Durante el estallido social o Paro Nacional iniciado el 28 de abril de 2021, la demostración de valentía y heroísmo de las masas fue muy importante. Recordemos que como tal el 28A contaba ya con unos antecedentes insoslayables, como fue el 21N en 2019 y el 9 y 10 de septiembre de 2020 en Bogotá, que como ya se decía, anunciaban un estallido del pueblo colombiano ante la insostenible situación, que con cualquier hecho sería detonada. Ya habían existido enfrentamientos directos con los asesinos del Esmad y con la Policía Nacional, y las Primeras Líneas, que ya venían naciendo en estos procesos antecesores y con la experiencia de otros países como Chile, se generalizan como forma de resistencia más organizada entre las masas luchadoras para el estallido del 28A.
Pero además, de las Primeras Líneas para la resistencia, que en no pocas ocasiones pasó a la confrontación directa, se generalizaron las Líneas en otros aspectos: atención en Primeros Auxilios, prensa, ayuda judicial… que involucró de una u otra manera mucho más a las masas en general y esto es muy importante, porque es una de las lecciones a aprender, pues los grupos que están en el choque contra las fuerzas armadas del Estado burgués y paramilitares, no deben estar solos, sino, que deben hacer parte del movimiento de masas. Así lo demostraron los luchadores con el protagonismo de la juventud, con hechos destacados como la derrota al Esmad durante los días siguientes al 28A en Puerto Resistencia en Cali, que se convirtió en el símbolo de lucha porque allí con un enfrentamiento con intervalos en el día y la noche, donde participó la comunidad, niños, jóvenes madres y abuelos jóvenes, consiguiendo derrotar y humillar a los asesinos del Esmad.
Así mismo, fue encarnizada y continua la confrontación en Portal Resistencia y otros puntos en Bogotá, así como las diversas manifestaciones en las demás ciudades como Medellín, Manizales, Bucaramanga, en municipios como Zipaquirá, Soacha, Funza, Fusagasugá, por nombrar solo algunos, pero en general, el pueblo colombiano estuvo activo durante los meses del estallido, manteniendo incluso durante alrededor de dos meses el paso y control de zonas principalmente en Cali por medio de los bloqueos de vías. Marchas, ollas comunitarias, expresiones artísticas, bloqueos, cotejos deportivos, protestas contra el terrorismo de Estado, mítines, Asambleas Populares, reuniones… todas formas de lucha que las masas mantuvieron pese a las escalofriantes manifestaciones de terror estatal y paraestatal con que las clases dominantes pretendieron amedrentar al movimiento y que de hecho nos dejaron infames cifras que hemos publicado y expuesto desde nuestros medios.
La juventud obrera, sin oportunidades, sin –como decían ellos mismos- nada que perder, dispuestos a entregar su propia vida construyeron trincheras, hicieron de los puntos de lucha su vivienda, donde se garantizó hasta la comida; algunos de ellos así lo manifestaron e incluso el mismo pueblo decía “hemos comido mejor durante la lucha”, pues la misma comunidad en puntos como Portal Resistencia tenía garantizado “el algo” con las Ollas Comunitarias, necesidad que no habían podido suplir, en medio de una situación que por demás no ha cambiado, no se ha resuelto.
Por su parte, el Estado burgués, con Duque como su representante, le dio tratamiento de guerra a cada manifestación de las masas, pacífica o no, no se ahorraron esfuerzos en aplicar su terrorismo de Estado, descuartizando, quemando y disparando a quemarropa, ya no solo contra las Primeras Líneas sino, también contra la comunidad en general, que de primera mano comprobó el abuso de las fuerzas armadas: Esmad, Policía, Goes, Ejército. De ahí, que básicamente se sumó también al estallido de múltiples formas: directamente en los puntos de resistencia, con apoyo para las Ollas Comunitarias, registrando en sus redes los enfrentamientos y el actuar de la represión, apoyando en los procesos judiciales a los muchachos detenidos, atendiendo a los heridos en misiones médicas, enfrentando a la represión como defensores de DDHH, aportando material para los elementos de defensa como escudos y cascos, en fin, cada botella de agua, cada trapo con vinagre o empapado de agua con bicarbonato, cada grito en defensa de los jóvenes luchadores, cada denuncia, cada hoja de propaganda animando la lucha, cada acto por pequeño que pareciese, además de la resistencia y combate, fue un acto de heroísmo expresado por las masas, que mantuvo en pie el estallido social, que aunque espontáneo demostró que la tal “generación de cristal” puso la vida en el conflicto y que tenía un amplio movimiento respaldándola.
Hoy recordamos a cada uno de los luchadores del pueblo que salieron a bloquear una vía, a aportar con su conocimiento en medicina, a preparar la Olla; a los que fueron asesinados por el régimen de la mafia, a los desaparecidos, a las compañeras violadas y abusadas sexualmente, a los encarcelados por luchar. Si bien es cierto que el gobierno reformista de Petro no ha cumplido sus promesas, que se montó en el poder del Estado gracias a la lucha popular, no es razón para desfallecer en la lucha, todo lo contrario, si el pueblo fue engañado, se necesita preparar los próximos levantamientos populares y volver a las calles, con más aprendizaje, con más ganas de luchar por construir una nueva sociedad libre de las cadenas de la opresión y explotación capitalistas. ¡Adelante luchadores del pueblo!