LOS PUEBLOS DEL MUNDO NECESITAN CON URGENCIA LA REVOLUCIÓN
En menos de 15 días, los Estados Unidos han lanzado 2 ataques militares de gran envergadura; el primero fue contra una base militar en Siria, y el jueves 13, una bomba de gran poder en territorio de Afganistán; según los mismos imperialistas, para destruir unos túneles subterráneos construidos por el grupo fundamentalista Estado Islámico.
Los mayores terroristas del planeta, con el asesino y fanfarrón de Trump a la cabeza, siguen posando de salvadores del mundo y falsos adalides de la paz mundial. Como si tuviera el garrote disciplinario en sus manos, el imperialismo estadounidense se abroga la potestad de acusar, juzgar, sentenciar y hacer efectivas condenas a diestra y siniestra como si fuera el dueño supremo del mundo. Estados Unidos ha sido uno de los países que más tierras ha invadido, que más bombardeos a ciudades ha perpetrado, que más presupuesto ha destinado para armamento, que más bases militares tiene en todos los continentes y que más tiene apostados portaaviones y gran arsenal a lo largo y ancho del planeta.
Pero además, es el país que más pandillas y ejércitos reaccionarios y asesinos ha armado, financiado y asesorado. Palestina es un ejemplo cruel de la mordaza asesina de los gringos, destruyeron Irak con falsas pruebas de bombas químicas, miles de inocentes han muerto con sus intervenciones en Afganistán… Pero eso no es solo de ahora; desde mediados del siglo pasado, los yanquis han realizado acciones militares en cerca de 30 países, con saldo incalculable de muertos; y todo con la ensangrentada bandera de la paz.
Los enfrentamientos con Corea del Norte están a punto de desencadenar una guerra de gran envergadura, que bien podría ser el inicio en firme de una guerra mundial, toda vez que el calibre de las armas de los contendores y la influencia en la correlación de fuerzas mundial podría arrastrar a otras superpotencias no menos poderosas y reaccionarias como Rusia, Japón, China, Alemania, Francia, por solo nombrar algunas. Todas con muchos gobiernos de otros Estados reaccionarios que no dudarían en meterse a la guerra sin importarles un ápice la inminente pérdida de vidas. Una guerra donde las masas serían las principales perdedoras.
Con gobiernos reaccionarios y con maniáticos en el poder, hambrientos de mayor control y de doblegar con el poder bélico a sus contendores, el mundo pende de un hilo. No hay un solo gobierno en el planeta que esté apostando por la paz mundial; cada Estado está filando al lado de uno u otro bloque reaccionario, y por ende solo la movilización revolucionaria de las masas, de los pueblos del mundo con el proletariado a la cabeza, y con las fuerzas progresistas de todo el globo, pueden frenar esta carrera asesina contra el mundo, impidiéndola con la revolución proletaria. Y sólo transformando la guerra reaccionaria en lucha revolucionaria contra el capitalismo, puede darle una verdadera solución a esta encrucijada macabra que hoy se cierne sobre el mundo.
Las masas no pueden ni deben defender a sus gobiernos, pues todos son reaccionarios untados con la sangre de millones de obreros y campesinos. Los pueblos de todos los países deben rebelarse contra todo el orden burgués existente y tumbar a todos esos gobiernos reaccionarios, para poner a andar el luminoso camino de la revolución y la construcción de una nueva sociedad gobernada por las masas con la clase obrera como vanguardia.