Crecen las ganancias de los ricos al igual que el hambre de los pueblos ¡No más capitalismo!

Crecen las ganancias de los ricos al igual que el hambre de los pueblos ¡No más capitalismo! 1
Jeff Bezos, Warren Buffett, Bernard Arnault, Larry Ellison y Elon Musk se han enriquecido mucho en los últimos años. (Crédito: Getty Images)

Vivimos en la era del imperialismo, donde los monopolios controlan los mercados, establecen precios y determinan qué productos debemos o no consumir. Esto no es una casualidad, pues en el capitalismo, gobierne quien gobierne, el Estado burgués sirve fielmente a los intereses de las clases dominantes.

De allí que, las políticas económicas impulsadas por el Estado burgués hayan permitido que la riqueza se concentre en manos de unos pocos parásitos, mientras las condiciones de vida de millones de campesinos y proletarios se deterioran día a día.

Desde 2021, el brutal aumento del costo de los alimentos y otros productos básicos se ha convertido en una realidad insoportable para la clase obrera en todo el mundo. Según un informe de las Naciones Unidas, en 2021, 828 millones de personas padecieron hambre en todo el planeta. ¡828 millones de seres humanos condenados al hambre en un mundo de abundancia!

En contraste, en 2020, la riqueza de los cinco hombres más ricos del mundo ascendía a 405.000 millones de dólares y en el 2023 esa riqueza aumentó en un 114 %, alcanzando la escandalosa cifra de 869.000 millones de dólares. Si cada uno de estos cinco holgazanes gastase un millón de dólares diarios, les llevaría 476 años agotar su riqueza conjunta.

Y toda esta riqueza la han generado gracias a que tienen al Estado burgués a su favor, garantizando que sus empresas evadan impuestos y se privaticen los servicios públicos a favor de los beneficios privados; de allí que se mercantilicen servicios vitales como la educación, el agua, la atención médica, etc. Según el informe de Oxfam: Desigualdad S.A. El poder empresarial y la fractura global: la urgencia de una acción pública transformadora, nunca antes en la historia de la humanidad se había visto tal concentración de riqueza y poder político en manos de unos pocos parásitos milmillonarios.

En la última década, la riqueza de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado, mientras la pobreza de 5000 millones de personas se ha incrementado dramáticamente. Un ejemplo de ello es Amazon, demandada por mantener ilegalmente el poder monopolístico, inflar precios y rebajar la calidad; Jeff Bezos, su fundador, tenía una fortuna (de 167.400 millones de dólares estadounidenses) y la ha aumentado en 32.700 millones de dólares desde 2020, todo gracias a la superexplotación de sus miles de trabajadores, a quienes les impide sindicalizarse, para poder imponer jornadas extenuantes, racismo y discriminación.

Desde 2020, los pueblos del mundo han soportado una pandemia devastadora y nuevas guerras imperialistas en Ucrania, Palestina, Sudán, Etiopía, Afganistán, Siria, República Democrática del Congo… así hasta llegar 56 guerras reaccionarias en todo el mundo, la mayor cantidad desde la Segunda Guerra Mundial. Y cada vez más, estas tristes guerras tienen un componente internacional, con 92 países involucrados en conflictos fuera de sus fronteras. ¡Este es el sanguinario precio de la avaricia imperialista!

La insaciable voracidad de burgueses e imperialistas nos ha sumido en una crisis climática sin precedentes. Con calor y sequías extremas, reducción de capas de hielo, subida del nivel del mar y calentamiento de los océanos, el capitalismo imperialista ha puesto a nuestro planeta al borde del colapso. El 1 % más rico genera tantas emisiones de carbono como los dos tercios más pobres de la humanidad. ¡Nos están robando el futuro!

Y, mientras el proletariado y el campesinado mundial sufre, la riqueza de los milmillonarios ha aumentado en un 34 %, es decir, unos 3,3 billones de dólares. Esta acumulación de riqueza en manos de unos pocos parásitos carniceros es un insulto a toda la humanidad trabajadora. ¡Es una afrenta que no podemos continuar aguantando!

Tal como lo señalaba Lenin, la esencia económica del imperialismo es el dominio de los monopolios y del capital financiero, así pues, entre los años 1995 y 2015, 60 empresas farmacéuticas se han fusionado en 10 gigantes mundiales conocidas como el Big Pharma; hoy, dos empresas controlan el 40 % del mercado mundial de semillas; y tres cuartas partes del gasto mundial en publicidad online se destinan a Meta, Alphabet y Amazon. Como bien lo señalaba Lenin, el dominio de los monopolios pone al desnudo el carácter antipopular y parasitario del capitalismo; y este yugo de unos pocos monopolistas sobre el resto de la población se hace cien veces más duro, más insoportable.

Los márgenes de beneficio de las grandes empresas se han disparado mientras los salarios de los trabajadores caen en picada. No podía ser de otra manera en este sistema donde las empresas utilizan su poder económico y político para desde el Estado burgués imponer leyes laborales que perjudiquen a los trabajadores; tanto así que hasta la muy burguesa Organización Internacional del Trabajo ha alertado sobre la caída histórica de los salarios reales, advirtiendo que esto aumenta la desigualdad y el malestar social.

Así las cosas, está claro que los gigantescos monopolios se adueñan de la mayor parte de la producción social; unos cuantos magnates disponen a su antojo de toda la riqueza creada por el trabajo de los pueblos del mundo. El antagonismo entre el trabajo y el capital se agrava progresivamente, pero esta opresión capitalista también intensifica la indignación de la clase obrera y de los pueblos oprimidos.

Esta indignación debe convertirse en fuerza organizada, debe reunirse en un poderoso ejército dispuesto a terminar con el sufrimiento de la humanidad y la destrucción de la naturaleza. Es indispensable convertir todo ese odio de clase en la más alta forma de organización a nivel internacional: el Partido internacional del proletariado, la nueva Internacional Comunista que dirija la guerra contra los imperialistas y, a nivel nacional, el Partido Comunista Revolucionario capaz de dirigir la lucha contra todo el Estado burgués e iniciar el trabajo de construcción del socialismo.

El capitalismo imperialista causa sufrimiento, exacerba las desigualdades y nos lleva al colapso climático. ¡Debemos poner fin a esta locura! ¡Debemos luchar por un futuro socialista en vía al comunismo! Es hora de levantarnos contra este mundo burgués, destruir el sistema que nos superexplota y oprime y construir un mundo socialista.

No más explotación, no más destrucción del planeta. Por la emancipación del proletariado y de todos los pueblos oprimidos: viva la revolución, adelante hacia la victoria del socialismo y el comunismo.

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