellos, de erradicar el hambre, promover la seguridad alimentaria entre otros propósitos, junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) también de la ONU, elaboraron un informe sobre la inseguridad alimentaria aguda con las perspectivas 2022 de febrero a mayo, ampliamente difundido en la internet en los que ubica «20 “focos de hambre” en los que es probable que parte de la población se enfrente a un deterioro significativo de la inseguridad alimentaria aguda en los próximos meses que pondrá de peligro sus vidas y sus medios de subsistencia».
Entre los factores que aumentan el hambre ubican la violencia, las crisis económicas, la pandemia de la Covid-19, condiciones climáticas, plagas, enfermedades animales y vegetales que a menudo coexisten y se refuerzan mutuamente. Estima en más de 161 millones de personas, las que están sufriendo hambruna, el tipo más grave de hambre crónica hoy en el mundo, eso, sin tener los datos completos de otros países de los cuales no se tiene información actualizada, por lo que la cifra, dicen, es mucho mayor.
La gran mayoría de estos factores aplican para la sociedad colombiana, en la cual, la clase obrera, los pequeños y medianos propietarios, los campesinos pobres… son las víctimas de un sistema que vive para satisfacer los infinitos deseos de ganancia de un puñado de burgueses y terratenientes a costa de la superexplotación y opresión de las masas trabajadoras y de la devastación de la naturaleza, las únicas dos fuentes de riqueza que se engullen los parásitos burgueses.
Mientras el régimen de la mafia en la dirección del Estado burgués intentó desmentir el informe, la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco) afirmó en un comunicado que la situación del hambre en Colombia sí es crítica. Ese grupo de investigación calculó que alimentar a una persona según las directrices dadas por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) tiene un costo en promedio de $423.000 por persona al mes lo que implica que 21 millones de personas no pueden alimentarse debidamente gracias a los altos niveles de pobreza que existen en el país. Otro aspecto que agrava la situación, son las cifras oficiales que informan que existen al menos cinco millones de personas que sufren o sufrieron desnutrición crónica en su primera infancia. Según datos del DANE de octubre del año pasado, tres de cada 10 hogares no consumen las tres comidas diarias. Al respecto dice el informe que Es probable que la inseguridad alimentaria se deteriore aún más en Colombia en los próximos meses debido a una combinación de inestabilidad política, desafíos económicos y el impacto actual de la crisis migratoria regional amplificada por el desplazamiento interno.
A todo esto, se suma que para el mes de enero se registró la inflación más alta desde 2016, pues la variación anual quedó en 6,94%. En comparación con el año pasado, el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas subieron hasta un 19,94%. En este renglón de la economía, la papa ha aumentado un 140,16% y la yuca un 46%. Ya no hay duda alguna, el alza mentirosa del salario mínimo quedó en completa evidencia.
Dicen desde la ONU que Se necesita urgentemente una acción humanitaria específica para salvar vidas y medios de subsistencia en los 20 focos de hambre. Para los reaccionarios y sus instituciones, la forma supuestamente de acabar con el hambre es acudir a la filantropía de los ricos quienes a punta de campañas humanitarias cederán una parte de sus fortunas para aliviar la tragedia de la población, ocultando la verdad de que una de las características fundamentales del capitalismo es la concentración de la pobreza en la inmensa mayoría y de la riqueza en una ínfima minoría.
Los comunistas revolucionarios llamamos a la unidad del pueblo, del proletariado que debe ir a la vanguardia de las luchas que por millones deben dar los oprimidos y explotados contra el capitalismo imperialista, fuente del hambre, la muerte, la depredación de la naturaleza.
Llamamos a la organización en Partidos revolucionarios en cada país para enfrentar la plaga capitalista que somete a la muerte a millones de proletarios y a sus familias; a la organización de la Nueva Internacional Comunista basada en el mlm, que organice la lucha mundial contra los imperialistas y las burguesías parásitas en cada país.
Sólo mediante la Guerra Popular, que en Colombia tomará la forma de una insurrección armada en los principales centros de producción, es que las masas podrán conquistar su liberación del pesado yugo que les impone el capital. Se necesita la revolución, pues sólo mediante ella, la sociedad podrá conquistar el Socialismo científico, bajo el cual, no habrá hambrientos en un mundo que tiene las fuerzas productivas necesarias para darle de comer a todo el mundo, valga la redundancia, y que sólo necesita que las masas se emancipen del capitalismo para que, con su energía y potencial creador, desarrollen toda su creatividad para planificar la economía que produzca para satisfacer las necesidades de la sociedad y no como sucede hoy, que el capitalismo produce para satisfacer el infinito deseo de ganancias de un puñado de parásitos que sobreviven a costa del trabajo social para apropiarse -privadamente- de lo producido.