El proletariado industrial vuelve a ser protagonista y de forma importante para el conjunto de la lucha general del pueblo colombiano. Esta vez con los trabajadores del grupo Familia SAS, una empresa de una variedad de productos de aseo y cuidado personal que en pandemia no dejó de producir y, por el contrario, aumentó sus ganancias, una de ellas la línea de aseo para mascotas que creció un 50%; sin embargo sus trabajadores, los que lograron que esas ganancias fueran posibles, viven con sueldos muy bajos, van a ser despedidos por el ingreso de nueva tecnología y aparte de eso son tan cínicos los patrones que no han garantizado las medidas de bioseguridad mínimas en las plantas de producción.
Es por eso que en la planta ubicada en Cajicá Cundinamarca, los trabajadores organizados en la organización sindical Sintrapulcar presentaron un pliego de peticiones que la empresa de forma arrogante rechazó, lo que llevó a que se terminara la etapa de arreglo directo y a que mayoritariamente los trabajadores aprobaran la huelga. Tal decisión fue tomada a pesar del terrorismo de la compañía, que en contubernio con el Ministerio de Trabajo y la alcaldía del municipio de Zipaquirá, trataron de impedir que hicieran la asamblea.
El 21 de enero el alcalde de Zipaquirá les negó el permiso con la excusa de la pandemia y los directivos de la empresa, utilizando a trabajadores de la seguridad, ejercieron presión para que no se realizara la asamblea, en un claro hecho de violación de sus propias leyes impidiendo la democracia sindical amparada por su sacrosanta Constitución Política. El 26 de enero finalmente se pudieron reunir, y nuevamente los perros de presa de la empresa ingresaron a la asamblea lo que ocasionó la indignación de los sindicalizados y no sindicalizados quienes los abuchearon. Los directivos del sindicato le exigieron al inspector del Ministerio de Trabajo que cumpliera la ley y los expulsara, pero éste, en una clara confabulación con la empresa, les exigió fue a los directivos del sindicato retirarse de la asamblea, aduciendo igualdad de condiciones con la empresa. Después del rifi y rafe, salieron asombrados por la actitud del inspector quedándose obviamente en las afueras, atentos a la importante decisión que se iba a tomar.
La base, a pesar de los hostigamientos de la empresa y el Estado, aprobaron la huelga por mayoría incluidos los trabajadores no afiliados, una muestra del gran descontento con los atropellos y la persecución que ejerce el Grupo Familia.
A partir de ese momento la compañía en un intento por forzar el tribunal de arbitramento realizó por todos los medios una campaña de terror, amedrentando a los trabajadores con el despido, y en alianza con el inspector Carlos Arturo Alfonso del Ministerio de Trabajo, utilizaron la treta de aumentar el listado de trabajadores, que no están laborando en el momento, para cambiar el número a favor de ellos; desafortunadamente sus artimañas lograron sembrar desánimo en la base.
Los cálculos de la empresa eran garantizar que no hubiera condiciones para realizar la huelga y por tanto irse a tribunal de acuerdo a lo que dice la ley en el artículo 444 del Código Sustantivo del Trabajo, lo que por experiencia se sabe solo beneficia a los patronos porque siempre falla a favor de ellos y las peticiones de los trabajadores quedan en el limbo e incluso se pierde lo ya ganado.
La organización sindical analizando la situación concreta y sin ceder a la presión de los capitalistas ni a lo que el Código Sustantivo del Trabajo reza, optaron por una medida alterna para salirle a la leguleyada y a la arremetida de la patronal. Realizaron la asamblea nuevamente y allí aprobaron retirar el pliego de peticiones y presentar uno nuevo dándole continuidad al conflicto laboral, es decir, en estos momentos siguen en negociación del pliego, logrando así una prórroga que les permite preparar mejores condiciones para salir a la huelga si la patronal no cede.
Esta es una muestra de que sí se puede actuar con independencia de clase, que la nueva generación de obreros está encontrando el camino del sindicalismo independiente y de nuevo tipo contrario al camino de la conciliación con los enemigos; aunque todavía algo embrionario es muy IMPORTANTE que se de en estas condiciones, cuando la mayoría del sindicalismo actual y la nueva generación solo conoce el sindicalismo burgués sometido a los designios de los patrones y la ley burguesa e incluso se convierte en apéndice de ella.
Ahora le corresponde a la organización sindical elaborar un plan de preparación de la huelga, que contemple acerar la unidad de la base, buscar la unidad con los demás trabajadores de las otras plantas que hay en el país, por encima de las diferencias que puedan existir entre las organizaciones sindicales, conquistar otras fuerzas del proletariado que respalden el conflicto y apoyen con todas sus fuerzas cuando se declare la hora cero, y realizar una campaña nacional e internacional de denuncia y desprestigio al perseguidor y terrorista Grupo Familia.
En la medida que se van dando estos pasos en la lucha, es necesario además avanzar por elevar la conciencia y contribuir por rescatar la independencia de clase en el movimiento sindical; en comprender que a los trabajadores les toca también enfrentar las políticas antiobreras aplicadas desde el Estado y que en ese sentido su participación en un Paro General Indefinido es fundamental. Pero aún más fundamental, comprender que es hora de abolir definitivamente la explotación asalariada, misión a la que está llamada llevar a cabo la clase obrera.