Avanzan los preparativos de una nueva guerra mundial interimperialista

Avanzan los preparativos de una nueva guerra mundial interimperialista 1

El imperialismo es una época que tiene como una de sus características la constante lucha entre los países imperialistas por repartirse zonas de influencia, de nuevos mercados, de mano de obra y materias primas, etc. Es una época de opresión de varios países por un puñado de potencias imperialistas. Esa competencia conlleva a choques y reagrupamientos entre diversas potencias imperialistas y sus países satélites por diversos medios: guerras comerciales, saboteos informáticos, conflictos diplomáticos, las llamadas guerras proxy, entre otras manifestaciones de enfrentamiento interimperialista.

En los últimos años hemos sido testigos de la agudización de las contradicciones entre los imperialistas. La guerra en Ucrania es ejemplo de que los imperialistas están dispuestos a librar un conflicto con tal de defender sus intereses y ampliar sus negocios. El aumento de posiciones reaccionarias y ultranacionalistas, o sea, chovinistas, en varios países de Europa (Meloni en Italia, Le Pen en Francia, Orban en Hungría, Alice Weidel en Alemania, etc.) y de Estados Unidos (Trump), también es evidencia de la necesidad que tienen las burguesías imperialistas de una política más voraz y dispuesta de tomar medidas radicales en aras de hacerle frente a sus enemigos también imperialistas.

Los choques políticos entre los imperialistas se expresan también en el ámbito económico. Recientemente, Trump ha impuesto aranceles a las importaciones de bienes hacia los Estados Unidos, bajo la excusa de «proteger la industria estadounidense». La mayoría de los países se vieron gravados con aranceles del 10%, entre esos Colombia, otros, tuvieron un gravamen más alto como el caso de China del 35%, la Unión Europea con el 20%, Japón el 24%, Camboya 49%, entre otros. Ni siquiera los pingüinos y focas que son las únicas especies de seres vivos que habitan es las islas McDonald y Heard -ubicadas al sur de Australia-, se salvaron de los aranceles impuestos por los administradores de los negocios de los capitalistas yankees que decidieron gravar esas pequeñas islas con aranceles del 10%.

Algunos países anunciaron que tomarían medidas de respuesta. Los imperialistas chinos fueron los primeros en tomar acción, los burgueses chinos disfrazados de «comunistas» respondieron a los yankees con un arancel del 34%. Asimismo, presentaron una demanda a la Organización Mundial del Comercio, en donde afirmaron que las medidas arancelarias de los Estados Unidos representan una vulneración a las normas del comercio internacional. Por su parte, Estados Unidos respondió en tono de amenaza de que los chinos tenían plazo hasta el 8 de abril para retirar su arancel del 34%, de lo contrario los yankees les impondrán un arancel adicional del 50%.

Esta guerra de aranceles sirve como medida de presión para someter por medios económicos a los demás países. Trump lo dice abiertamente, su guerra comercial tiene como objetivo poner a Estados Unidos en el «asiento del conductor». Los aranceles permiten que países se vean afectados y por tanto obligados a negociar» con Estados Unidos, «harán cualquier cosa por nosotros» afirma Trump.

Esa lucha comercial es acompañada de políticas destinadas a modernizar y fortalecer las fuerzas armadas de las potencias imperialistas. A mediados del mes de marzo, la Comisión Europea presentó un paquete llamado Rearm Europe 2030 (ahora llamado Preparación 2030, eufemístico nombre que reemplazó al anterior para evitar las críticas), que tiene el fin de recaudar 800.000 millones de euros para fortalecer la capacidad militar de la Unión Europea. La justificación dada por los políticos europeos es que es necesario el aumento del gasto militar y fortalecimiento de la industria militar europea con el fin de hacerle frente a «posibles ataques extranjeros» teniendo presente la actual guerra en Ucrania y las declaraciones por parte de Trump de que Europa debe aumentar su gasto en defensa, pues la ayuda norteamericana en ese sentido está en la incertidumbre.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha planteado el asunto de que Europa debe reforzar su capacidad militar en vista de una «creciente inestabilidad global» y estar preparada de cara a la segunda mitad de la década que según ella «será clave en la configuración de un nuevo orden internacional».

