LAS MUJERES DEBEN DESECHAR LAS ILUSIONES EN EL ESTADO Y SUS INSTITUCIONES

LAS MUJERES DEBEN DESECHAR LAS ILUSIONES EN EL ESTADO Y SUS INSTITUCIONES 1

Solo 35 de los 102 congresistas se hicieron presentes el pasado 8 de agosto en el Senado, con el fin de hacer lo que llaman un «debate de control político» sobre la violencia contra la mujer; solo 35 de 102 senadores, es decir, ni siquiera el 35% del quorum. Esa es la importancia real que le da el Estado de dictadura de los ricos a los problemas de la mujer: ¡ninguna! Por encima de sus campañas, de sus programas, de sus leyes, de sus lamentos hipócritas, están este tipo de hechos certificando que al Estado, representado esta vez en su establo parlamentario, le resbala que a las mujeres las estén asesinando, violando y agrediendo de diferentes maneras y en un número cada vez mayor. No estuvo ni siquiera el presidente del Senado dizque por un «inconveniente médico».

Algunos de los datos expuestos por esa minoría que se hizo presente en el Senado dan cuenta de que en Colombia una mujer es víctima de violencia sexual cada 29 minutos, la violencia intrafamiliar es el tercer delito con mayor ocurrencia en el país, cada doce minutos una mujer es agredida por su pareja y que el 31 por ciento de las mujeres es víctima de violencia económica. La burguesía y la pequeña burguesía manejan las cifras sobre violencia contra la mujer, pero no pueden hacer nada para detenerla, pues al final buscan perpetuar la sociedad capitalista dividida en clases sociales y esta es la causa más profunda de la opresión contra la mujer, pues solo la abolición de las clases le dará a la mujer la liberación real que tanto necesita.

Las mujeres no pueden confiar en que los organismos del podrido Estado burgués como el Senado y demás, les van a resolver su situación, pues para empezar no les interesa y no es su función. En cambio sí, deben confiar en la fuerza que les da estar unidas y organizadas para denunciar de todas las formas posibles, cada abuso de las que son víctimas en esta putrefacta sociedad capitalista, que solo les ofrece sufrimiento y leyes que se quedan en el papel porque en la práctica no sirven para nada. Es necesario desilusionarse de ese Estado, pues sus instituciones casi siempre favorecen al victimario y los niveles de impunidad en los delitos relacionados con el tema de la mujer, llegan al 96%.

Llamamos a las mujeres a que desechen las ilusiones en que el Estado burgués va a solucionar su problemática; al contrario, las exhortamos a que a la vez que usan las vías que otorga la formalidad legal que da la burguesía, arrecien sus denuncias públicas de manera independiente, usando las redes sociales, haciendo mítines y reuniones donde se ponga en la palestra pública a los agresores e inventándose creativamente nuevas y más formas que amplifiquen sus acusaciones contra aquellos que tienen por costumbre maltratar a las mujeres.

Es hora de que cada vez más mujeres se comprometan con las tareas de la revolución socialista, que al final traerá el cambio que necesita esta sociedad y así cambiar de raíz la situación de la mujer en general. ¡Es hora de arrinconar a los abusadores y prepararse para poner fin a la explotación y la opresión acercando así la liberación de la mujer!

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