Ante el triunfo electoral de Joe Biden en EU, los jefes reformistas declararon jubilosos: ¡Es una esperanza para la paz!
Por el contrario, los comunistas revolucionarios de inmediato denunciaron: ¡Biden no es mejor que Trump y su presidencia no cambiará el carácter del imperialismo yanqui!
Biden, quien desde el 8 de diciembre había nombrado como futuro Secretario de Defensa al carnicero Lloyd Austin, el 20 de enero, sin rodeos declaró en su discurso de posesión: ¡Seremos un socio fuerte y confiable para la paz!
¡Dicho y hecho! El 25 de febrero, apenas a 36 días de su iniciar su mandato, Biden ordenó un bombardeo en Siria.
Así de rápido, Biden reafirmó como Presidente lo que ya había sido como Vicepresidente de Obama: un sanguinario jefe imperialista enemigo a muerte de los pueblos del mundo, en particular, de los del Medio Oriente. Sus portavoces justificaron el bombardeo en Siria como represalia por ataques de milicias contra posiciones yanquis en Irak, milicias que según ellos, son orquestadas desde Teherán donde el régimen de los ayatolás es una “amenaza continua para la seguridad del Medio Oriente”.
Y esta declaración proviene de los imperialistas yanquis que dirigieron la destrucción de Libia, los mismos que invadieron Afganistán sembrando terror y muerte… los mismos que con una lluvia de misiles ocuparon y destruyeron Irak… los mismos que organizaron y respaldan la ocupación y apropiación de los territorios palestinos por los sionistas israelís… los mismos que apadrinan la guerra reaccionaria de Arabia Saudita contra Yemen…
He ahí la quintaesencia del imperialismo. Su “defensa de la paz” es en los hechos horror y muerte para los pueblos del mundo fraguando y lanzando guerras reaccionarias. Su “defensa de la democracia” significa ajustar los grilletes de la opresión a los trabajadores, respaldando e imponiendo reaccionarios regímenes dictatoriales. Su “defensa de la seguridad” equivale a invadir, agredir, arrasar, anexar, saquear países oprimidos. Todo esto como parte de la lucha inter-imperialista por el dominio mundial, en la cual se enmarca la disputa por la hegemonía en el Medio Oriente principalmente contra el imperialismo ruso, del cual uno de sus aliados es el régimen iraní.
A pesar de los hechos reveladores de la verdad, los jefes del reformismo y en general los demócratas pequeñoburgueses son más tercos que una mula. Persisten en defender el falso anti-imperialismo yanqui, cuando a la par apoyan a los imperialistas rusos y chinos. Persisten en dar su espaldarazo a los jefes imperialistas demócratas de EU, cuando la experiencia demuestra que son tanto o más guerreristas y sanguinarios que los mismos republicanos. ¡Todos son imperialistas consumados! ¡Todos los imperialistas son enemigos a muerte de los pueblos del mundo! ¡Ninguna confianza ni esperanza en los imperialistas! ¡El imperialismo es un sistema mundial de opresión y explotación!
Frente a la elección del demócrata Biden a la Presidencia de EU, la verdad la dijeron los comunistas: “Con Biden, el imperialismo yanqui continuará siendo el representante por excelencia de la esclavitud asalariada, y azote de los países, pueblos y naciones oprimidos”. (ver: Editorial Revolución Obrera 21 de enero de 2021).
Frente al sistema imperialista mundial, la verdad la expresa el programa de los comunistas: “Sacar a la humanidad del atolladero creado por el imperialismo y sus guerras de rapiña, sólo puede hacerse por el camino de la Revolución Proletaria Mundial, destruyendo el viejo Estado de los explotadores e instaurando el nuevo poder estatal de los obreros y campesinos armados, como fue demostrado en Rusia desde octubre de 1917 y luego en China con el triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en 1949, su transformación en Revolución Socialista avanzando hasta la Gran Revolución Cultural Proletaria de 1966 a 1976, la mayor cima en la experiencia de continuar la revolución bajo la dictadura del proletariado, logrando mediante la movilización revolucionaria de las masas profundas transformaciones en la base económica y en la superestructura social”(Ver: Programa para la Revolución en Colombia – Unión Obrera Comunista (mlm))