A liberar la lucha por la educación pública del parásito de la politiquería

Durante los últimos años algunos hemos visto cómo el movimiento estudiantil e incluso el movimiento sindical en la Universidad del Valle ha sido acaparado ampliamente por grupos y partidos politiqueros que promueven su exceso de confianza en el Estado burgués, sus métodos burgueses y pequeñoburgueses, el burocratismo y la dependencia de la ley burguesa.

Estos grupos políticos de distintos partidos se imponen como autoridad suprema, acallan con su autoproclamado poder las voces independientes y de inconformismo con su trabajo; al punto que vemos con preocupación cómo la participación en la lucha de las amplias masas de estudiantes y de trabajadores ha disminuido.

El movimiento estudiantil y el movimiento sindical en Univalle deben sacudirse de esta influencia de la politiquería de partidos cuyo principal interés es la disputa de cargos e influencias que reproducen las prácticas corruptas del Estado burgués al interior de la universidad.

En la actual campaña electoral, la Univalle se ha vuelto el centro de disputa entre partidos burgueses de derecha y partidos pequeño burgueses reformistas por intereses y encargos como los consejos estudiantiles, rectoría, consejos municipales, asambleas departamentales, e incluso, alcaldías y gobernaciones. Disputas en las que están en juego intereses grupistas, y en las que se aprovechan y traicionan las necesidades más urgentes del estudiantado y los trabajadores.

El movimiento estudiantil y los trabajadores deben romper con estos grupos que conducen su lucha a mesas de discusión y supuestos debates sobre el mejor candidato a rector, la construcción de la reforma a la ley 30; cuando en realidad ni son los estudiantes o trabajadores los que eligen o deciden sobre candidatos y reformas. En realidad, las reformas ya están construidas y solo las pretenden legitimar; y en la elección de rector el voto de los estudiantes no cuenta pues quien elige son los empresarios en negociación con los delegados del gobierno.

Al igual que en las elecciones para concejos, alcaldías, gobernaciones y presidencia la burguesía y la pequeña burguesía a través de sus partidos son los que eligen y a su servicio están los reformistas que amarran la movilización a sus intereses electoreros y promueven o no la lucha en favor de los gobiernos y según convenga o no a rectores, alcaldes, gobernadores, y ¿por qué no? presidentes.

El estudiantado en su lucha por la universidad pública tiene varias experiencias enfrentando la Ley 30 y sus reformas; las más recientes ocurrieron en el 2011 y 2014. Luego de amplias movilizaciones que enarbolaban puntos concretos como la gratuidad, el aumento presupuestal, el pago de las deudas del Estado a las universidades y la solución de los problemas de infraestructura, estas luchas resultaron conducidas por el reformismo hacia el levantamiento de los paros y la creación de las mesas de «expertos» que promovieron «reformas hechas por los estudiantes». Al final, luego de múltiples debates, marchas, encuentros, la lucha estudiantil se vio disminuida y los supuestos articulados no tuvieron futuro en el Congreso.

De todo ello, lo único que quedó fue que varios de los dirigentes estudiantiles que hacían parte de los grupos politiqueros de esos días, se abrieron paso en sus intereses personales como candidatos a concejos municipales, Congreso y alcaldías. Hoy, varios de ellos gozan de las mieles de la politiquería, un camino en el que ya vemos a muchos «líderes» estudiantiles y sindicales en Univalle. Es sabido por todos que cuando se trata de pescar votos, las luchas del pueblo son el mejor botín para estos partidos oportunistas, mientras que cuando cabalgan en sus puestos pretenden atar los puños del pueblo para que confíe en los métodos burocráticos y leguleyos que no resuelven los problemas de raíz.

Los estudiantes y trabajadores deben rechazar la politiquería dentro de la universidad, ya que el fin de la politiquería no es beneficiar a la comunidad estudiantil, si no a ciertas personas, o grupos con puestos dentro de diferentes instituciones, como lo es la misma Universidad del Valle.

Por otro lado, es necesario que los estudiantes y trabajadores de la universidad, críticos e inconformes con ese panorama politiquero, se sumen a la tarea de la construcción de un programa independiente concreto y claro en torno al cual unir y fortalecer la lucha del movimiento universitario y obrero en defensa de la educación pública, y que aísle la politiquería y sus intereses individualistas de la lucha por la educación pública, gratuita, científica y de calidad al servicio del Pueblo.

Este programa solo se construirá con la amplia participación y movilización de estudiantes y trabajadores, conscientes de que solo con la lucha directa y organizada del pueblo se conquistarán las principales demandas del pueblo.

En este sentido es necesario advertir y hacer un llamado a que esta confrontación con la politiquería no debe llevarlos a caer en la prácticas, foquistas, anarquistas y extremo izquierdistas en las que un puñado de “héroes” ponen en riesgo su vida en actos a veces temerarios que terminan aislándolos aún más de las masas.

A los compañeros que participan de estos grupos, es importante aclararles que este extremo izquierdismo no es más que la otra cara del reformismo, que en esencia desconfía de las masas y se cree que son esos «héroes» los que conquistan los derechos del pueblo. Es importante canalizar toda esa fuerza y energía en organizar y movilizar a todas las masas, en la tarea diaria de estudiar con ellas las ideas revolucionarias y elevar juntos el nivel de conciencia política.

Ya el levantamiento popular del 2021 nos enseñó que todo el pueblo movilizado y organizado hace temblar de miedo a quienes lo oprimen, que con la lucha directa en las calles y con el paro de la producción es capaz de conquistar lo que no han podido en años los politiqueros en el congreso. Que son las amplias asambleas populares en las que se toman las decisiones, en las que se organizan y definen los programas de lucha y que son estos los espacios ideales para elevar políticamente a todo el pueblo, poniendo en práctica el verdadero poder de las masas.

Adelante con la lucha y la crítica justa que tienen las masas estudiantiles para liberar la lucha por la educación pública del parásito de la politiquería.