¡VIVA EL CENTENARIO DE LA GRAN REVOLUCIÓN DE OCTUBRE,

FARO LUMINOSO DEL PROLETARIADO MUNDIAL!

¡VIVA EL CENTENARIO DE LA GRAN REVOLUCIÓN DE OCTUBRE, 1

Hoy Primero de Mayo, nuevamente los proletarios de todos los continentes se lanzan a las calles para demostrar cuán grande y extendida se encuentra la clase más revolucionaria y progresista de toda la humanidad. Rompiendo en los hechos con las diferencias de sexo, nacionalidad, raza, creencias religiosas, edades, condición económica, etc., los seres humanos que tienen en común la condición de ser explotados por el yugo del capital, salen a las calles para entrelazar sus manos y levantar sus puños declarando su lucha común contra las causas y todas las consecuencias nefastas del capitalismo en el planeta. Con distintos niveles de conciencia y organización, pero con la unicidad de su misma condición de trabajadores asalariados, los proletarios levantan este Primero de Mayo una vez más su grito de combate contra las cadenas de la explotación capitalista y contra el poderoso grillete en que se ha convertido este podrido sistema desde que llegó a su época de inevitable decadencia y descomposición: la época del imperialismo.

Este Primero de Mayo de 2017 coincide de manera alborozada con uno de los acontecimientos más importantes para la historia de la humanidad, pero a la vez más despreciados y vilipendiados por la burguesía y todo su séquito de reaccionarios: en este 2017 se cumplen 100 años de la Revolución de Octubre, la revolución del Proletariado Internacional, como dijera en su momento José Stalin: «La Revolución de Octubre no se puede considerar sólo una revolución circunscrita ‘a un marco nacional’. Es, ante todo, una revolución de carácter internacional, de carácter mundial, pues representa un viraje radical en la historia de la humanidad, un viraje del viejo mundo, del mundo capitalista, al mundo nuevo, al mundo socialista».

Por eso, en su día internacional, la Clase Obrera no puede menos que rendir un merecido homenaje a esta gesta heroica que marcó un rompimiento de trascendental importancia en la historia mundial, ya que con el triunfo del proletariado en Rusia, se inauguró una nueva Era, la Era de la Revolución Proletaria Mundial. 1917 fue el año cuando los obreros por primera vez lograron llevar a la práctica, el derrotero marcado en su momento por los obreros parisinos en la inolvidable Comuna de París del año 1871 cuando esos aguerridos proletarios osaron «tomarse el cielo por asalto» e instaurar el primer intento de gobierno obrero que apenas duró tres meses, pero que magistralmente dejó enseñanzas que hoy como en Octubre de 1917 tienen plena vigencia. Fueron los bolcheviques en Rusia, quienes desencadenaron una prolífica construcción socialista que llevó a la sociedad en su momento a una nueva cúspide.

La Revolución de Octubre fue un golpe contundente contra el capitalismo, mucho más porque fue propinado en el ocaso histórico de la fase de esplendor capitalista, cuando las fronteras nacionales fueron pulverizadas por la internacionalización del capital y convirtieron al mundo en una inmensa fábrica para triturar obreros y exprimir hasta la última gota de sudor a quienes todo lo producen en esta sociedad; cuando la exportación del capital pasó a ser el más pesado yugo ya no solo sobre los proletarios sino sobre todas las clases trabajadoras y sobre todos los países oprimidos. El capitalismo a comienzos del siglo XX culminó su etapa de desarrollo ascensional y se convirtió en un esperpento inservible para el desarrollo de la humanidad: emergió de sus entrañas el brutal imperialismo. En medio de este acontecimiento, se llevó a cabo el portentoso triunfo en 1917 de la Revolución de Octubre; millones de proletarios de distintos países, respaldados hasta la muerte por millones de campesinos e incluso por un número importantísimo de soldados quienes también voltearon sus armas contra sus antiguos amos zaristas, rompieron las fronteras nacionales y en la mayor demostración de internacionalismo proletario se pusieron a la tarea de construir en pocos años la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Su construcción, además de resolver un sinnúmero de problemas internos, tuvo que contrarrestar en todos los órdenes el bloqueo impuesto por los imperialistas con la intención de ahogar en su cuna el naciente socialismo. El Partido de los bolcheviques, con un valioso contingente de cuadros revolucionarios dirigidos por los inolvidables Lenin y Stalin, fue el dirigente de los obreros, campesinos y soldados en Rusia, en su golpe demoledor al régimen zarista, a los terratenientes, a la burguesía y al imperialismo, quienes no escatimaron esfuerzos para impedir el triunfo, pero a la postre fueron derrotados.

