Los actos criminales del capitalismo imperialista, en maridaje con el régimen paramilitar mafioso colombiano se disponen a generar otra catástrofe ambiental de proporción irreversible en la región de Puerto Wilches en el Magdalena Medio.
Para quienes creen que el Estado es una institución por encima de las clases sociales que vela por “todos los ciudadanos” les sorprendió que la Autoridad de Licencias Ambientales (ANLA), entidad supuestamente encargada de garantizar la protección del medio ambiente, de forma “intempestiva” haya aprobado la resolución 00648 del 25 de febrero con la que dio vía libre al primer proyecto de fracking llamado Kalé.
El otorgamiento de la licencia ambiental dista años luz de los “acuerdos internacionales” para la mitigación de la crisis climática en la que en apariencia todos los gobiernos se han comprometido, y en particular el títere Duque, que en un discurso muy airoso, en la pasada reunión de la COP26, decía comprometerse con la defensa del medio ambiente.
Para los comunistas ha sido claro que, así como en campaña Duque casi firmaba en mármol diciendo que «Tenemos una sobre-exposición de ecosistemas diversos y complejos acuíferos subterráneos de enorme riqueza y unos riesgos de mayor sismicidad por los tipos de suelo que tenemos. Por eso he dicho: en Colombia no se hará fracking» (11 de abril de 2018) y que gracias a la lucha de las comunidades se logró en el 2019 frenar el proyecto que se acaba de aprobar, y ahora que nuevamente están en campaña electoral otros candidatos afirman oponerse al fracking; el plan de los imperialistas como la Exxon Mobil y la Canadiense Patriot Energic desde hace años ha sido extraer de la formación geológica La Luna (Magdalena Medio) 7.500 millones de barriles correspondiente a más de tres veces las reservas actuales del país, 1.665 millones de barriles. Por tanto, el hecho de que instituciones como el ANLA, el Consejo de Estado y el régimen uribista ya no encuentren ningún inconveniente en impulsar el plan “piloto” Kalé, muestra la alianza de las clases dominantes con los capitalistas imperialistas, para explotar esa región. Lo confirma también el hecho que la Comisión Interdisciplinaria o comisión de “expertos” creada como una entidad “independiente” para que diera su concepto, en el 2019 recomendó “ensayar”con planes pilotos, eso sí con algunas recomendaciones, pero el hecho es que autorizó el fracking en Colombia.
Por la experiencia de lo que ha sucedido en otros países con esta forma de explotación de hidrocarburos a través de fracturación hidráulica no se necesitan planes “piloto” para saber las consecuencias a corto, mediano y largo plazo en el medio ambiente y en las comunidades. De inmediato será la tala de aproximadamente doscientas hectáreas de bosque, pérdida de las agrupaciones arbóreas presentes a los lados de los lechos de los ríos, microfauna, etc. contaminación de la cuenca del Magdalena y el río Sogamoso, pozos, donde se extraerá más agua que petróleo, se desperdiciarán, según los expertos, unos 650 mil barriles de petróleo que irán a parar a los ríos. La contaminación producida sobre los cultivos producidos por el esparcimiento de los minerales pesados, como el cadmio causará daños a los cultivos que no serán aptos para el consumo humano. De lo anterior solo quedará en esta región desolación hambre y miseria; envenenamiento de la tierra, el agua, el aire y proliferación de enfermedades, tragedia que las compañías imperialistas, según los acuerdos del Alca (Área de Libre Comercio de las Américas), no están obligadas a indemnizar; situación que la población del departamento del Meta ya vivió, con la desaparición de los ríos caudalosos que existían alrededor de Pacific Rubiales.
En cuanto al argumento de los “expertos” de que el fracking traerá progreso, empleo y prosperidad económica será todo lo contrario, mucho del personal calificado que utilizan estas compañías es extranjero, el resto es mano de obra barata como la que existe en Colombia, otro de los atractivos que tiene el país para los imperialistas, y todo esto acompañado de la violencia que trae consigo cada inversión de capital en el campo, por lo que ni empleo ni progreso ni prosperidad.
Tampoco es cierto el beneficio de las regalías; pues de estas solo quedarán las migajas según elContrato De Concesión Moderna de 2004 que otorga a las compañías imperialistas la libertad de disponer de todo el crudo, el cual, si Colombia quiere comprar –el que ha sido extraído en su territorio– a las compañías, estas se lo venderán a precio internacional; verdaderos contratos leoninos de una burguesía arrodillada al imperialismo sin ningún sentimiento nacional. En 2017 las petroleras y mineras dejaron de pagar $82 billones en impuestos, los cuales fueron perdonados por el generoso Estado lacayo y solo pagaron $8.2 billones en regalías, es decir, un perdón 10 veces más en impuestos.
En conclusión, permitir el fracking, así sea por ahora con el “plan piloto” Kalé, es abrir la puerta a una tragedia ambiental, y un empeoramiento de las condiciones económicas y sociales no solamente de la población que hace parte de la región del Magdalena Medio sino en todo el país. Por tanto, es urgente la movilización de las comunidades de la región junto con el resto del pueblo para frenar de inmediato la Resolución 00648.
Y preparase para continuar con la lucha por truncar el plan de los imperialistas, a través de un gobierno de los obreros y campesinos que maniate a las clases dominantes en su connivencia con las compañías imperialistas, pues de seguir con un gobierno en el que los capitalistas colombianos sigan ostentando el poder económico no se impedirá que siga los planes extractivos y agresivos contra el medio ambiente. Gobierno de obreros y campesinos que solo será posible por medio de la lucha revolucionaria del pueblo, que tumbe el gobierno de los explotadores y derrote las fuerzas militares, pilar central del Estado burgués.