«Los horarios de trabajo deben ser pensados de nuevo, necesitamos horarios que sean realmente compatibles con la vida»; es la forma como el dirigente del Sindicato IG Metall en Alemania resume el motivo principal para que se haya lanzado la huelga el pasado 5 de enero. El sindicato ha pedido a los empresarios que se les permita a los trabajadores una jornada menor de las 35 horas semanales que están determinadas por ley. Así, han pedido que por períodos de hasta 2 años, sea reducida la jornada a 28 horas para aquellos trabajadores que tienen hijos pequeños o que deben cuidar de sus familiares con enfermedades que demanden cuidados especiales.
La huelga está encabezada por el Sindicato IG Metall que cobija a 3,9 millones de trabajadores del sector metalúrgico y electromecánico, y se ha convertido en una de las huelgas más grandes de los últimos 30 años.
En Alemania, como en otros países europeos, la jornada laboral estatuida por ley se encuentra entre 35 y 37 horas semanales, presentándose casos de muchos trabajadores que voluntariamente deciden tener jornadas menores, lo cual se aplica sobre todo a ramas de la producción que afectan significativamente la salud o aquellas que sobre todo son en horario nocturno. Además, la lucha de la clase obrera ha conquistado el reconocimiento del derecho de madres y padres a dedicar tiempo con sus hijos pequeños, durante períodos que oscilan entre 12 y 14 meses luego del nacimiento, y que puede ir hasta los 3 años; tiempo en el cual el trabajador recibe un auxilio económico y puede optar por trabajar tiempo parcial.
La lucha porque el trabajo esté al servicio de los obreros y no a la inversa, es una forma como se expresa la pugna entre el capital y el trabajo; y este es el contenido esencial de la huelga que se presenta hoy en Alemania. Desde el punto de vista de los capitalistas, se trata de extraer el máximo de plusvalía a la clase obrera y para ello hay que incrementar los horarios, reducir los salarios, intensificar el trabajo, reducir los costos. Por su parte, para la clase obrera alemana, como para toda la clase obrera del mundo, el trabajo debe servir para darle mejor calidad de vida a las masas. Por ende hay que buscar cada vez mejorar las condiciones de todos los trabajadores y que la producción no sea un lazo que los ahorque, sino que les permita mejorar su condición de seres humanos y sociales. El secretario del sindicato expresa que: «Con IG Metall, sólo habrá un convenio colectivo con los tres componentes: un aumento salarial decente, la opción de reducir las horas de trabajo durante un período limitado, y subvenciones de manera que con la reducción de la jornada todos puedan atender a sus hijos, a los enfermos y a cuidar de su salud.»
La huelga de los obreros en Alemania es un buen ejemplo del camino que tienen que recorrer los proletarios en todo el mundo, fortalecer su poder mediante la organización, la movilización y una ardua labor en la formación de la clase obrera para mantener viva la llama de la lucha bajo cualquier circunstancia; bien sea de los proletarios con condiciones si se quiere, aceptables y mucho más en condiciones de superexplotación y miseria como lo es en la mayoría de países del mundo, Colombia por ejemplo. Una de las condiciones esenciales del obrero bajo el capitalismo es su posición de clase explotada, y por ende, parte de su naturaleza es la lucha permanente contra el yugo del capital.