Tres piedras en los zapatos de los obreros

Tres piedras en los zapatos de los obreros 1

En la página de la Escuela Nacional Sindical – ENS se pueden leer tres entrevistas a los jefes de las Centrales Sindicales del país.

Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo, CGT fue entrevistado el 6 de febrero. Para dicho directivo sindical, «venimos de dos acontecimientos que calificamos positivos (…) Uno fue la firma del pacto por el Trabajo Decente, suscrito entre el Gobierno Nacional, los empresarios, la CTC, la CGT y la Confederación Democrática de Pensionados… El otro (…) fue el acuerdo concertado del incremento del salario mínimo legal, que fue del 6%, por encima de la inflación». Es tal su descaro que después de declarar su «inconformidad» con el aumento, pasa a decir contradictoriamente que: «Todos estábamos de acuerdo en firmar el 7%». Julio Roberto actúa como uno de los mejores quintacolumnas de la burguesía dentro del movimiento obrero y sindical. Por un lado, posa ante las bases de «inconforme» con la fijación del salario mínimo de este año, mientras propuso apenas un miserable 7% de «aumento» que finalmente se concretó en el 6%. Gran favor que le hace este jefe sindical a los dueños del capital al expresar formalmente su inconformismo, y apoyar de hecho el miserable «aumento» que en los hechos representa una rebaja salarial para toda la clase obrera.

Sobre las elecciones de este año afirma que «consideramos positivo que no haya reformas este año. Si eso nos sirve a los trabajadores para proteger nuestros derechos, pues bienvenido el año electoral. Al menos nos blinda durante este año». Esta es una actitud conciliadora con los enemigos del proletariado, pues por un lado invita a confiar en la democracia burguesa que es dictadura contra el pueblo; y entreguista, al no oponer a las reformas antiobreras del gobierno uribista la movilización y la huelga, sino, al contrario, expresa su acomodamiento y conformismo con la situación actual, por lo menos por «este año». A su vez, afirmar que «continuaremos en la unidad de acción con las demás organizaciones sindicales y sociales, aglutinadas en el Comando Nacional Unitario y en los comandos departamentales», es reconocer que continuará y reforzará la política de usar el movimiento sindical como directorio politiquero de los partidos de la burguesía y de la pequeña burguesía, léase Polo, Verde, Liberal, PC «mamerto», entre otros.

Julio Roberto de la CGT, marcha, pero no en apoyo a los obreros sino a favor del imperialismo estadounidense y a la burguesía lacaya de Colombia, pues afirmó sobre Venezuela, que «he acompañado todas las marchas en protesta contra ese régimen dictatorial […] nos parece bien que Colombia y 50 naciones más hayan reconocido a Juan Guaidó, […] tenemos la obligación de acompañar a Venezuela en el retorno a la democracia». En este caso terciar, bien sea por el bloque de EEUU o por Rusia-China, es favorecer los intereses del imperialismo que en Venezuela encuentra reservas de petróleo, gas, coltán y mano de obra barata, una combinación perfecta para ayudar a paliar la crisis mundial capitalista. Y ya se sabe que cuando las potencias imperialistas hablan de democracia a secas, se refieren a reforzar su dominación política, económica y geoestratégica en los países y naciones oprimidos, y más ahora, en plena preparación de la Tercera Guerra Mundial Imperialista.

A su vez, el 28 de enero fue entrevistado por el mismo medio Diógenes Orjuela, presidente de la CUT, quien afirmó que «Vamos a continuar con la movilización de oposición al Gobierno del presidente Duque; vamos a intentar la mayor unidad posible del movimiento sindical con las organizaciones sociales, con los sectores políticos que no comparten, como nosotros, las acciones y las políticas de este gobierno», a la vez que informó sobre el Encuentro de Organizaciones Sociales y Políticas que el fin de semana pasado no aprobó nada sobre la preparación del Paro Nacional Indefinido y en cambio sí resolvió apoyar las campañas politiqueras de los llamados «sectores alternativos». Ni una sola palabra por parte de Orjuela, sobre la responsabilidad que tuvieron como dirección de dicha Central sindical, a la hora de concertar el pírrico salario mínimo con el Estado y los representantes de la burguesía y los terratenientes. La unidad de la que hablan los jefes de las centrales sindicales, es la unidad para la politiquería, para perpetuarse en cargos de la burocracia estatal, pues ya es conocido que llegar a los altos cargos de dirección del movimiento sindical, les sirve como trampolín para llegar a ministerios o consejerías de gobierno como fue el «exitoso» caso de Angelino y Luis Eduardo Garzón.

Finalmente, Miguel Morantes, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, en su entrevista del 1 de febrero no musitó tampoco ni una sola palabra sobre el salario mínimo de los obreros o de la preparación del Paro Nacional Indefinido que son los asuntos que realmente le interesan a la clase obrera, cosa que no es de extrañar, pues al igual que a los demás jefes de las centrales sindicales, a Morantes no le interesa para nada organizar y movilizar a los obreros en contra del Estado y los dueños del capital.

Como se ve, los dirigentes de las centrales sindicales colombianas, son tres piedras en los zapatos de la clase obrera, y ya es hora de que los dirigentes honestos encabecen la lucha por aislar la dirección conciliadora que hoy dirige su movimiento sindical actuando con independencia del Estado, de los patrones y los politiqueros. Uniendo a todos los obreros, organizando a las bases en comités para la lucha y comprometiéndose en concreto con los preparativos del Paro Nacional Indefinido.

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