La Revolución de Octubre dejó al descubierto la enorme falsedad de la supuesta «democracia para todo el pueblo» que pregonan los reaccionarios al hablar de su Estado, mentira ruin que esconde una brutal dictadura en contra de las masas trabajadoras, y que la burguesía maquilla para impedir que los obreros y campesinos se atrevan a derrocar a sus opresores. Los obreros rusos en alianza con los campesinos y soldados aprendieron muy bien las enseñanzas, se tomaron el poder destruyendo hasta los cimientos todo el viejo Estado de los ricos y sobre sus cenizas construyeron en pocos años uno completamente distinto, un nuevo Estado donde los trabajadores son quienes lo gobiernan todo y ejercen su dictadura contra los reaccionarios, con el pueblo en armas, con el poder directo de las masas, sin burocracia costosa y corrupta, con estamentos elegidos por las masas directamente y con cargos removibles en cualquier momento; un nuevo gobierno de los Soviets que tomó medidas económicas y sociales rápidamente para expropiar a los explotadores y entregar la administración de toda la economía a los órganos de poder obrero y campesino, logrando en pocos años resolver los problemas básicos de las masas y desencadenar un enorme crecimiento, logrado precisamente en el momento de la gran crisis de la economía capitalista mundial en 1929 y del cerco económico de los imperialistas. Se demostró al mundo que en el socialismo las masas sí progresan y disfrutan lo que produce su trabajo, porque las relaciones entre los hombres son de colaboración, no de explotación; la socialista es una sociedad muy superior a la caduca y descompuesta sociedad capitalista donde la prosperidad y bienestar es solo para las clases explotadoras parásitas.

En medio del desarrollo del socialismo, se tuvo que enfrentar la voracidad del fascismo hitleriano, que invadió al país de los Soviets con la anuencia de los países imperialistas y con la financiación de los poderosos monopolios económicos que pretendieron usar al reaccionario ejército alemán para destruir la Dictadura del Proletariado. El Ejército Rojo de la revolución socialista, con el apoyo de miles de combatientes de otros países europeos, logró en una épica gesta, no solo contrarrestar el ataque nazi, sino propinarle un golpe contundente, que llevó a la derrota definitiva del fascismo alemán, con el heroico pero terrible sacrificio de 25 millones de los mejores hijos de la URSS.

La Revolución de Octubre enseñó a los pueblos de los países oprimidos semifeudales, que en la actual fase imperialista o de descomposición definitiva del capitalismo, ya no es indispensable un desarrollo capitalista con dictadura burguesa en cada país para avanzar al socialismo. Enseñanza que el pueblo chino dirigido por el Partido Comunista, llevó a la práctica, demostró su veracidad y desarrolló con creces en la Revolución de Nueva Democracia triunfante en 1949, como primera etapa de la Revolución Socialista, cuyo nuevo y mayor avance en el aprendizaje del proletariado para gobernar la sociedad y construir el socialismo, fue la Gran Revolución Cultural Proletaria llevada a cabo entre 1965 y 1976; un avance en franca lucha contra el trotskismo despreciativo de la alianza del proletariado con los campesinos y opuesto a la primera etapa de la revolución, necesaria en los países semifeudales, como bien lo demostró la alianza obrero campesina y el triunfo en China de la Revolución democrática dirigida por el proletariado.

La hermandad entre el pueblo chino y el de los países que formaron la URSS se constituyó en la cabeza y principal fuerza del Campo Socialista que hizo temblar a los imperialistas y llenó de júbilo y entusiasmo a los explotados y oprimidos de todo el planeta; sus enseñanzas se esparcieron y portentosos procesos revolucionarios se desencadenaron en la mayoría de países; fuertes partidos obreros revolucionarios acogieron estas valiosas enseñanzas y dirigieron al proletariado en la conquista de innumerables reivindicaciones negadas por los Estados reaccionarios.

Las medidas tomadas en todos los órdenes por el Estado socialista en Rusia se volvieron punto de referencia para la lucha del movimiento obrero mundial. Aunado a ello, Programas revolucionarios para destruir el Estado burgués y seguir el Camino de Octubre se levantaron y elevaron el nivel político de millones de proletarios que se quitaron las anteojeras impuestas por la burguesía y se transformaron en combatientes de primera fila por la revolución.

El mundo de hoy es un completo desastre para la humanidad; una profunda crisis económica que ha llevado a la quiebra a bancos y grandes empresas mientras se concentra y acumula el poder del capital en grandes grupos monopolistas y países imperialistas; una crisis que en lugar de paliarse, cada vez es más profunda y que se da aparejada a la curva creciente de sobreproducción de alimentos y materias primas junto con el hambre y la miseria de millones de personas en todo el orbe. La burguesía es incapaz de gobernar y darle coherencia a su propio sistema, pues al final se pelean como fieras para destruirse unos a otros por la misma anarquía de su sistema y por delante se llevan a las masas, en quienes descargan todo el peso de su crisis. Todo ello da como resultado una enorme crisis social en el mundo que agudiza todas las contradicciones del sistema imperialista y aviva la lucha de clases donde la clase obrera es la protagonista principal en los levantamientos que se dan por doquier y se vuelven imparables a pesar de todo el capital que los reaccionarios dedican a la industria militar y a los cuerpos especiales de choque contra las manifestaciones. La contradicción entre proletarios y burgueses se ve cada vez con mayor nitidez como la principal y rectora de toda la lucha de clases en el mundo.

