
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a la lucha que dieron las hermanas Mirabal en el país caribeño de República Dominicana y a su vil asesinato en 1960 a manos de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, es decir, hace ya 65 años. Las hermanas Minerva, Patria y María Teresa, fueron apaleadas hasta asesinarlas y tiradas a un acantilado junto a su conductor Rufino de la Cruz, en lo que fue una simulación de su muerte por un inexistente accidente automovilístico. Todo esto después de haber sido juzgadas y encarceladas varias veces junto a sus esposos, que también eran revolucionarios y lucharon contra la dictadura.
Este hecho dio pie para que se conmemore a nivel mundial un día para levantar las banderas contra la violencia hacia la mujer. Violencia que, en ese caso concreto, fue ejercida por un régimen dictatorial con la complacencia del Estado y la impunidad de la ley burguesa. Por lo tanto, se trata de un caso de violencia política, no sólo de género, contra las mujeres luchadoras que se opusieron a ser oprimidas por la dictadura militar. Pero también violencia contra el Movimiento Revolucionario 14 de Junio en el que hombres y mujeres se organizaron para luchar contra la dictadura trujillista, y en el que directamente se involucró Minerva Mirabal como una de sus fundadoras, en el que también participó María Teresa y colaboró con algunas tareas Patria (por ejemplo, prestando su casa para guardar armas, etc.). Existió una cuarta hermana, Bélgica Adela, que no participó en la labor política contra la dictadura.
Reivindicar la lucha de Las Mariposas, como se conoce a las hermanas Mirabal, no se puede convertir es una lucha estrecha de género por la eliminación de la violencia contra la mujer. Debe ser una lucha de todo el pueblo, sin importar su género, contra la violencia que ejerce, principalmente, el Estado de dictadura de los capitalistas sobre las mujeres combativas y revolucionarias. Sin embargo, a pesar de que este fue el origen del 25 de noviembre, es necesario extender esa lucha a combatir todas las formas de violencia que se ejercen contra la mujer: la violencia laboral, sexual, psicológica, económica, digital, etc., es necesario entenderla como cualquier acción que impida por medio de la fuerza, por medio de prácticas hostiles o a través del poder el desarrollo pleno de las mujeres en todos los aspectos de su vida, como la que ejerce el patrón cuando las discrimina por el solo hecho de ser mujeres y les paga menos salario que a los hombres por ejecutar una misma labor, o por poner trabas a su contratación cuando tienen hijos, o por poder quedar embarazadas y tener que pagarles licencias de maternidad; o la violencia que se ejerce contra las compañeras organizadas políticamente a la hora de obstaculizar su derecho para reunirse y formarse por ejemplo, o cuando no se les facilitan las condiciones materiales para que ejecuten su iniciativa revolucionaria.
Si las mujeres sólo podrán obtener su liberación de las cadenas del capital cuando se rompan esas cadenas, y eso depende de la unidad, organización y lucha consciente de toda la clase obrera y las clases aliadas, entonces, quiere decir que los hombres conscientes de esto deben salir a las calles a luchar contra cualquier forma en que se ejecute la violencia hacia ellas. El pueblo no se puede dar el lujo de dejar en la casa a la mitad de la sociedad, mientras sólo salen a luchar las mujeres contra la violencia que sufren. Las grandes revoluciones y cambios profundos en la sociedad han demostrado que las mujeres, o los hombres luchando por separado NO podrán lograr conquistar las reivindicaciones por las que los pueblos, en diferentes momentos de la historia han luchado.
El enemigo de las mujeres no son los hombres por el solo hecho de ser hombres. El enemigo de las mujeres es el sistema capitalista que reproduce la violencia en su contra, asesinándolas con la impunidad de las instituciones judiciales, avalando la superexplotación económica, reproduciendo diferentes formas de opresión como cuando las convierte en mercancías sexuales por medio de la publicidad o la prostitución, y en todo esto participan tanto hombres como mujeres de las clases dominantes.
Por lo tanto, este 25 de noviembre, las mujeres deben asistir a las marchas y concentraciones con los hombres que han entendido que no pueden reproducir la violencia contra la mujer y que juntos, deben ser combatientes por conquistar una nueva sociedad libre de todos los vejámenes que hoy se cometen contra la mujer.






