Hace 22 años el Estado burgués-terrateniente creó el ESMAD, escuadrón asesino de la Policía Nacional, cuya función es reprimir con odio y sevicia la protesta popular. Con armas de fuego, con recalzadas lanzadas con trufly, por medio de la asfixia con gases lacrimógenos y hasta atropellando a sus víctimas con tanquetas, han asesinado indígenas, campesinos, estudiantes y obreros en diferentes partes del país.
Sus víctimas preferidas son jóvenes, lo que evidencia que la juventud rebelde no se doblega ante los designios de los poderosos que hoy dominan desde el Estado asesino de los ricos. Violencia sexual, mutilaciones, robo de mercancía a vendedores ambulantes, entre otros abusos, se encuentran dentro del accionar de estas bestias uniformadas. Son el brazo armado con que el Estado asesino contiene por la fuerza la furia de las masas, pero también, son usados como animales para reprimir con odio manifestaciones no violentas, ya que los entrenan para provocar disturbios en ellas, bien sea atropellando sin razón a los marchantes o infiltrando su personal de civil para empadronar, marcar o «echar dedo» a los dirigentes populares a la vez que crean el caos.
El pueblo no olvida ni perdona sus crímenes. La brutalidad policial es una política de Estado ejecutada por el ESMAD para amedrentar a las masas populares. Sin embargo, ¡el pueblo no se rinde carajo! y por más presupuesto que los asesinos del régimen uribista destinen para tanquetas y equipamiento mortal para dotar a sus «robocops» en medio de la pandemia, no podrán contener la rebeldía de un pueblo que se organiza y lucha por encima de estos escuadrones de matones.
Es necesario organizar los Grupos de Choque que confronten directamente, cuerpo a cuerpo al ESMAD, que logren desbaratar sus formaciones, que puedan romper la cadena de mando, interceptar sus comunicaciones y confundirlos hasta hacerlos inservibles para contener las manifestaciones populares. El ESMAD no es invencible, pero requiere investigación, aprendizaje de las luchas en que los han logrado desnudar y hacer correr, y práctica, mucha práctica para lograr derrotarlos. ¡Sólo el pueblo unido y organizado es invencible!