El títere presidente que tenemos ha expresado su “preocupación” por el fallo de la Corte Constitucional despenalizando el aborto en todos los casos hasta la semana 24. En la ya conocida “brillantez” de sus declaraciones afirmó: «hay que evitar que esta práctica se vuelva incluso en una acción anticonceptiva en Colombia», el aborto no se puede convertir en algo cotidiano.
No podemos tener un presidente más estúpido, y eso que han habido varios en Colombia. Lo cotidiano son precisamente los abortos clandestinos y no porque a las mujeres les guste practicárselos por deporte; es evidente que el tipejo no conoce la verdadera situación de las mujeres del pueblo; seguro juzgará por la clase a la que pertenece, en la que en efecto sus mujeres, teniendo todas las condiciones económicas y sociales, se practican abortos incluso como método anticonceptivo, porque la promiscuidad y encornudarse entre ellos es lo común; las clases dominantes y sus instituciones religiosas son las más descompuestas moralmente, para que por cierto salgan a pontificar y a recriminar a las mujeres del pueblo por exigir que no se les criminalice.
Para las mujeres del pueblo, en la mayoría de los casos es una decisión muy difícil de tomar; las condiciones materiales que impone el sistema, de falta de empleo, de peligro de despido por embarazo, así diga la ley que es ilegal, del drama cuando las familias las echan de la casa por machismo o por la misma situación económica, pues es otra boca más que alimentar, de las violaciones que la mayoría de veces son de sus propios familiares o de hombres que ejercen un poder de alguna forma sobre ellas o de los grupos armados legales e ilegales… en fin, son muchas las circunstancias generadas precisamente por el sistema capitalista que obliga a las mujeres a abortar, y no siendo esto suficiente, hasta ahora a ser penalizadas. Así que con absoluta seguridad no saldrán a abortar por deporte, y lo que realmente garantizará la despenalización del aborto, será disminuir la cantidad de muertas en los centros de aborto clandestino.
Duque y todas las fuerzas retrogradas de la sociedad son hipócritas al decir que defienden la vida, esto es una absoluta falacia; si fuese así, no condenarían a las masas trabajadoras al hambre, a la violencia, a la falta de acceso a educación, salud, empleo y vivienda. No tienen derecho a llamarnos criminales, no tienen derecho a juzgarnos.
El pequeño triunfo logrado gracias a la movilización y lucha de los diferentes colectivos de mujeres, no a la Corte que por varios meses dilató el fallo, es necesario consolidarlo con la misma lucha, pues como ya se sabe por toda la experiencia del movimiento obrero, las leyes en favor del pueblo son letra muerta si no se obliga al Estado a aplicarla con la misma lucha.
Pero además, este pequeño triunfo debe servir para avanzar en la preparación de las fuerzas luchadoras para tumbar al régimen narco, que junto a otras fuerzas políticas tratará de torpedear como sea esta medida y seguirá la persecución al pueblo y en especial a las mujeres. Lograr la definitiva emancipación de la mujer no será posible mientras se sostenga el capitalismo, que mantiene la propiedad privada como base del sistema, precisamente la base del machismo en la sociedad. Avanzar al socialismo y el comunismo debe ser el sendero, por el que las mujeres del pueblo junto a toda la clase obrera deben recorrer para lograr acabar con toda forma de opresión y explotación sobre la tierra; donde el aborto será una práctica que quede en el pasado junto con todo lo anacrónico de las sociedades divididas en clases.