El Reino Unido anunció un aumento en defensa de 2.200 millones de libras esterlinas, que correspondería a un 2,5% del PIB de ese país. Esta medida iría con un recorte en el presupuesto del gasto social de 4.800 millones de libras, lo cual impactaría en más de 3 millones de familias británicas, de las cuales cerca de 250.000 caerían en la pobreza.

Grecia, también anunció un aumento en su gasto militar, en este caso van a ser 25.000 millones de euros que serán invertidos en la modernización de sus Fuerzas Militares. Esta medida es considerada como la más grande reforma militar realizada en ese país.

Uno de los casos más significativos ha ocurrido en Alemania, en donde el pasado mes de marzo, el Parlamento alemán aprobó el mayor aumento militar que ha habido en ese país desde la época del régimen nazi. La aprobación consistió en una reforma constitucional que elimina el límite de endeudamiento para la inversión en defensa, a su vez, se dio vía libre a la creación de un fondo de 500.000 millones de euros con el objetivo de modernizar las fuerzas armadas de ese país. Y como si se tratase de un deja vu, al igual que en 1914 cuando la socialdemocracia votó a favor de los créditos de guerra, la socialdemocracia alemana representada actualmente por el partido Die Linke (La Izquierda) -el Pacto Histórico alemán- votó a favor de ese plan de rearme militar en el Bundesrat, el consejo de los estados alemanes.

Las medidas de fortalecer la capacidad de los estados capitalistas europeos no solo se reflejan en el aumento de la inversión militar, sino también en medidas políticas, por ejemplo, a principios de abril, Finlandia anunció que se retira del llamado “Tratado de Ottawa”, la cual es una convención en contra del uso de las minas antipersona. El Estado finés justificó esa medida aludiendo de que es necesario reforzar la frontera que tienen con Rusia.

Esta preparación en términos de defensa militar no solo ha operado en movilización de gastos en rearme y de fortalecimiento de la industria militar, también la Comisión Europea comenzó a incentivar una movilización ideológica de los pueblos de Europa. Aparte del plan Preparación 2030, la Comisión Europea elaboró un documento adjunto destinado a los ciudadanos europeos en donde los insta a prepararse para que en caso de emergencia puedan resistir un periodo de 72 horas sin ayuda institucional. También, se sugieren una serie de acciones conjuntas entre militares y civiles en caso de guerra, la creación de una plataforma digital de emergencia, incluso se habla de establecer un «Día europeo de la preparación» para hacer ensayos de esas medidas.

No solamente los imperialistas europeos vienen acerando su maquinaria de guerra, por el continente asiático también comienzan a prepararse para acometer los desafíos que vengan. Recientemente China llevó a cabo el más grande ejercicio militar de 2025, esta acción fue realizada cerca la isla de Taiwán.

Los ejercicios del ejército chino, sumado al crecimiento que viene teniendo China en la región Indo-pacífico, no solo alerta a Taiwán, sino a otros países como Australia. A principios de este mes, el gobierno del país oceánico anunció que iba a debatir sobre la posibilidad de un aumento en el gasto militar para la preparación de sus Fuerzas de Defensa. Esto surge luego de haberse visto un despliegue de una flota del ejército chino cerca a sus fronteras marítimas.

Actualmente el gasto militar a nivel mundial ha superado los 2 billones de dólares. Entre los países con mayor gasto en ese terreno se encuentra Estados Unidos con 778.000 millones de dólares, luego le sigue China con 252.000 millones de dólares, Rusia con 61.700 millones de dólares, y ahora la Unión Europea que se proyecta a un gasto total de 800.000 millones de dólares, es decir, será superior al norteamericano.

Guerra comercial, militarismo y avance del nacionalismo en las potencias imperialistas son parte de los preparativos de una nueva guerra mundial interimperialista. Los capitalistas están preparándose, le corresponde al proletariado mundial no dejarse arrastrar por el fervor nacionalista, no dejar que lo conviertan en carne de cañón, hay que estar preparados para ello. Así como en 1914 nuestra consigna como trabajadores debe ser: ¡Convertir la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria!

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