¡CONTRA LA GUERRA IMPERIALISTA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL!

Declaración de la Unión Obrera Comunista (mlm)

Todos los imperialistas son tigres de papel, parecen poderosos pero en realidad no lo son tanto, es el pueblo el que es realmente poderoso. Mao Tse-tung

El imperialismo, fase superior y última del capitalismo mundial, es un sistema agonizante y en descomposición que sobrevive artificialmente a expensas de superexplotar el trabajo de la sociedad mundial y de arrasar las riquezas naturales del planeta. En la marcha acelerada hacia el inexorable fin de su existencia, ha embrollado a la sociedad en un gran desorden mundial, atravesado por el hambre y ruina de quienes producen la riqueza, por horrendas guerras contra las masas trabajadoras, por el deambular de millones de desplazados y migrantes desterrados, por enfermedades y pandemias, por regímenes dictatoriales que siembran el terror contra los pobres, por imposiciones imperialistas que coartan y desconocen los más mínimos derechos políticos y económicos de los trabajadores en todos los países.

En medio de tan terribles condiciones, la clase obrera mundial conmemora su día internacional, que siguiendo el ejemplo de lucha de sus antepasados huelguistas en 1886 y aprendiendo del heroísmo de sus dirigentes, los Mártires de Chicago, hace de este Primero de Mayo, una jornada de unidad y lucha internacionalista y revolucionaria del proletariado y los pueblos del mundo contra el imperialismo y las clases reaccionarias.

El Primero de Mayo es el día cuando los obreros de todos los países se manifiestan en las calles, demostrando no solo ser integrantes de la clase más numerosa de la sociedad, sino también la clase más importante y necesaria, pues nada se mueve en el mundo sin la fuerza poderosa de sus brazos, y por tanto, la clase más revolucionaria encomendada por la historia a dirigir la Revolución Proletaria Mundial que derrotará y sepultará para siempre al imperialismo.

Que este Primero de Mayo sea un día para labrar en la conciencia de los proletarios, la necesidad de la unidad de la clase obrera mundial sin distingos de nacionalidad, raza, sexo o creencias religiosas e ideas políticas, porque tiene ante sí a unos comunes enemigos y comparte los mismos intereses inmediatos y futuros socialistas y comunistas.

De por sí, los cimientos del sistema de la explotación asalariada, están horadados por una ya larga crisis económica mundial, que si bien, sus causas más profundas radican en la anarquía de la producción capitalista y en la monopolización privada de la riqueza producida socialmente, hoy ha sido extendida y profundizada por el frenesí imperialista depredador de la fuerza de trabajo mundial y destructor de la naturaleza. El culpable de la muerte por covid-19 de más de 6 millones de personas en el mundo, es el capitalismo imperialista que por su afán de ganancia convirtió en negocio la calamidad de la pandemia, pero causó una crisis sanitaria que condujo a un descomunal agravamiento de la crisis económica mundial, cuyas leves recuperaciones no han sido más que el tránsito hacia recaídas más profundas. Crisis económica cuyos costos y consecuencias son cargados a la sociedad agregando a sus ya terribles sufrimientos, más desempleo, hambre, pobreza, migración y una desbordada inflación mundial que golpea principalmente a los trabajadores, todo lo cual dispara las lacras sociales del sistema (delincuencia, drogadicción, prostitución, mendicidad…).

Tanto las contradicciones inter-imperialistas atizadas por el desarrollo desigual de los países imperialistas, como su impotencia ante la crisis económica mundial, los incitan a resolver ambos problemas mediante la guerra mundial. La concentración monopolista del capital y el dominio del capital financiero en todos los ámbitos de la sociedad, obliga a los imperialistas a hacer nuevos repartos del mundo mediante la fuerza de la guerra, para obtener beneficios, acrecentar ganancias, disputándose la explotación de la fuerza de trabajo mundial, los mercados y fuentes de materias primas, el dominio colonial y semicolonial de los países oprimidos y las zonas de influencia de sus competidores. La guerra mundial reaccionaria para quemar fuerza de trabajo sobrante y medios de producción paralizados, es la solución que ofrecen los imperialistas para resolver su crisis económica.

Hoy precisamente, el Primero de Mayo se conmemora al mismo tiempo en que los bandidos imperialistas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Unión Europea, Australia, Japón, Rusia y China, movilizan sus ejércitos y armamentos en disposición para el inicio de la III Guerra Mundial. Bajo el imperialismo, los períodos de relativa paz, no son más que tiempos de preparación para la guerra como lo han hecho por décadas de carrera armamentista, invadiendo y atacando países y territorios directamente caso de Afganistán, Libia, Siria, Irak, Malí, o a través de sirvientes como Israel contra el pueblo Palestino, o Arabia Saudita contra Yemen.

