El “Plan Marshall Para Bogotá”: una miserable y ridícula parodia

El Plan Marshall Para Bogotá es una miserable y ridícula parodia

Con el pomposo nombre de “Plan Marshall Para Bogotá” la alcaldesa de la capital presentó un programa con el supuesto de impulsar la reactivación económica de la capital.

No es gratuito, ni casual que la alcaldesa haya escogido el nombre del célebre plan anticomunista de los imperialistas norteamericanos lanzado en 1947 para someter a Europa después de la Segunda Guerra Mundial y frenar la influencia del campo socialista.

Desde el nombre también indica hacia dónde estarán dirigidos los esfuerzos y recursos que se “invertirán”: privilegio a los grandes capitalistas, limosnas para los pequeños y medianos productores y comerciantes, y olvido para las masas trabajadoras.

Ya mirado el plan en concreto no quedan dudas de que si el verdadero Plan Marshall de los imperialistas yanquis sirvió sobre todo como campaña ideológica anticomunista, con pingües resultados en el terreno económico, el remedo de Claudia López es una miserable y ridícula parodia:

NO HAY INVERSIÓN REAL, solo alivios tributarios en el predial, el pago del registro mercantil y el ICA que beneficia sobre todo a los grandes empresarios y comerciantes quienes pueden demostrar sus pérdidas y que ya cuentan con el apoyo al pago de nómina por parte del gobierno nacional.

SÍ HAY MAS IMPUESTOS en cambio, para los pequeños y medianos productores, caso de la comercialización al por menor a través de internet, así como de algunas industrias productoras y comercializadoras de artículos esenciales para la atención de la crisis sanitaria, caso de los fabricantes de utensilios de aseo y sanidad, cuya producción y comercio aumentó en los últimos meses.

En gran medida, López propone en su plan adelantar en Bogotá algunos puntos de la reforma tributaria que no pudo aprobar el régimen desde el gobierno central, y así aumente el gravamen a algunos capitalistas, esto no redundará ni en la reactivación económica ni en mejorar las condiciones de los sectores más afectados por la crisis.

La única inversión está en los créditos y microcréditos con el supuesto de “la formalización y la inclusión productiva”, que en realidad no se sabe qué es, pero supone un estímulo a formalizar las pequeñas y “muy pequeñas” empresas para que también tributen; a la vez que el plan tampoco establece el monto total destinado a dichos créditos; pero lo más seguro es que llegarán sobre todo a los amigos y aliados del partido de la alcaldesa apuntalando su futura campaña a la presidencia.

Y de remate el pomposo plan se empezaría a realizar el próximo año. Es decir, cuando ya hayan terminado de arruinarse los pequeños y medianos productores y comerciantes, y el capital se haya concentrado en los grandes monopolios. Con semejante plan no habrá tal reactivación económica sino agravamiento de la crisis económica y, por consiguiente, agudización de la crisis social y de la lucha de clases, así como de las contradicciones en el seno de los explotadores, como ya se advierte por las declaraciones de los representantes de los gremios económicos.

Eso sí, el “Plan Marshall Para Bogotá” deja una impronta en la memoria: Claudia López y sus secuaces, se declaran anticomunistas para que las reaccionarias clases dominantes no traten de acercarlos o compararlos siquiera con el “castrochavismo”, del cual no deberían preocuparse. Deben preocuparse sí, de la subversión que viene creciendo en las entrañas del pueblo quien se levantará contra el orden social existente y no dejará títere ni marioneta con cabeza.

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