Reportaje Especial
El 21 de septiembre, decenas de trabajadores de diferentes empresas de Colombia, se dieron cita en el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá. El objetivo, fue denunciar el nuevo anteproyecto de ley que quiere imponerse, el cual atenta contra la estabilidad laboral reforzada, que cobija a los trabajadores enfermos por realizar repetitiva o intensamente labores específicas en sus sitios de trabajo.
Revolución Obrera se hizo presente en esta combativa marcha y desde sus páginas da a conocer las denuncias que los compañeros luchadores reportaron a los distribuidores del periódico.
Entre los marchantes, los trabajadores directos y «tercerizados» de Femsa Coca-Cola, se refirieron al anteproyecto de ley el cual
«está dirigido a meter en un solo grupo a trabajadores con discapacidad, independientemente que sea de origen laboral o de origen común, en ese orden de ideas, los patronos se van a deshacer de todos los enfermos. Aparte de ello establece que a esos obreros los sacan con una indemnización de 180 días de salario, pero no aclara si son por año trabajado o simplemente 180 días independientemente del tiempo que se lleve laborando. En Coca-Cola hay operarios de monta-carga y compañeros que tienen que levantar con sus propias manos pesadas cargas, quienes sufren mucho de lesiones en la columna. En general ya hay muchos compañeros enfermos, que tienen procesos de levantamiento de fuero para despedirlos y si se establece ese anteproyecto de ley, obviamente todos irán a parar a la calle. Todos los trabajadores estamos en riesgo de enfermarnos y por tanto de ser despedidos»
Afirma uno de los compañeros de Coca-Cola. Es evidente que esta nueva arremetida contra la clase obrera colombiana, hace parte de las medidas que impulsan los capitalistas y avala el Estado a través de sus leyes y reformas. Arremetida que con ahínco deberían estar aborreciendo las centrales sindicales, ante lo cual el compañero afirma:
«la denuncia y el rechazo al anteproyecto de ley, ha sido iniciativa de los sindicatos de base, hay sindicatos independientes y otros que pertenecen a las centrales, pero ha sido por la base que se ha trabajado por rechazar esta medida, porque las centrales no se han manifestado, incluso en esta marcha ni siquiera se hicieron presentes».
Sumado a la despreocupación de las centrales, que en el momento concentran sus esfuerzos en las campañas electoreras, está la respuesta del Ministerio de Trabajo que al decir del compañero
«se ha conversado con espacios de tiempo muy cortos, en los cuales con gran habilidad el Ministro Garzón, se sale por las ramas, sin dar una discusión seria sobre este anteproyecto, de hecho se conoce porque la información se filtró, porque ni siquiera está publicada oficialmente aunque sí está firmado por Luis Eduardo Garzón»
Con razón los luchadores manifestaron su repudio al traidor Ministro, aludiendo que utilizó el trabajo sindical como escalera para acceder a puestos gubernamentales, desde donde arremete en la actualidad contra los trabajadores. ¡Abajo Lucho Garzón, traidor y vende-obrero!
Pero no solo se hizo presente la lucha por continuar trabajando gracias a la estabilidad reforzada. Los trabajadores también hicieron conocer las condiciones a las que los someten cuando son víctimas de una enfermedad de origen laboral, donde se pierde casi por completo la capacidad para desempeñar cualquier labor. Es el caso de los compañeros de General Motors Colmotores, quienes también se manifestaron contra las ARL amañadas y los patronos indolentes ante sus enfermedades:
«en esta empresa vulneran todos los derechos, en mi caso tuve un accidente laboral, me he presentado ante la ARL Colpatria, pero la doctora Martha Fonseca, envía una carta afirmando que mis enfermedades NO son de origen laboral, argumentando que el tiempo trabajado con la empresa era muy mínimo, cuando para ese tiempo llevaba 19 años empleado. Tenemos una asociación de enfermos de la General Motors y a través de ella se demandó a la empresa y a la ARL para que se entregara todo el historial médico, pues el que existía no reportaba ningún accidente ni enfermedad laboral. Luego de la demanda apareció el historial completo, donde efectivamente se reportaban mis enfermedades laborales. A pesar de ello la ARL siguió negando la indemnización. Ahora la empresa ha pasado de la ARL Colpatria a Sura, donde el atropello es peor. Llevo cinco años en esta lucha, ahora la ARL Sura, me dice que puedo mejorarme y me envía exámenes que serán realizados por la misma doctora Martha Fonseca. Como puede verse, los enemigos son los mismos. Ahora, la empresa nos obliga a realizar trabajos que por enfermedades no se pueden hacer».
Ni incapacidad al 100%, ni estabilidad reforzada, los capitalistas golpean con fuerza a la clase obrera. Su intención no es otra que arrancar su fuerza, sudor y salud en los puestos de trabajo, para luego lanzar al obrero a la calle, sin indemnización, pensión, ni fuerza para seguir garantizando la subsistencia.
