Continuamos nuestro especial sobre la lucha del movimiento obrero por la educación pública, y a propósito del proyecto de ley de bonos escolares, proyecto privatizador presentado por la senadora uribista Paloma Valencia bajo la fachada de «Entregar ayudas económicas a familias en situación de vulnerabilidad, pobreza moderada o extrema para que sus hijos puedan estudiar en colegios públicos o privados», es inevitable señalar que ya existe algo parecido: la contratación por cobertura.
La contratación por cobertura está estipulada en el Decreto 1851 de 2015 y define que las instituciones educativas privadas pueden ser contratadas para suplir la «insuficiencia» en la prestación del servicio educativo por parte de las instituciones públicas, esto con la premisa de que se «garantice» el acceso a la educación.
Como sabemos, el acceso a la educación se proclama en teoría como un derecho consagrado en la Constitución, de allí que cada gobierno de turno lo enarbole como una bandera y la politiquería se apropie de él como un instrumento efectivo para conseguir votos. Sin embargo, los trabajadores conscientes sabemos que en el capitalismo no hay derecho obrero que la burguesía respete y el Estado burgués en Colombia no es la excepción.
Aparentemente, la modalidad de cobertura educativa está diseñada para beneficiar a poblaciones vulnerables, se contratan instituciones educativas privadas que están situadas en las periferias de las ciudades, a donde arriban personas víctimas del desplazamiento forzado o viven los proletarios más pobres y sus hijos. Cuando un estudiante es cobijado por este tipo de instituciones no debe realizar ningún pago, pues es el Estado el que entrega los recursos para su mantenimiento; como ven, nada distinto a la propuesta de bonos escolares.
A la institución privada se le entrega un rubro anual por cada estudiante, y dicho rubro es definido en referencia a lo orientado por el Departamento Nacional de Planeación en su Sistema General de Participaciones, participación para educación, tipologías para la asignación por alumno. A 2020 los valores promedio eran:
Así las cosas, supuestamente la cobertura fue la respuesta del Estado a una necesidad popular; sin embargo, cuando estás dentro de ese sistema de cobertura como trabajador puedes ser testigo no solo de la corrupción, sino también de lo poco o nada que los estudiantes importan para los dueños de esas instituciones privadas, pues los niños, niñas y jóvenes solo son vistos como una cifra dentro de un jugoso negocio.
Se supone que, previo a la contratación con una institución educativa privada se realiza el proceso llamado «Banco de oferentes», según el Ministerio de Educación Nacional para garantizar la transparencia y eficiencia al estudiar si las instituciones postuladas cumplen o no con lo necesario para responder al contrato. 1
Aunque en la contratación entre el Estado y el colegio privado, estos últimos deben garantizar una canasta educativa 2
que incluye elementos pedagógicos, recursos humanos, material didáctico, apoyo nutricional, etc., la realidad es otra: en muchas ocasiones estos elementos son justificados únicamente en el papel sin que sean implementados. Pese a que la compra y entrega de estos elementos se evidencia con fotografías y facturas, esto no garantiza que los estudiantes gocen efectivamente de ellos.
Dado que a estas instituciones privadas solo les importa mostrar una supuesta calidad educativa medida por las pruebas Saber 11, poco o nada les atañe el desarrollo psicoafectivo de los niños y adolescentes; pues los estudiantes pasan a ser variables que solo incumben conforme impacten o no la asignación económica, por ello es frecuente ver una altísima expulsión de jóvenes de los grados 10° y 11°, ya que son filtrados para no afectar la medición que se hace con la prueba Saber a estas instituciones.
Pero, las mediciones externas en las instituciones de cobertura merecen un artículo más extenso, para entender cómo muchos adolescentes se quedan sin alcanzar el título de bachilleres por las dinámicas que impone la exigencia de unos resultados mínimos en una prueba que no considera la vida material de miles de estudiantes.
Por otro lado, en los colegios de cobertura las condiciones laborales de los docentes son vergonzosas para el movimiento obrero organizado: contratos a términos fijos sin estabilidad, hasta 12 horas de trabajo al día, grupos que pueden superar los 50 estudiantes, asignaciones académicas de alrededor de 50 horas semanales, salarios sin pagar durante más de 3 meses, etc. Condiciones que se pueden contrastar con las de los docentes de las instituciones públicas, quienes —si bien deben continuar luchando por dignificar la profesión docente— han conquistado con lucha directa y en las calles la estabilidad laboral (aunque amenazada con la evaluación docente), jornadas escolares de 25 o 30 horas semanales y mejores salarios que los de las instituciones privadas.
Los docentes, desmotivados por tan arduas condiciones en la cobertura, migran de una institución a otra, dejando procesos inconclusos que poco o nada importan a los directivos, pues estos –en su mayoría– solo deben concentrarse en mantener la documentación al día para seguir disfrutando de las futuras contrataciones con el Estado.
El retiro constante de los docentes genera una sobrecarga de trabajo para quienes permanecen, estos ven eliminadas sus escasas horas «libres» entre los reemplazos que les asignan, sin poder negarse a ello para no ver afectada su continuidad laboral. Es decir, que un docente del sector de cobertura puede pasar toda la jornada dando clases.
De toda esa sobrecarga de trabajo, en muchas ocasiones surgen enfermedades que, con la complicidad de las ARL y con la ausencia de organización sindical que defienda los derechos de los docentes en los colegios privados, no son catalogadas como laborales dejándolos a la deriva, pues estas instituciones no tienen escrúpulos al despedir a quien deje de ser «productivo».
La sobrecarga laboral, la tercerización y la falta de organización sindical revolucionaria, se agravan en un sector que forma a los hijos de los obreros peor pagos, pues no sólo reduce la calidad educativa, sino que afecta la consciencia de que la educación es clave para transformar el mundo.
Entonces, con este panorama: ¿serán los bonos escolares o la cobertura una forma de garantizar el acceso a una educación de calidad o serán sólo una nueva forma de corrupción para disfrazar la realidad de que en el sistema capitalista no es posible que los hijos de los obreros vean garantizados sus derechos?
¿Qué pasa con los otros elementos necesarios para que los hijos de la clase obrera estudien? ¿Cómo serán garantizadas la alimentación, el transporte, la vida digna, la recreación? Dar un «bono» para que un estudiante acceda a la institución que desee no es responder a una problemática mucho más amplia y estructural es, simplemente, desfinanciar la educación pública y continuar privatizándola.
Ante este nuevo ataque a la educación pública y ante esta realidad, el movimiento obrero debe dar pasos en función de crear nuevas organizaciones sindicales donde no las haya, generando lazos de unidad entre los trabajadores de la educación del sector público y privado; movilizar a docentes, estudiantes, familias y comunidad en general hacia un movimiento obrero organizado y con la tarea de levantar todos sus puños de lucha para exigir una educación pública de calidad, salvaguardando las instituciones oficiales y obligando a que se construyan donde hagan falta y se mejoren las que ya existen.
Con la propuesta de bonos escolares los problemas de desempleo, superexplotación laboral, precarización salarial y deficiente calidad educativa no serán muy distintos a los de la cobertura; es más, esos males se agudizarán si no se les enfrenta con todo el poder del pueblo. Sentarse a esperar a que quienes, desde las instancias parlamentarias, le han venido arrebatando todo a la clase obrera y ahora dizque se lo devolverán, no es opción para los trabajadores, hoy y siempre se debe luchar con la consigna: ¡Solo el pueblo salva al pueblo!
Notas:
1 Definición tomada del portal web del Ministerio de Educación Nacional. https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-82738.html
2 Este elemento se va a revisar en detalle en otro artículo