El próximo 5 de marzo del año en curso se conocerá la pena impuesta a Néstor Rodríguez integrante del ESMAD por el delito de “homicidio en la modalidad de dolo eventual” por su participación en el asesinato de Nicolás Neira. Esto significa una victoria para la familia Neira y en particular para Yury, el padre de Nicolás quien ha tenido una lucha incansable para que este Estado asesino responda por el crimen de su hijo.
La pena impuesta a uno de los integrantes del escuadrón es apena un paño de agua tibia ya que Néstor sería el autor material del homicidio, pero realmente el autor intelectual es el Estado representado en ese momento por el gobierno del asesino Álvaro Uribe Vélez.
Según los protocolos, el objetivo de las fuerzas del ESMAD es dispersar sin atacar al individuo, pero el objetivo del Estado capitalista es mantener calmada la sociedad y castigar cuando se levante por las injusticias que día a día suceden en el mundo y mantener protegidos a los riquillos para así seguir manteniendo su orden mundial.
El pasado 2020 trajo consigo además de la pandemia, un descontento general de varios sectores, hecho que lleva a que a nivel mundial las masas se organicen y expresen su descontento en las calles, como ha venido sucediendo en Chile, Ecuador, Colombia, EEUU, España, Francia y en cada rincón en donde los pillos quieren hacer de las suyas. Como parte de este nuevo despertar de las masas es obligatoria la necesidad de organizar y consolidar fuerzas para la lucha en las calles, para enfrentar la represión y generalizar la preparación de los grandes combates (ver: Sobre la Necesidad de Conformar y Generalizar los Grupos de Choque (1), (2), (3), (4)), para así evitar al máximo lo que vienen haciendo los gobiernos de turno con sus fuerzas militares: reprimiendo y dispersando las protestas, capturando a los manifestantes para luego aparecer muertos o violados en un CAI, desapareciendo a los luchadores, asesinando a los dirigentes sociales, ocasionando masacres, desplazamiento y terror en la población.
Esta lucha que ha dado Yury, enfrentando constantes amenazas por justicia para su hijo, también la libran muchas familias en Colombia como la de Dilan Cruz, pues no se trata de casos aislados sino de un ensañamiento por quien lucha y se levanta, se trata de asesinatos sistemáticos, pero eso es solo un paño de agua tibia el que después de 16 años de la muerte de Nicolás se dicte solo condena al tirador del trufly y no a quien dio la orden de matar.
Esta condena debe ser contra el Estado asesino y sus gobiernos de turno; por dar la orden, por retrasar los procesos judiciales, por usar sus fuerzas militares y paramilitares para callar a nuestros jóvenes, por mantener sometida a toda una clase para cuidar los interés de unos pocos, y esta condena no llegará de parte de su misma justicia, será la misma destrucción de su Estado, la eliminación del sistema capitalista y para esto nos estamos preparando, aunque a sangre y fuego lo intenten evitar.
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