No solo el asunto de las enfermedades laborales, hizo parte de las sentidas denuncias durante la marcha. También el hecho del «cierre» de empresas, que ha dejado a cientos de trabajadores en la calle. Es el caso de Cardbury Adams, cerrada el pasado 19 de mayo, día en que los trabajadores decidieron hacer toma en la entrada de la fábrica, manteniéndose firmes en su lucha hasta el día de hoy. Bogotá, recibió a varios compañeros representantes de este conflicto, quienes con gran ánimo y disposición de lucha, informaron sobre su situación:
«nosotros somos trabajadores organizados en Sintra Cardbury Adams, empresa que el 19 de mayo, atropelló y vulneró los derechos de sus trabajadores; este día la empresa con mentiras y engaños, encierra a los obreros en el Centro de eventos Valle del Pacífico, para darles la noticia, de que la empresa toma la decisión unilateral de cerrar sus operaciones en la ciudad de Cali. Desde ese 19 de mayo, los trabajadores nos mantenemos en pie de lucha, coordinando turnos para estar en la carpa. La empresa ha tratado de desestabilizar nuestra lucha, pero afortunadamente, la dirección se ha mantenido firme. Además la solidaridad de las organizaciones sindicales hermanas del Valle y de todo el país, ha ayudado a sostener la lucha, no solo económicamente, sino moralmente. Hoy seguimos en pie de lucha apoyado esta causa, esta protesta y exigiendo que la empresa reabra, pues lo único que queremos es trabajar»
Al cierre de Cardbury Adams, se suma también el de la empresa Productos Químicos Panamericanos (PQP), quienes han desarrollaron actividades, contra los despidos masivos y al momento de la marcha se encontraban en pie de lucha:
«La empresa nos despidió, porque dicen que el municipio no les da más permiso de funcionamiento. Por esa razón, la planta será trasladada al Muña (donde ya existe otra planta), con el fin principal de despedirnos. En este momento estamos frente a la empresa, no nos han pagado salarios hace dos meses. Además se han ganado procesos, como el contrato a término indefinido, pero la empresa no los acepta, engañando a los trabajadores, incluso robándolos, pues les prometen un dinero para que se vayan por retiro voluntario, pero después les dan cualquier peso. Ganamos la contratación directa, ello incluía el reembolso de dineros que dejaron de pagarnos al pertenecer a una temporal, pero tampoco han querido pagar, ahora la pelea es por impedir que nos dejen en la calle».
Al parecer el conflicto ya pudo arreglarse, gracias a la persistencia y lucha de los compañeros que se mantuvieron firmes en la defensa de sus derechos.
Existe un común denominador en todas denuncias: las centrales sindicales no han promovido la solidaridad, no se han manifestado frente a las medidas anti-obreras, no impulsan acciones de movilización para contrarrestar estas arremetidas. Ha sido la base organizada quien por sí misma se moviliza. Esa base que no tiene permisos sindicales, ni escoltas. Esa base que nada tiene que ver con la burocracia sindical promovida por las ideas burguesas al interior del movimiento. Esa base; la de los enfermos, los «temporales», los «tercerizados», a los que el capital somete a las peores condiciones de salario y jornada. Son ellos quienes en la marcha representaron las necesidades de la clase obrera colombiana, a diferencia de los jefes de las centrales, que solo se llaman representantes cuando «negocian» el salario mínimo, pero en estas luchas NO APARECEN, NI SE PRONUNCIAN.
¡Qué gran lucha han librado compañeros! Todo ello da cuenta de la necesidad de un nuevo tipo de sindicalismo “el independiente y revolucionario” como lo agitaron los obreros en la marcha, el que responda a los intereses de los trabajadores y no de los capitalistas; el que promueva dirigentes consecuentes y comprometidos con la causa obrera, no dirigentes embelesados con las «bondades» del Estado capitalista. Es el tipo de sindicalismo, que la misma base empieza a forjar y que debe tomar la forma organizativa de federaciones, para lograr una nueva Central Sindical, realmente de los trabajadores y para su beneficio.
Ustedes son hoy ejemplo de lucha, porque se mantienen en pie a pesar de sus condiciones. Ya lo explicaba Marx en su folleto Salario, Precio y Ganancia
«Si en sus conflictos diarios con el capital los obreros cediesen cobardemente, se descalificarían sin duda para emprender movimientos de mayor envergadura. Al mismo tiempo, y aun prescindiendo por completo del esclavizamiento general que entraña el sistema de trabajo asalariado, la clase obrera no debe exagerar ante sus propios ojos el resultado final de estas luchas diarias. No debe olvidar que lucha contra los efectos, pero no contra las causas de estos efectos; que lo que hace es contener el movimiento descendente, pero no cambiar su dirección; que aplica paliativos, pero no cura la enfermedad. No debe, por tanto, entregarse por entero a esta inevitable guerra de guerrillas, continuamente provocada por los abusos incesantes del capital o por las fluctuaciones del mercado. Debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias que vuelca sobre ella, engendra simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para la reconstrucción económica de la sociedad. En vez del lema conservador de: «¡Un salario justo por una jornada de trabajo justa!»», deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: «¡Abolición del sistema de trabajo asalariado!»»
La marcha contra el anteproyecto de ley que atenta contra la estabilidad laboral reforzada, es un buen indicio y un excelente síntoma para la lucha de la clase obrera, en resistencia contra la miseria y la explotación capitalista.