Mandos del Ejército venden armas al Clan del Golfo

Mandos del Ejército venden armas al Clan del Golfo 1

Muchas son las denuncias sobre corrupción probada en la institución castrense: venta de armas a grupos ilegales, ejecuciones extrajudiciales (6402 falsos positivos), narcotráfico, espionaje, robo de recursos públicos; creación, financiación, entrenamiento y coordinación con grupos de autodefensas o paramilitares; acuerdos y alianzas con grupos ilegales… son quizás los escándalos más conocidos que demuestran la situación de descomposición en que se encuentra esa institución.

Pero debido a la coyuntura actual del gobierno reformista de Petro, quien tiene contradicciones con sectores de la mafia uribista, un gobierno que vive bajo la amenaza constante de un golpe de Estado o de alguna especie de “defenestración”, cualquier noticia o denuncia que implique el rearme y abastecimiento de grupos paramilitares tiene mucha significación.

Es así, que el pasado 16 de abril se conoció una denuncia de venta de armas de parte del Ejercito al Clan del golfo por parte de un militar que fue expulsado de la institución por llevar a cabo la investigación y denuncia. 1 El sargento Carlos Mario Gómez, denunció cómo del inventario del almacén de armas del batallón Vélez en San Pedro de Urabá 2 faltaban 90.000 cartuchos, 22 fusiles, 130 granadas.

El Clan del Golfo o las Autodefensas Gaitanistas de Colombia es la organización militar “ilegal” más centralizada y numéricamente superior que existe en el país. Organizativamente hablando, es la continuación de las Autodefensas Campesinas de Colombia (AUC), supuestamente desmovilizadas bajo el gobierno de Uribe. El Clan del Golfo es una organización terrorista de orientación paramilitar, antisubversiva y de derecha, más virada a la lucha por el control de territorios y rutas del narcotráfico que su antecesora, cuyo objetivo principal era despojar a los campesinos de sus tierras tras la mampara del combate a las guerrillas. Según las cuentas oficiales cuenta con 4000 miembros, una cifra maquillada ya que hacen presencia en 73 municipios del país, y recientemente ha desarrollado operaciones a “escala nacional” como el pasado “paro armado” en respuesta a la extradición de su líder “Otoniel”, con el que mostraron su fuerza y capacidad en varios departamentos del país.

El grupo ha venido desarrollando una crisis de mando el verse “golpeada” por las recientes bajas de sus cabecillas, como también por las disputas de los lugartenientes a su interior. Una situación recurrente que han vivido en su historia los grupos paramilitares como manifestación del inconformismo por cómo se reparte el botín de guerra y los millonarios recursos que maneja la organización. Aun así, el Clan del Golfo es sin duda un comodín en manos de la mafia uribista en sus eventuales planes de “complot” y “golpe de Estado”. Por lo tanto, es necesario mantener una vigilancia sobre los movimientos de ese grupo y sus declaraciones.

Para el presente caso, sumadas a otras denuncias que aseguran que en el Chocó el Clan del Golfo está integrado por exmilitares, 3 indican un posible rearme y acuerdo militar entre el Ejército Nacional y dicha organización para mantener y controlar esa zona estratégica, ruta del narcotráfico y procesamiento de psicotrópicos hoy en disputa con el ELN. El arsenal “perdido” del batallón Vélez en San Pedro de Urabá representa munición para abastecer una fuerza de 500 o más hombres bien dotados y pertrechados.

Después de la captura de “Otoniel”, alias “Chiquito Malo”, asumió el mando de la organización y se considera el continuador de la línea oficial, mientras que alias “Siopas”, quien fue asesinado por los hombres de “Chiquito Malo”, planteaba una “renovación” al interior de la organización. En todo caso, el Clan del Golfo tratará de mantener y conquistar nuevos territorios en disputa, aprovechará la experiencia del “paro armado” para realizar más acciones ofensivas bajo el gobierno de Petro, e incluso participar en un eventual golpe de Estado, maniobrando de acuerdo a sus capacidades y condiciones. Es una fuerza nada despreciable en el escenario de la lucha de clases y a la cual el proletariado revolucionario debe prestar atención y prever una forma de actuación adecuada a su nivel de organización y fuerza.

