Esta vez se trata de Sharit Alexandra Ciro Parra, una joven de Ibagué, estudiante de Artes Plásticas de la Universidad del Tolima, quien con 19 años y mediante el engaño de una oferta de trabajo terminó violada y asesinada a manos de tres hombres. Sharit iba con una amiga, quien desistió de seguir adelante a la altura del supermercado donde se encontraron con los individuos, pero ella sí terminó trágicamente al confiar en que no pasaría nada.
Sharit fue encontrada sin vida el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en una zona boscosa ubicada entre los barrios Cañaveral y La Esperanza de Ibagué. Tenía 9 heridas de arma blanca, cinco de ellas mortales. Luego de las investigaciones, a 8 días del horroroso crimen, fueron capturados dos de los feminicidas, Brandon Archila Cruz alias «el zarco» y Santiago Hurtado González, acusados de feminicidio agravado, pues las pruebas demostraron que este fue cometido con premeditación, en cuyos hechos, Fausto Alexander Silva, padrastro de Brandon y de quien no se sabe nada, fue quien citó a Sharit y quien también la abusó sexualmente.
Pero, además de estos hechos, —crueles de por sí— la familia, grupos feministas y estudiantiles y la comunidad en general, que le estaban haciendo seguimiento a este infame crimen, tuvieron que pasar del dolor y el horror a la indignación, pues uno de los imputados, Brandon, fue liberado el pasado 22 de octubre, por medio del manido tecnicismo del vencimiento de términos generado por la demora en el inicio del juicio.
Las autoridades, la prensa y la sociedad en general ven en ese fallo un reflejo de las grietas estructurales del sistema judicial, manifiestas en los retrasos en los procesos de feminicidio, pero en realidad, más que eso, reflejan la inutilidad del Estado burgués, terrateniente y proimperialista de Colombia, el cual, está hecho para servir a los intereses de las clases dominantes.
Así es como los comunistas vemos este nuevo feminicidio, mientras los asesinos tienen todo el tiempo del mundo para perpetrar los crímenes a sus anchas y todas las garantías a la hora de ser judicializados, las víctimas y sus familias son revictimizadas con esta clase de decisiones, que rayan con la impunidad, pues solo falta que el asesino decida ocultarse a esperar la preclusión del delito y lo que es peor, a cometer más, tal como sucedió, de hecho, con el feminicidio de Estefany Bocanegra en esta misma ciudad, quien tenía 7 meses de gestación, su exesposo la buscó en su lugar de trabajo, la asesinó con arma de fuego, junto con su bebé y el veredicto fue dado recientemente con el criminal prófugo de la justicia, producto de la misma figura, ¡vencimiento de términos!
Así lo dejaron ver las organizaciones de masas, que debido a la falta de un Partido Revolucionario que las dirija, quedan sumidas en la impotencia para avanzar en su lucha y solo esperan a que el Estado de los ricos decida invertir en la «efectividad de la justicia», pues sólo de dientes para afuera habla por medio de sus inoperantes instituciones de la prevención de estos crímenes y abusos contra las mujeres, pero en la práctica siguen siendo asesinadas, por el solo hecho de ser mujeres.
Las masas y sus organizaciones no deben confiar en un Estado que no está hecho para resolver los problemas del conjunto de la sociedad, sino sólo los de las clases sociales privilegiadas con el poder del capital. Al pueblo le queda persistir en su lucha revolucionaria, mujeres y hombres de nuestra clase unidos y organizados por la construcción de una nueva sociedad Socialista en la que las mujeres no sean el blanco de ataque del machismo que las viola, las asesina y deja en total impunidad sus crímenes.
