En mayo de este año, fue capturado el fiscal especializado Fabio Augusto Martínez encargado de «chuzar» o interceptar las comunicaciones de los dirigentes del sindicato de Avianca ACDAC, justo en el momento en que estaban en huelga los pilotos que trabajaban para dicha empresa. El objetivo de las «chuzadas» fue —aunque la prensa burguesa lo calle—, darle a conocer a los directivos de la empresa los planes que tenía el sindicato para continuar con el desarrollo de la huelga en materia jurídica, de propaganda y movilización de sus bases. No es difícil afirmar que los accionistas de Avianca, en cabeza del parásito Germán Efromovich, pagaron por el servicio de espionaje a esa red de criminales de la cual hacen parte, no solo fiscales, sino oficiales y funcionarios de otros ministerios; que paradiando el eslogran de la Fiscalía, están al servicio «de la gente, por la gente, para la gente» que tienen el poder.
El movimiento sindical no debe confiar en el Estado burgués ni en sus instituciones, pues todas ellas tienen como objetivo defender los privilegios de clase que tienen los burgueses y terratenientes. Por más imparciales que aparenten ser las cortes o la fiscalía por ejemplo, son instituciones hechas para perseguir y judicializar la lucha obrera y popular, como queda claro cuando declararon la huelga ilegal en una defensa abierta del monopolio, con mentira de que era un “servicio público esencial”. Y aunque en ocasiones encarcelen a uno u otro funcionario de medio pelo para hacerlos pasar como “manzanas podridas”, lo cierto es que los verdaderos ideólogos de esta política criminal, los monopolistas y los jefes de sus partidos políticos, no serán juzgados por la justicia de los ricos.
Ante esto el movimiento sindical debe tomar todas las medidas de seguridad posibles en materia digital, teniendo claro, sin embargo, que no existe seguridad total, pero hay herramientas que permiten evadir los ataques del enemigo o reducir su impacto, como aquellas que encriptan las comunicaciones como Tor, Tutanota, Telegram, entre otras. Sin duda, la seguridad digital debe ser materia en los cursillos sindicales de hoy en día para que los afiliados estén actualizados al respecto y le hagan más difícil la labor de espionaje a los organismos de seguridad del Estado y de los monopolios.
Una escuela sindical guiada por una política revolucionaria, enseñará en sus cursos que no se debe confiar en este Estado, pues por su carácter de clase siempre legislará a favor de los patronos, en oposición a lo que pregonan los jefes conciliadores de las actuales centrales sindicales, los cuales solo utilizan sus cargos como trampolín para ascender a los puestos de la máquina de dominación de los explotadores. Los sindicatos deben tomar todas las medidas necesarias para proteger el movimiento y sus dirigentes de los golpes de los capitalistas.
Sólo así se podrá construir un movimiento sindical fuerte y de largo aliento, que sea escuela de socialismo y sepa hacer frente a los ejecutores de la dictadura burguesa.