Nuestras niñas no están a salvo mientras el decadente capitalismo subsista

Nuestras niñas no están a salvo mientras el decadente capitalismo subsista 1

Sara Michel, una pequeña de 11 años fue asesinada presuntamente por su primo de apenas 23 años. Salió de casa en la madrugada del 25 de diciembre a raíz de una discusión familiar y encontró la muerte por solo el hecho de ser mujer y una pequeña inerme. 

Laura Valentina de 9 añitos, el 16 de enero salió a pasear a su mascota y no volvió, porque un tipo que se había ganado la confianza de la familia desde hacía un mes, la secuestró, la violó y la mató. Lo hizo porque era mujer, porque era niña y sabía que la podía violentar.

En lo que va del año 2025 van al menos 12 mujeres víctimas de feminicidio, y el 2024 cerró con la aterradora cifra de 886 mujeres asesinadas por el solo hecho de ser mujeres. Sí, porque ser mujer en esta sociedad descompuesta que es el sistema capitalista pareciera ser un delito, se refuerza lo más reaccionario que ha producido la sociedad dividida en clases sociales, como lo es el menosprecio por la mujer, considerada una propiedad de los hombres y de los poderosos, la mujer como simple reproductora y su mercantilización como un objeto sexual desde muy temprana edad.

Hemos llegado a tal degradación, que ninguna mujer sea niña, joven, adulta o anciana está a salvo ni en su hogar, ni el colegio, ni el trabajo, ni en la calle. No se puede confiar en nadie y las familias están llenas de miedo de lo que pueda pasarles a sus hijas, madres, abuelas, hermanas, sobrinas, amigas… Y no se puede estar a salvo mientras subsista la sociedad en que vivimos, en la que la ganancia está al mando, en la que una minoría parásita vive sabroso por cuenta de la superexplotación del pueblo trabajador produciendo su degradación física y moral.

Esta sociedad necesita sostener las concepciones retrógradas sobre la mujer, así formal y jurídicamente diga lo contrario, no hay discurso o ley que diga defender y proteger los derechos de la mujer, que realmente garantice un cambio de raíz al respecto de su situación. Las mujeres necesitan estar a salvo, las mujeres necesitan romper las cadenas de la opresión machista, pero para ello demandan de la organización y la unidad junto con aquellos hombres dispuestos a derrotar este sistema.

Organización para exigir ¡ya! mejoras en las condiciones materiales de las mujeres, mayor efectividad por parte del Estado para castigar a los responsables de los feminicidios, garantías de protección para la mujeres y niñas más vulnerables; pero sobre todo organización para preparar la batalla definitiva contra la decadente y putrefacta sociedad capitalista.

Mujeres como esclavas ¡Nunca Más!

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