El desempleo, un mal propio del capitalismo

El desempleo, un mal propio del capitalismo 1

El desempleo es una condición que afecta a la clase obrera en todo el mundo, no sólo económicamente, sino también, mentalmente, pues el desespero cunde cuando ese mal, propio del capitalismo, embarga a una familia. La clase obrera en Colombia no escapa de ese mal.

Con la industrialización del mundo, este se convirtió en una gran fábrica en el que el capital rompió las fronteras y vinculó a la producción de mercancías al proletariado como un gran ejército industrial disciplinado que, en masa, es el que produce la plusvalía a los capitalistas. Sin embargo, el capitalismo genera y a su vez necesita, un ejército industrial de reserva o un ejército de desempleados, que, si bien pertenece a la clase obrera, no se encuentra temporalmente vinculado a la producción.

Una de las grandes contradicciones del capitalismo es que, a mayor desarrollo de las fuerzas productivas con la tecnología que avanza a pasos agigantados, permite producir más mercancías en menos tiempo generando mayores ganancias a los capitalistas, pero así mismo es mayor es el desplazamiento de la fuerza de trabajo. Dicho avance tecnológico no sería un problema en el Socialismo en donde no prima la ganancia, por lo que el desarrollo de las fuerzas productivas facilitaría el trabajo de la humanidad para que esta disponga su tiempo en el desarrollo científico y cultural.

Dicha contradicción en el capitalismo genera crisis de sobreproducción de mercancías, las cuales el capitalista no puede vender y realizar la ganancia que ya obtuvo, por lo que en ocasiones produce cierres de empresas y por tanto despido masivo de trabajadores, es decir, que esa abundancia de producción, de ganancias, de desarrollo de las fuerzas productivas, se traduce en un océano de desempleados, de trabajadores no ocupados, de un sobrante cada vez mayor de fuerza de trabajo o de trabajadores por cuenta propia que también son desempleados, pues desempleado no es sólo el obrero que busca trabajo para ubicarse laboralmente, sino, aquel que buscó trabajo por mucho tiempo y no lo encontró y se vio obligado a irse al subempleo o “informalidad”.

El desempleo, es un arma en manos de los dueños del capital. Los capitalistas además de no poderlo acabar lo necesitan porque es una de las formas en que estancan o decrecen los salarios, pues siempre han esgrimido el falso argumento de que elevarlos trae consigo un incremento del desempleo por los altos costos que deberían pagar los capitalistas. Esto es falso, porque un alza general de salarios traería consigo un consumo más alto de las mercancías que la propia clase obrera produce y que generalmente no puede consumir porque no les alcanza el salario para hacerlo; ese consumo mayor genera mayores ganancias para los capitalistas y mayor necesidad de emplear mano de obra desocupada para producir en más turnos y ramas de la producción.

El desempleo, es usado por los capitalistas como un chantaje hacia la clase obrera, pues es bien sabido que cuando un obrero expresa su rebeldía ante algún abuso por parte de los capitalistas, es amenazado con el despido gracias a que cualquier desempleado puede cubrirlo, agravado esto con los altos niveles de migración de familias obreras provenientes principalmente desde Venezuela en el caso de Colombia; esto abarata los salarios lo que debe empujar cada vez a mayores contingentes obreros, de ambos países, a organizarse para resistir la embestida del capital y exigir trabajos con mejores salarios en oposición a las contradicciones que buscan generar las clases dominantes entre la clase obrera del país donde llegan los migrantes.

La solución de los capitalistas imperialistas para salir de sus crisis de sobreproducción es la de armar guerras por todo el planeta, con el fin de destruir a una buena parte de la clase obrera y medios de producción, con lo que tienen que volver a iniciar el proceso productivo en ramas de producción como la armamentística y así tratar de salir de las cada vez más profundas crisis en que se ahoga el capitalismo. En resumen, el capitalismo no solo lanza a la miseria a millones de trabajadores que no puede contratar, sino que además los pone como carne de cañón en sus guerras de rapiña, por donde se mire, el capitalismo no ocasiona sino desgracia para el pueblo y su muerte es la mejor salida para la humanidad.

Algunas cifras ayudan a ejemplificar cómo se encuentra el problema del desempleo en la actualidad en Colombia. La cifra de desempleo oficial del DANE para septiembre de 2023 fue de 9,3 %, o lo que significa que, 340 000 personas salieron del desempleo en el último año y se encuentran buscando empleo otras 2 356 000. Entre los países que pertenecen a la OCDE, Colombia se encuentra en el tercer lugar de desempleo, sólo superado por Grecia (10 %) y España (12 %). Frente a la brecha en la tasa de desempleo las mujeres puntean con un 11,6 % y los hombres tienen un 7,7 %. Y sobre la informalidad o los desempleados empujados al rebusque, el 56 % de los ocupados son informales, cifra que en general se ha sostenido desde el año pasado. Es necesario ver estas cifras críticamente, pues los gobiernos mienten estadísticamente para mostrar una falsa realidad, como, por ejemplo, separar del sector de los desempleados a los subempleados o trabajadores de la informalidad, por el sólo hecho de que ya no buscan empleo formal.

Ante esta problemática, se deben levantar las reivindicaciones expresadas en el Programa Inmediato del pueblo colombiano, que le exija al Estado y a las clases dominantes un alza general de salarios que le permita luchar en mejores condiciones a la clase obrera contra el capitalismo, tarea que debe encabezar un movimiento sindical reestructurado, es decir, que fundamentalmente no tenga bajo sus principios ideológicos y políticos la conciliación y concertación entre clases antagónicas (proletariado – burguesía) y que sean correas de transmisión de las ideas del Socialismo.

Se deben garantizar subsidios a los desempleados y subempleados, para sobreaguar la terrible situación en la que viven con sus familias, más aún cuando se conoce un estudio del Banco de la República que afirma que en caso de ser aprobada la reforma laboral, serán despedidos -supuestamente- 450 000 empleados en un periodo de 3 a 4 años.

El capitalismo ya no tiene nada bueno que ofrecerle a la sociedad. Es un sistema que se ahoga en sus propias contradicciones y es necesario que la clase obrera mundial acelere su destrucción por medio de la violencia revolucionaria. Sólo el Socialismo será capaz de garantizar el pleno empleo, y quitarle las cadenas de la explotación asalariada al trabajo mancomunado de hombres y mujeres que construirán con su fuerza de trabajo el paraíso bello de la humanidad.

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