La xenofobia en Chile, solo beneficia a los capitalistas: ¡unirse para la lucha!

La xenofobia en Chile, solo beneficia a los capitalistas: ¡unirse para la lucha! 1

Juguetes, ropa, carpas, cobijas…todo quedó en cenizas después que una turba incinerara el pasado 25 de septiembre, las pocas pertenencias de un grupo de migrantes venezolanos que estaban instalados en la Plaza Prat de Iquique, Chile. Entre 3000 y 5000 personas -cifra que varía según la fuente- marcharon por las calles de dicha población hasta llegar a la plaza donde estaban asentados los migrantes venezolanos ilegales, que por diferentes carreteras llegaron a Chile en busca de un trabajo para poder alimentar a sus familias. Al llegar al sitio, un grupo de los anti-migrantes actuó con violencia desbordada contra los venezolanos, al punto de acumular por la fuerza las pocas pertenencias que estos tenían para después quemarlas. Hubo algunos enfrentamientos directos entre los migrantes y los marchantes xenofóbicos, o mejor, aporofóbicos, pues más que temor u odio hacia los extranjeros en general, esta es una clara muestra de rechazo y violencia organizada contra los pobres, contra los migrantes despojados de todo tipo de riqueza y que al final, sólo están luchando por no perder lo único que les queda: su dignidad y su fuerza de trabajo que intentan vender a los capitalistas del país donde llegan para poder sobrevivir.

Después de Colombia, que para 2020 albergaba el 29,9%; Perú (19,8%) y Chile (19,7%) son los países con más migrantes venezolanos de un total de 5,4 millones que abandonaron su país de origen. Según la OIT, el 80% de estas personas tienen jornadas laborales superiores a las 48 horas semanales y perciben apenas el 60% del salario mínimo legal de donde llegan. Sin embargo, la gran mayoría apenas puede sobrevivir acudiendo a la llamada “informalidad” o “rebusque”, trabajos no formales donde están en el límite de caer en la mendicidad, por lo que una minoría se lumpeniza y acuden a cometer delitos para poder comer. Por ejemplo, en Colombia, de la población carcelaria -que es cercana a las 97.000 personas según el Inpec- solo 1.600 son venezolanos, es decir, el 1,78% y en Bogotá, apenas el 2% de los hurtos son cometidos por venezolanos, y aun así, la alcalde “alternativa” Claudia López estaba planeando la creación ¡de un comando para perseguir a los migrantes venezolanos!

Los venezolanos que están llegando a los diferentes países latinoamericanos, son, en su gran mayoría, obreros o pequeña burguesía arruinada, que llegan a trabajar para poder sostener a sus familias. No son delincuentes, ni son los causantes de “quitarles” el empleo a los obreros que viven en los países a donde llegan. La burguesía aprovechó la llegada de miles de venezolanos, para pauperizar aún más la situación de la clase obrera en general y rebajar los salarios, echando mano de la población desempleada que son proletarios en activo. El pueblo debe rechazar estos ataques brutales y despiadados por parte de las clases reaccionarias, que escudados en el patrioterismo burgués y en mentiras o “fake news”, quieren arrastrar a un sector de las masas para convertirlas fuerza que actúe contra los migrantes venezolanos.

El proletariado revolucionario en los distintos países, debe luchar organizar a los millones de migrantes que están por el mundo luchando por su vida y la de sus familias, pues son parte del proletariado mundial y por ende son fuerza material para las filas de la revolución. Los obreros como clase social, no tienen patria, tienen intereses y enemigos comunes y los hermana la causa del Socialismo científico y del Comunismo. Es necesario trabajar para que se organicen y luchen como hermanos contra los reaccionarios que los agreden de diferentes formas, respondiendo a los ataques con violencia revolucionaria; que se unan con los demás obreros para luchar contra los Estados democrático-burgueses, que sólo les puede garantizar superexplotación económica, opresión política y militar; luchando como una sola fuerza para destruir de raíz esos Estados reaccionarios, y construir sobre sus ruinas, Estados Socialistas basados en la solidaridad y cooperación mutua, dejando en el pasado el capitalismo imperialista que los persigue y juzga con la máxima brutalidad posible.

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