Mensaje a la Asamblea Nacional Popular

Mensaje a la Asamblea Nacional Popular 1

Desde Revolución Obrera presentamos un saludo combativo y revolucionario a la Asamblea Nacional Popular (ANP), extensivo a las organizaciones y bases obreras, campesinas, indígenas y populares que están representadas en este importante evento.

El magnífico estallido social manifiesto desde el 28A, sigue dejando un sin número de enseñanzas necesarias de sintetizar y, sea esta la oportunidad para expresar algunas ideas a consideración de esta ANP, con el fin consolidar, extender y generalizar el Paro Nacional y las formas de lucha y organización destacadas por el mismo pueblo, para avanzar tanto en la conquista de las justas exigencias de las masas, como en el camino hacia una sociedad dirigida por los obreros y campesinos que se han mantenido en franca confrontación con el asesino y narcoparamilitar régimen colombiano.

El primer asunto a destacar durante el Paro Nacional, es el papel jugado por la juventud; cientos de muchachos que hacen parte de la clase obrera en activo, del ejército de desempleados y subempleados, otros tantos estudiantes universitarios y de secundaria… en general, la juventud inconforme y sin oportunidades, logró convertirse en la vanguardia del actual paro, poniendo en práctica lo aprendido desde el levantamiento de noviembre de 2019 y rompiendo todo confinamiento y condena al hambre y la miseria en medio de la pandemia.

Sin embargo, es necesario sintetizar esta experiencia y trabajar por la unidad de la juventud y de ella con el resto del movimiento, pues es innegable que el papel de la reacción, del régimen y de los medios de comunicación tradicionales ha sido el de separar al pueblo de esa vanguardia y con ello, condenar a las primeras líneas a la estigmatización, persecución, asesinato y desaparición.

Igualmente, es primordial la tarea de elevar el nivel de conciencia en cuanto a las formas de lucha y organización, enfatizando en la necesidad de luchar por su independencia con respecto al Estado, en la urgencia de generalizar y consolidar las asambleas populares como forma para conquistar la unidad del movimiento y decidir la continuidad de la lucha revolucionaria por los cambios estructurales, que no podrán lograrse desde las instituciones del Estado, máquina podrida, corrupta y servil a los intereses de burgueses, terratenientes e imperialistas, que debe ser destruida y no reformada.

De ahí que las pretensiones de llevar al movimiento juvenil a las urnas, a los “consejos juveniles” y cuanta promesa politiquera hagan, es una traición a esos hijos del pueblo, que durante estos meses han puesto el pecho a las balas asesinas del régimen y de la “gente de bien”. Se debe desechar cualquier ilusión en las instituciones podridas del Estado burgués, aprovechando que los jóvenes no tragan entero y que han vivido en carne propia el actuar de los gobiernos alternativos de Claudia López, Daniel Quintero e Iván Ospina. En definitiva, no hay salvadores supremos ¡solo el pueblo salva al pueblo!

Otro aspecto del análisis es la forma organizativa de las asambleas populares que deben consolidarse y generalizarse por cuanto son la garantía de darle continuidad y extender el paro; son además de un medio para informar y unir al pueblo con la vanguardia, una forma de construir la autoridad popular en la medida en que son ellas quienes deciden el qué hacer, cómo continuar, con qué métodos y formas de lucha, deciden a su vez cuáles son sus representantes… en últimas, las asambleas populares son embriones del nuevo poder popular, que deben afianzarse en esa dirección para que sean las mismas masas quienes decidan su destino.

Para avanzar en ese cometido, se requiere adoptar los métodos de dirección y de trabajo proletarios; métodos democráticos pero también de centralización, donde se tomen decisiones si no unánimes, por mayoría, entendiendo que los disensos sin inevitables y por consiguiente se debe garantizar a la minoría el derecho a continuar discutiendo, pero también exigiéndole el deber de sujetarse a la mayoría. De no ser así, las asambleas no pasarán de ser reuniones de discutidores que nada deciden, porque siempre existirán diferencias y no puede pretenderse un consenso absoluto; eso sería querer que todos piensen igual lo que realmente resulta ser muy antidemocrático, o como ocurre frecuentemente, termina imponiéndose la decisión de los dirigentes o convocantes así su posición no sea mayoritaria, y cuyo ejemplo más perverso fue el de los “autonombrados” jefes traidores del CNP.

Finalmente, la manifiesta necesidad de unificar un plan inmediato para continuar con la lucha; un plan que incluya las formas organizativas como las asambleas, las primera línea y demás formas para enfrentar con éxito las fuerzas represivas; las formas de lucha en las calles, directas e independientes, con la movilización, el bloqueo y el paro de la producción como principales; las exigencias que recojan las aspiraciones fundamentales inmediatas del pueblo colombiano empezando por tumbar el régimen mafioso y paramilitar, reemplazando el gobierno de los explotadores por las asambleas populares como órganos del nuevo gobierno; para hacer que sea ese nuevo gobierno de los obreros y campesinos quien ponga fin al terrorismo de Estado (no más asesinatos, no judicializaciones, razón de los desaparecidos, que paguen los asesinos del pueblo); garantice salud, educación y vivienda para el pueblo (tumbando las reformas y decretos que atentan contra estos derechos y resolviendo las medidas para hacerlos reales); tumbe las reformas pensionales, laborales, tributarias y cumpla las exigencias de los trabajadores; haga efectivo inmediatamente lo pactado con los campesinos, indígenas y demás comunidades afectadas por la guerra…

Esta es nuestra propuesta y aspiramos que ella sea acogida por la ANP, pues ni el régimen narcoparamilitar, ni el Estado representante de las clases dominantes explotadoras, quieren o pueden resolver los problemas que ocasionaron el estallido social y el Paro. Tampoco el actual sistema de hambre y miseria, explotación y muerte, puede garantizar el bienestar de la sociedad o ser reformado para tal fin, por cuanto él solo puede subsistir acabando con las dos únicas fuentes de riqueza: los hombres y la naturaleza. Le corresponde al pueblo trabajador prepararse para gobernar dando paso a la iniciativa, la creatividad, el trabajo, la inteligencia y capacidad de los que todo lo producen y están llamados por la historia a dirigir la sociedad: los jóvenes y viejos, obreros y campesinos.

Colombia, julio 2021

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