Pólemica: las facciones burguesas y el reformismo

Pólemica: las facciones burguesas y el reformismo 1

Recibimos un comentario al artículo «Las reformas de Petro y el camino del pueblo» por parte de un lector que firma como JS. Los invitamos a leer el artículo y las dos cartas a propósito de la polémica que nos plantea nuestro lector, a quien le agradecemos su nota y le pedimos excusas por la tardanza en dar respuesta.

Esperamos sus comentarios al respecto.

Portal Revolución Obrera

Al referirse a la sociedad colombiana y aseverar que la facción dominante de la burguesía es la mafiosa y paramilitar, que tiene la hegemonía de los cuatro poderes públicos, y más adelante plantear que la burguesía no ha dejado cursar y aprobar las reformas capitalistas planteadas por el gobierno de Gustavo Petro, se deja implícito que existe una burguesía “blanca”, no mafiosa, industrial, que sí permitiría aprobar reformas liberales que desarrollen el capitalismo y en algo mejoren las condiciones de la clase trabajadora. Implícitamente, el mensaje se dirige en tres aspectos:

1. Que, si se combate solamente la facción paramilitar y mafiosa de la burguesía, la facción no paramilitar permitiría las reformas liberales capitalistas de Gustavo Petro.

2. Que, al ser aprobadas las reformas liberales capitalistas del gobierno, se permitirá desarrollar el capitalismo en Colombia y, consigo, mejorar las condiciones de vida material del obrero.

3. Que, al desarrollarse el capitalismo en Colombia mediante reformas liberales capitalistas, se darían las condiciones para luchar por un pliego máximo socialista (propiedad social de los medios de producción).

En ese sentido, manifiesto mi oposición a estas tesis políticas e ideológicas por las siguientes razones:

1. Si se pretende crear un movimiento obrero independiente, clasista y revolucionario, es imprescindible que su dirigencia revolucionaria se despoje de ese error de interpretación política y estratégica al considerar que se requiere combatir solo una facción de la burguesía y no toda la burguesía como bloque.

2. El desarrollo del modo de producción capitalista actual, que es monopolista e imperialista, solo puede ser alterado por un estado obrero mediante la dictadura del proletariado, capaz de desarrollar las reformas necesarias a favor de la clase obrera, incluyendo aquellas que se requieran previamente para desarrollar las fuerzas productivas, incluso en relaciones de mercado.

La lucha del proletariado no debe centrarse en distinguir y enfrentar facciones dentro de la burguesía, sino en la abolición total del poder burgués y la instauración de un estado obrero. Solo a través de la dictadura del proletariado será posible implementar las transformaciones necesarias para avanzar hacia el socialismo y mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora.

Atentamente JS

Compañero JS reciba un fraternal saludo.

Recibimos su mensaje a propósito del artículo «Las reformas de Petro y el camino del pueblo» escrito por un colaborador de nuestra prensa que firma como Miguel H. Nos dice usted que: «Al referirse a la sociedad colombiana y aseverar que la facción dominante de la burguesía es la mafiosa y paramilitar, que tiene la hegemonía de los cuatro poderes públicos, y más adelante plantear que la burguesía no ha dejado cursar y aprobar las reformas capitalistas planteadas por el gobierno de Gustavo Petro, se deja implícito que existe una burguesía “blanca”, no mafiosa, industrial, que sí permitiría aprobar reformas liberales que desarrollen el capitalismo y en algo mejoren las condiciones de la clase trabajadora.» En concreto, el artículo publicado en nuestro Portal dice: «el poder en su conjunto siguió en manos de la alianza de la burguesía y los terratenientes, con un fuerte predominio de la burguesía vinculada a la mafia y el paramilitarismo, quienes de conjunto tienen el poder ejecutivo, legislativo, judicial, militar, y como si fuera poco, además el poder de los medios de comunicación.» (subrayado nuestro).