Retornando a la podredumbre institucional en el Ejército Nacional, quizás sea bueno recordar las palabras de Nicolás Maquiavelo en su tratado “De la guerra”, en donde previene en el ejercicio castrense el papel que desempeñan los militares de “carrera” o “profesionales”:

FABRIZIO —No he explicado aún todo lo que me había propuesto, que son dos cosas: una, que el hombre de bien no puede tener el ejercicio de las armas como oficio, y otra, que en una república o un reino bien organizado no se permite a los ciudadanos o súbditos militar por su cuenta. Ya he dicho cuanto me ocurría de lo primero; réstame hablar de lo segundo, y al hacerlo, responderé a vuestra pregunta. Pompeyo, César y todos los capitanes romanos posteriores a las guerras púnicas lograron fama de valientes, pero no de buenos, y los anteriores a ellos la conquistaron de valientes y de buenos, por cuanto éstos no ejercieron la guerra como su única profesión, y aquéllos sí. Mientras en la república fueron puras las costumbres, ningún ciudadano, por poderoso que fuera, se valió del ejercicio de las armas durante la paz para violar las leyes, expoliar las provincias, ejecutar actos de usurpación y tiranía contra la patria y someterlo todo a su voluntad; ni ninguno, incluso los de más humilde condición, pensó violar los juramentos, unir su suerte a la de personas privadas, no temer al Senado ni contribuir a cualquier acto de tiranía para asegurar en todo tiempo su vida de soldado. Los generales, satisfechos del triunfo, volvían gustosos a la vida privada, y los soldados dejaban las armas con mayor placer que las tomaban, dedicándose a las ocupaciones ordinarias, que aseguraban su subsistencia, sin que nadie intentara vivir con el oficio de soldado y el producto de las guerras.

Ejemplo evidente de lo que digo es, en cuanto a los ciudadanos poderosos, el de Atilio Régulo que, siendo general del ejército romano en África y teniendo casi vencidos a los cartagineses, pidió permiso al Senado para volver a su casa a cuidar de sus fincas, que estropeaban los labradores. Resulta, pues, más claro que el sol, que, si Régulo tuviera el guerrear por oficio y hubiese pensado utilizar esta profesión en su provecho, pudiendo disponer de las riquezas de tantas provincias, no pidiera permiso para volver a cultivar sus haciendas, que en su mano estaba ganar cada día más de lo que pudieran valer éstas.

El proletariado revolucionario encuentra en el Ejército Nacional, la policía y las fuerzas paramilitares a sus inmediatos adversarios a muerte; por ello plantea la necesidad de destruir esas instituciones separadas y opuestas al pueblo, para sustituirlas por el pueblo armado. Y para eliminar dichas fuerzas en un momento insurreccional se debe conocer la historia de las revoluciones en general, además aprender a mirar la correlación de fuerzas y las condiciones de espacio tiempo en cada momento determinado, debe aprender del arte de la guerra y de organización. Algo necesario e indispensable en la lucha de clases para pasar de observador y propagandista, al de organizador y dirigente de la revolución.

Notas

1 https://www.infobae.com/colombia/2023/04/16/militar-denuncia-que-lo-echaron-del-ejercito-por-denunciar-la-perdida-de-cartuchos-fusiles-y-granadas-que-al-parecer-terminaban-en-manos-del-clan-del-golfo/

2 https://www.infobae.com/colombia/2023/04/16/militar-denuncia-que-lo-echaron-del-ejercito-por-denunciar-la-perdida-de-cartuchos-fusiles-y-granadas-que-al-parecer-terminaban-en-manos-del-clan-del-golfo/

3 https://www.elespectador.com/colombia-20/conflicto/clan-del-golfo-en-choco-mayor-del-ejercito-dice-que-ese-grupo-armado-esta-integrado-por-exmilitares/ 
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