En medio de esa maraña de contradicciones, los imperialistas siguen con sus tropelías en varios países, agreden a las masas populares y ocupan territorios ajenos para mostrarse los dientes y disputarse su control, como en el caso de Siria, Afganistán, Irak, Palestina, Ucrania, etc. A ello se suma, los pasos que dan estos asesinos para una posible confrontación directa de grandes proporciones como está pasando en la Península de Corea con la movilización de fuerzas estadounidenses, rusas, chinas, japonesas, cada uno con sus aliados prestos a llevar al planeta a la tercera Guerra Mundial. El imperialismo es guerra, descomposición, muerte, hambre, miseria, explotación, destrucción de la naturaleza, opresión; toda la palabrería huera de los supuestos demócratas, pacifistas, no puede ocultar que el actual sistema es incapaz de resolver hasta los problemas mínimos de la sociedad, y para ello, se han encargado además de ocultar o tergiversar las enormes enseñanzas que para el futuro de la humanidad dejó la gran experiencia del Socialismo que despuntó con la Revolución de Octubre hace 100 años.

Los cagatintas de la burguesía se ufanan y se les hincha la boca al mencionar en el Centenario de la Revolución de Octubre solo la derrota y por ende mostrarlo como una «dulce utopía»; y muchos de quienes posan de defensores de esa revolución, se pronuncian para ponerla en un pedestal, «defenderla» y rescatar de ella algunos aspectos que proponen sumarlos al «lado bueno» del capitalismo como parte de su podrida teoría de acabar con el «capitalismo neoliberal» sin destruir el Estado burgués y sin abolir la esclavitud asalariada. Con mirada simplista, superficial y sobre todo amañada juzgan el proceso de las revoluciones rusa y china y no atinan a ver que lo que entró en crisis no fue la Revolución Socialista y la Dictadura del Proletariado, sino la careta socialista que todavía conserva la nueva burguesía china y también conservó la nueva burguesía rusa hasta cuando Gorvachov en 1989 implementó la llamada Perestroika abrazando abiertamente la economía capitalista basada en la explotación del trabajo asalariado.

Una nueva burguesía surgida al interior del Partido del proletariado y de su mismo Estado, derrocó en 1956 la Dictadura del Proletariado en Rusia y en 1976 en China, y se apropió privadamente de las riquezas socialistas. Tal derrota es un traspiés en el camino de la Revolución Proletaria Mundial, que no puede ocultar las enormes enseñanzas del período de revolución y construcción del socialismo, enseñanzas que la clase obrera debe asimilar para continuar y desarrollar en sus nuevas “tomas del cielo por asalto”, que inevitablemente retomarán la construcción del socialismo y expandirán el comunismo por toda la tierra.

La Revolución de Octubre marcó el camino y lo demostró en la práctica, pero son precisamente aspectos esenciales como el poder del pueblo armado y la Dictadura del Proletariado, los que algunos “socialistas” pretenden eliminar de esta experiencia y con ello mellar su filo revolucionario; aspectos esenciales también «olvidados» por los viejos y nuevos revisionistas, que los consideran «caducos» y declaran «cerrado el ciclo de Octubre».

Conmemorar los 100 años de la Revolución de Octubre significa hoy rescatar sus enseñanzas, luchar contra la vacilación y avanzar en la construcción de fuertes Partidos Comunistas Revolucionarios que se armen del Marxismo Leninismo Maoísmo y luchen por ponerse al frente de la revolución en cada país y sean vanguardia en la necesaria unidad en una Internacional Comunista que dirija en todos los continentes la Revolución Proletaria Mundial. Hoy, rescatar la Revolución de Octubre es defender los procesos revolucionarios que en el mundo encabeza la Guerra Popular en la India donde millones de obreros y campesinos dirigidos por el Partido Comunista de la India (maoísta) se enfrentan al viejo Estado y vienen construyendo el nuevo poder en las praderas y montañas de ese país.

La Clase Obrera de todos los países, en este Primero de Mayo, debe hacer carne y sangre suya la Revolución de Octubre, recordar con alborozo sus enseñanzas y levantar la roja bandera del internacionalismo proletariado luchando abnegadamente por empuñar el legado de los bolcheviques, sin desistir hasta que el imperialismo quede archivado para siempre en los anaqueles de la historia.

¡Viva la Revolución de Octubre, faro de la Revolución Proletaria Mundial!

¡Viva el Primero de Mayo Internacionalista y Revolucionario!

¡Proletarios del Mundo Uníos!

Unión Obrera Comunista (mlm)

Colombia – Primero de Mayo de 2017

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