Como se puede leer, se afirma que el poder -político, económico y militar- continúa en manos de todos los sectores de clase que componen la burguesía y los terratenientes y si bien destaca a «la burguesía vinculada a la mafia y el paramilitarismo», no afirma que existe una «hegemonía» de la burguesía mafiosa y por lo tanto, no niega el carácter reaccionario de la burguesía y los terratenientes en su conjunto; y mucho menos «se deja implícito que existe una burguesía “blanca”, no mafiosa, industrial, que sí permitiría aprobar reformas liberales que desarrollen el capitalismo y en algo mejoren las condiciones de la clase trabajadora» como usted afirma en su escrito. Todo lo contrario. El artículo es repetitivo y certero al ubicar como blanco de ataque a toda la burguesía y a todos los terratenientes. Procedemos a citar algunos apartes del artículo en los que se refuerza esa idea: «pero el pensamiento de la burguesía es totalmente opuesto y no está dispuesta a ceder un céntimo de sus ganancias, los terratenientes tampoco están dispuestos a perder un centímetro del monopolio sobre la tierra», «Burgueses y terratenientes, no están dispuestos a perder el control del Estado», «Es imposible que burgueses y terratenientes estén de acuerdo con una reforma laboral». Esto sólo por citar tres ejemplos que demuestran que el artículo no fue condescendiente con ningún sector de la burguesía ni de los terratenientes, que no considera que exista una «burguesía amiga» si se quiere nombrar así -o «blanca», en sus palabras-, ni siquiera afirma que en la actualidad exista una «burguesía nacional» con la que se pueda llegar a hacer alianzas o acuerdos. No.

En palabras de la Línea de Masas de la UOC (mlm), las clases enemigas del proletariado y las masas populares son:

«La Burguesía es la clase dueña de los grandes medios de producción: las grandes fábricas, los bancos, los almacenes de depósito, la industria del transporte, las grandes cadenas de almacenes, etc. Constituyen una minoría de la sociedad y junto con los terratenientes y el imperialismo explotan y oprimen a las grandes masas de obreros y campesinos y a la pequeña burguesía. Es una clase enemiga de la revolución.

Los Terratenientes es la clase de los propietarios de grandes extensiones de tierra. Por ser una clase parásita somete a toda la sociedad a exacciones por concepto de la renta del suelo lo cual es fuente de permanentes contradicciones en el seno de las clases dominantes. Constituye una minoría insignificante en la sociedad. Comparte con la burguesía y el imperialismo la explotación y opresión del pueblo colombiano. Es igualmente una clase enemiga de la revolución.»

Por línea política, no consideramos que exista ningún sector de la burguesía ni de los terratenientes que se pueda considerar aliado del proletariado y el artículo es reflejo de ello. Basta recordar que, «La fuerza principal de la revolución socialista en Colombia es la Alianza Obrero Campesina. Los obreros y los campesinos son las clases que componen la inmensa mayoría de la sociedad y la sostienen con su trabajo; la fuerza dirigente de su alianza es el proletariado a través de su Partido Comunista Revolucionario.», esto último también de la Línea de Masas.

Por lo tanto, compartimos su afirmación según la cual, «Si se pretende crear un movimiento obrero independiente, clasista y revolucionario, es imprescindible que su dirigencia revolucionaria se despoje de ese error de interpretación política y estratégica al considerar que se requiere combatir solo una facción de la burguesía y no toda la burguesía como bloque.», sólo añadimos que es necesario combatir a todas las capas de la burguesía, de los terratenientes y a todos los imperialistas.

De otro lado, sobre las reformas que busca aprobar el gobierno reformista de Petro por medio de la vía parlamentaria, usted afirma que el mensaje del artículo implícitamente deja sentado que, «…al ser aprobadas las reformas liberales capitalistas del gobierno, se permitirá desarrollar el capitalismo en Colombia y, consigo, mejorar las condiciones de vida material del obrero. [..] al desarrollarse el capitalismo en Colombia mediante reformas liberales capitalistas, se darían las condiciones para luchar por un pliego máximo socialista (propiedad social de los medios de producción).», afirmaciones con las que dice estar en oposición.

