
Para muchos luchadores es muy duro que las instituciones del Estado estén denunciando la corrupción de algunos dirigentes del pueblo Nasa; de un pueblo que históricamente les ha enseñado a los demás pueblos indígenas y al pueblo colombiano la tenacidad de su resistencia y lucha por la defensa de su territorio y de todos sus derechos con valentía y honestidad. Esos dirigentes descompuestos quebrantan la dignidad, honradez y moral del pueblo Nasa, la de sus mayores y autoridades, desviando los recursos que eran para comprarle tierras a las víctimas, invirtiéndolas en programas como la olla comunitaria, o en comprar tierras para las víctimas sin sentencia judicial, hacer alianzas con los dirigentes indígenas de la Agencia de Restitución, con narcotraficantes como Sinisterra, reconocido narcotraficante y paramilitar que convirtió el Cauca en tierra de violencia masacres y asesinatos selectivos, o entregarle parte de la institución a un reconocido corrupto como es Rojas Birry.
En estas denuncias no se habla de la alianza de estos dirigentes con las disidencias de las FARC, que se han convertido en los mayores verdugos y masacradores del pueblo Nasa en el norte del Cauca, donde a diario asesinan dirigentes, comuneros y autoridades indígenas; esta no es más que la alianza con el narcotráfico ya que las disidencias son una fuerza mercenaria de este.
No se denuncia que la dirección dada por estos dirigentes a las instituciones públicas que les entregó el presidente, las convirtió en instituciones para sus intereses económicos y políticos, en agencias de clientelismo y corrupción para sus seguidores, para favorecer y beneficiar grupúsculos, roscas y clientelas exclusivas de familias y mangualas; aplicando los mismos vicios y prácticas de los partidos tradicionales que nada tienen que ver con un gobierno de cambio.
Las denuncias de la Procuraduría y sus hallazgos tienen dos aspectos que hay que tener en cuenta:
El primero, es que la Procuraduría ha sido la institución del Estado que más ha patrocinado la corrupción, contribuyendo a la desviación de los recursos públicos para convertirlos en dineros privados, para beneficio de las empresas privadas y los corruptos particulares. La mayoría de los funcionarios del Estado burgués son agentes de los partidos tradicionales, de los grupos económicos y de los narcotraficantes que tienen el objetivo de desviar a través de muchos medios y estrategias los recursos para que no lleguen a las comunidades y se queden en la empresa privadas o particulares.
El otro aspecto, es que en estas denuncias se evidencia lo que está pasando con algunos dirigentes y comunidades: que la descomposición del sistema capitalista los viene arrastrando a esa descomposición y corrupción, demostrando que algunos pueblos indígenas y comunidades no son ajenos, ni están excluidos de la grave degradación moral, ética, ideológica y política del sistema capitalista; todo ello representa una verdadera victoria para el capitalismo y el imperialismo, y una derrota muy grande para el movimiento social y en particular para todos los pueblos indígenas, que se han desarrollado históricamente a partir de su propia cultura y pensamiento, con prácticas políticas y costumbres muy fuertes para defender su territorio, guiándose con una política de resistencia, trazando su propio camino de lucha.
Si estos pueblos milenarios reproducen las políticas, el pensamiento, las prácticas y las costumbres de los verdugos, de los invasores, de los victimarios, de quienes los han esclavizado, dominado y sometido negándoles sus derechos, significa una derrota para el movimiento indígena y una victoria para los explotadores, invasores y esclavistas.
Es hora de que las verdaderas autoridades indígenas, que los mayores, que los pueblos indígenas inicien todo un movimiento interno para retomar el hilo histórico de su pensamiento propio y cultura, fortaleciendo caminos auténticos para detener la descomposición de sus pueblos. Retomar el camino de sus mayores para guiar a sus comunidades y pueblos en la defensa y fortalecimiento de sus territorios, de sus autoridades auténticas, de la cultura, pensamiento propio, de la autonomía y la autodeterminación de sus pueblos; es el momento de que las autoridades y los mayores se unan y se coordinen para llamar a los dirigentes, a las comunidades, a sus pueblos a retomar el camino propio de lucha y de resistencia.
La descomposición que traen los invasores significa la destrucción de las comunidades y pueblos. Todo este proceso de descomposición hay que pararlo fortaleciendo los principios de los pueblos, principalmente uniendo las autoridades, para unir pueblos en contra de los invasores, de los terratenientes, de los monopolios, del narcotráfico y todos sus mercenarios, de la cultura descompuesta del capitalismo que como fuerzas invasoras quieren acabar con los pueblos por dentro, para apoderarse de los territorios y saquear los recursos.
Si hoy los espacios que les dio el presidente fueron convertidos en clientelismo y corrupción, mañana convertirán al pueblo indígena en espacio de los partidos tradicionales y de corruptos.
Si los espacios están siendo usados para aliarse con el narcotráfico, mañana fortalecerán el narcotráfico en los pueblos indígenas. Si hoy se aliaron con el narcotráfico, mañana se aliarán con los banqueros, con los terratenientes y con los grandes comerciantes y los monopolios para entregar los territorios y sus riquezas.
Es hora que la espiral que ha guiado a los pueblos indígenas, en especial al pueblo Nasa se recoja en reflexión para evaluar el qué hacer como pueblo y así cortar la descomposición que viene desarrollando la cultura del sistema capitalista para exterminar los pueblos indígenas.
RODRIGO VILLAMIZAR