El capitalismo es la causa de la descomposición y sufrimiento de las clases oprimidas

El capitalismo es la causa de la descomposición y sufrimiento de las clases oprimidas 1

El putrefacto sistema mundial capitalista, agudiza cada vez más su crisis y con ello empeora la situación de todo el mundo, poniendo como bestia de carga al pueblo trabajador y especialmente, a las mujeres. Mujeres del pueblo que llevan a cuesta la doble explotación y opresión, que son estigmatizadas por la sociedad machista y corrompida, la cual deja mucho de qué hablar en el sentido de responsabilidades en cuanto a la crianza de los hijos, pues siempre recae sobre la mujer la mayor carga, y peor aún cuando las condiciones económicas son precarias, lo que hace más difícil cuidar de ellos. La crianza y cuidado del hogar en esta sociedad es un asunto individual, la responsabilidad es únicamente de la mujer, no se ve como una responsabilidad también de los hombres, de la sociedad y sus instituciones y se termina siempre culpando a la mujer de lo que suceda con los hijos y el hogar.

Con esta óptica se juzgó a la madre que abandonó su bebé hace uno días en la localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá. Y una de las primeras en hacerlo fue la alcaldesa Claudia López quien en Twitter vociferó indignada porque a la mujer la dejaron libre, prácticamente pidió su cabeza. Pero claro, es muy fácil desde una mesa llena de comida, una vivienda cómoda en el norte de la ciudad, y un sueldo mensual de casi 20 millones, juzgar a otra mujer y hacerse eco de la comunidad, que espontáneamente y por atraso también cree que el problema es la madre y no esta podrida sociedad capitalista.

Se preguntó la alcaldesa, para quien todos los días son “un gran día”, ¿qué motivó a una mamá de tres niños abandonar a su cuarto hijo?, la prensa oficial investigó ¿cuáles son las condiciones materiales en que vive esta madre? ¿dónde está el papá?, ¿también es culpable? ¿qué responsabilidad recae sobre el Estado? ¡no! ¡solo la condenaron!

Nosotros no lo sabemos tampoco, pero los proletarios sí sabemos, que cuidar tres hijos, tal vez siendo madre soltera, no es nada fácil, menos si no se tiene empleo, o si lo que se gana es el mínimo o menos del mínimo. También sabemos que existen variadas circunstancias por las que puede atravesar una mujer del pueblo y en la que en su desespero la lleve a tomar ese tipo de decisiones: una violación, un compañero que la abandona, fallaron los métodos anticonceptivos, o su religión le prohíbe utilizarlos, no pudo acceder a un aborto con seguridad, depresión post parto, etc…

Pero ni la alcaldesa, que dice representar los derechos de la mujer, ni el ICBF, ni ninguna entidad del Estado se hace mínimamente esas preguntas, porque no les importa, simplemente se reproduce la concepción machista de condenar a las mujeres y no al sistema, el principal responsable de cuanta cosa aberrante sucede con la mujer, niños y adolescentes. Seguramente, a la alcaldesa Claudia López nunca le irá a tocar poner en la balanza entre, ver morir de hambre a sus hijos o verlos crecer en esta sociedad que no ofrece sino miseria y explotación para la clase obrera.

Ya lo decíamos en el Programa para la Revolución en Colombia “aumenta día a día el empeoramiento de las condiciones materiales de existencia de los proletarios y sus familias”. Es muy doloroso ver cómo los hijos del pueblo padecen terribles vejámenes; esto obliga a la clase obrera a continuar en su lucha por mejorar sus condiciones e impedir su degradación física y moral, sin esperar salvadores ni en el Estado ni en los politiqueros, sino con su propia lucha.

Por último, hacemos un llamado a las mujeres y hombres a que hagan conciencia de los problemas que nos aquejan para hacerles frente, que no se conviertan en asuntos de individuos o familia, sino, que sea un problema social. Es necesario crear el movimiento revolucionario de las mujeres, unido a la construcción del Partido, para enfrentar los actuales problemas que padecen la mujeres y niños, pero sobre todo para prepararse en la lucha contra el capitalismo, para destruirlo, no para volverlo “más humano” como utópicamente algunos lo creen. El sistema es el enemigo del bienestar de los niños, de las mujeres, de los ancianos, de los de abajo, por eso debe ser enterrado.

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