Laude José Fernández exjefe de inteligencia del DAS fue capturado por chuzar ilegalmente las conversaciones de los pilotos de Avianca que entraron en huelga en el 2017, afiliados a la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles (ACDAC). Para ello contrató a José Humberto Salinas, exmilitar preso por ser el cabecilla de una red de interceptaciones y seguimientos ilegales.
Salinas confesó que el «caso de Avianca consistía en que el personal de la aerolínea y sus abogados querían saber casi en tiempo real lo que estaba pasando con Acdac: me pasaron los números de celular de su presidente y vicepresidente. Querían conocer las conversaciones entre los dos y el sindicato, referente a las actividades que adelantaban contra Avianca: todo lo relacionado con el paro que hubo en 2017 y el despido de pilotos. Querían saber las comunicaciones y documentos por el tema de las acciones para evitar o pelear el despido de pilotos».
Sin embargo, la cabeza principal que ordenó y pagó las escuchas y seguimientos, el parásito Germán Efromovich, sigue libre a pesar de admitir que contrató a la empresa BRG Consulting Colombia SAS desde abril de 2017, empresa gringa que se encarga de hacer inteligencia e investigaciones cuyo apoderado es Laude José Fernández. La captura del exmilitar Fernández es una caricatura que de nada sirve, pues días después un juez ordenó su libertad porque consideró que «no es un peligro para la sociedad». Lo mismo podría pasar con Luis Carlos Gómez Góngora, exjefe de la Sala Diamante de escuchas de la Fiscalía, capturado también por estar involucrado en el caso.
El proletariado revolucionario rechaza este tipo de actuaciones criminales por parte de la burguesía que en contubernio con las instituciones de inteligencia del Estado de los ricos, persiguen a los dirigentes sindicales y criminalizan el derecho a la huelga que debe ser defendido con más lucha. Por eso se requiere de la independencia de clase frente a los patronos y al Estado que los protege con diferentes aparatos, legales e ilegales además de desconfiar en dicho Estado y en los dueños del capital. A su vez, es de entender esta política de las clases dominantes y su podrido Estado frente a las huelgas obreras, ese es el carácter antiobrero que desde este medio siempre se ha denunciado; no se puede esperar más de esas clases parásitas y de su Estado asesino.
Los dirigentes honestos no deben confiar en el Estado que los espía y asesina, como sí lo hace la camarilla de los jefes de las Centrales Sindicales, acorde con su política de concertación y conciliación de clases. Los dirigentes que sí se enfrentan al Estado y a los patrones, deben aprender de la experiencia de los pilotos de Avianca tomando las medidas de seguridad necesarias, como por ejemplo usar celulares distintos para comunicarse mientras dirigen las huelgas, deben desconfiar además de los tales esquemas impuestos por las agencias de «seguridad» desde donde los chuzan, siguen y asesinan cuando defienden los intereses de la clase obrera sin conciliar con sus enemigos.