Las deducciones o conclusiones a las que llega, no se corresponden con lo expuesto en el artículo. A propósito, una cita de este sobre las reformas que: «no se han podido aprobar, a pesar incluso de que son de carácter capitalista, promueven un supuesto desarrollo moderno del Estado con el argumento de que se necesita democratizarlo para que el pueblo obtenga algunos beneficios, pero el pensamiento de la burguesía es totalmente opuesto y no está dispuesta a ceder un céntimo de sus ganancias, los terratenientes tampoco están dispuestos a perder un centímetro del monopolio sobre la tierra.» (s.n.) Es decir, el artículo afirma que la supuesta “democratización” del Estado de los ricos a favor del pueblo es algo imposible en medio del sistema capitalista porque las clases enemigas del proletariado no van a ceder pacíficamente por medio de la vía parlamentaria. Basta recordar la actitud de los comunistas frente a las reformas y al reformismo que tiene como un fin en sí mismo las reformas como tal, sobre lo que nos dice Lenin en Marxismo y Reformismo: «A diferencia de los anarquistas, los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energía a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.» (s.n.)

En conclusión, no es necesario esperar a que se organice y triunfe una Revolución Socialista para que se implementen medidas o reformas que beneficien al pueblo; en otras palabras compañero, se equivoca cuando afirma que «[sólo un] estado obrero mediante la dictadura del proletariado, [es] capaz de desarrollar las reformas necesarias a favor de la clase obrera», porque aún en medio del Estado burgués bajo cualquiera de sus formas de gobierno (de dictadura abierta o de envoltura democrática) no sólo es posible, sino necesario, luchar por las reformas que le garanticen mejores condiciones materiales y morales a la clase obrera para luchar por el Socialismo como primera fase del Comunismo, entendiendo que esas luchas por reformas siguen dejando intacta la esencia del Estado burgués, pero mejorando la condición material en que viven los obreros y los campesinos pobres fundamentalmente, que, guiados por la consciencia del comunismo científico, pueden enfrentar en mejores condiciones a la burguesía y a los terratenientes para destruir de raíz el sistema capitalista por medio de la violencia revolucionaria y sobre sus ruinas construir el Socialismo y el Comunismo. Pero esto último depende principalmente del elemento avanzado, de los comunistas revolucionarios.

¿Puede el gobierno reformista de Petro implementar los cambios revolucionarios que necesita la sociedad? Evidentemente no y así lo dice el artículo: «no podemos […] esperar de un gobierno bajo un Estado burgués, las grandes transformaciones revolucionarias. Las transformaciones revolucionarias solo las puede hacer la insurrección del pueblo a través de una alianza fundamental que es la alianza de los pobres del campo con los pobres de la ciudad y esta es la alianza obrera y campesina que estará a la cabeza de la dirección política de las transformaciones revolucionarias en lo económico, social, político, cultural y ambiental.» ¿Cuál es entonces el camino revolucionario? También lo plantea el artículo: «no hay otro camino que el levantamiento insurreccional de amplios sectores del pueblo que, en base a la movilización política, construyan poder popular desde abajo y puedan desarrollar transformaciones revolucionarias».

Finalmente, la lucha popular se concreta en la organización de las Asambleas Populares en las que se concreta la unidad del pueblo oprimido y explotado para luchar contra sus enemigos de clase. Son donde mejor se expresa la democracia directa del pueblo, sin representación de funcionarios o instituciones pertenecientes al podrido Estado burgués. Son una gran oportunidad para que los comunistas revolucionarios se fundan con las masas populares y les ayuden a comprender por sí mismas esa correcta consigna que dice que ¡Sólo el pueblo, salva al pueblo! Gracias por sus comentarios y críticas a nuestro contenido, esperamos seguir contando con usted para hacer avanzar la necesaria lucha ideológica y de líneas que hace avanzar la construcción del Partido político del proletariado como parte de la Nueva Internacional Comunista basada en el mlm.

Fraternalmente,
Revolución Obrera
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