Es manifiesta la decadencia del imperialismo estadounidense y de su hegemonismo, en contraste con el auge económico del social-imperialismo chino y la recomposición del poderío militar del imperialismo ruso. Ayer en Siria, hoy en Ucrania, país capitalista oprimido del Este de Europa, chocan los intereses expansionistas, del imperialismo yanqui al comando de la OTAN y del imperialismo ruso, apoyado entre bambalinas por el social-imperialismo chino. La guerra en Ucrania se disfraza por los imperialistas de ambos bandos, con banderas de “lucha por la libertad, la democracia, la independencia nacional”, pero en realidad es una guerra entre imperialistas a través del régimen neo-fascista de Zelenski, marioneta de la EU y la OTAN, es un gran negocio para los monopolios armamentistas, es un pretexto para militarizar todo el Este de Europa, repartirse el territorio de Ucrania, saquear sus abundantes recursos naturales y explotar la mano de obra del pueblo ucraniano.

La guerra en Ucrania ha servido para mostrar que la distinción esencial entre países en la época del imperialismo es entre un puñado de países imperialistas, opresores, explotadores, y el resto de países oprimidos y explotados. La teoría de los “Tres Mundos” es un refrito revisionista sólo útil para negar la existencia de países como Ucrania, que siendo capitalistas, también son oprimidos.

La guerra en Ucrania ha dejado al descubierto la nefasta labor del revisionismo jrushchovista, que en tiempos pasados sirvió de “Caballo de Troya” para que una nueva burguesía con ropaje comunista derrocara la dictadura del proletariado en los otrora países socialistas, restaurara la dictadura de los capitalistas, poder con el cual desmantelaron la propiedad colectiva de la gran infraestructura construida por las masas en el socialismo, para entregarla en propiedad privada a unos cuantos y grandes oligarcas. Los partidos revisionistas herederos de las podridas teorías de Jrushchov, hoy descaradamente brindan apoyo a la guerra imperialista de Putín, jefe de la nueva burguesía rusa y declarado anticomunista. De igual manera, el grueso de los partidos reformistas y socialdemócratas se ha alineado con los imperialistas de la OTAN, en apoyo a su guerra reaccionaria.

Por ser una guerra imperialista, injusta y reaccionaria, inflamada por el atroz odio nacional, que es la solución de la burguesía para resolver los problemas nacionales, la guerra en Ucrania no debe ser apoyada por los proletarios y pueblos del mundo, porque sirve a los intereses imperialistas, porque sus principales víctimas son los trabajadores ucranianos y rusos, porque la solución a los problemas nacionales es el internacionalismo que exige la unidad de los obreros sin distingo de nacionalidad y el único odio que les es admisible es el odio de clase contra sus comunes enemigos burgueses e imperialistas.

Los proletarios y pueblos del mundo no deben alinearse con ninguno de los bandos imperialistas contendientes en esta guerra; por el contrario, deben rechazar con la denuncia y la actividad política, cualquier apoyo a esa guerra reaccionaria y todo compromiso de las clases lacayas de los países oprimidos con la burguesía imperialista, sea de occidente o de oriente.

Los proletarios y pueblos del mundo solo pueden apoyar a las fuerzas revolucionarias del pueblo ucraniano que más temprano que tarde, recompondrán sus organizaciones y enfilarán su lucha para derrotar a las fuerzas imperialistas de ocupación, liberar al país de toda dominación colonial o semicolonial, y derrocar a las clases reaccionarias lacayas del imperialismo encabezadas hoy por el sanguinario régimen neo-fascista de Zelenski.

Frente a los preparativos y amenazas imperialistas de guerra mundial, la posición de los comunistas es rechazarla, no temerle, impedirla con la revolución, o transformarla en guerra civil revolucionaria contra los opresores y explotadores.

El peligro de guerra mundial es apenas la punta del iceberg que representa las contradicciones del imperialismo, cada vez más exacerbadas, entre el proletariado y la burguesía —contradicción principal mundial en esta época de avanzada agonía del sistema imperialista— donde el proletariado no es solamente el de los países imperialistas sino también el de los países oprimidos sean éstos semifeudales o capitalistas; contradicción entre los países imperialistas y los países oprimidos tan agitada como lo demuestran hoy las guerras de agresión, las guerras de resistencia y las guerras populares en distintos países; contradicción entre la sociedad y la naturaleza donde la vida no solo está amenazada por una guerra nuclear, sino por la crisis ambiental global creada por la voracidad destructora imperialista.

La consecuencia de la abrumadora crisis social mundial cosechada por el imperialismo, no puede ser otra, que la agudización mundial de la lucha de clases, esto es, de las movilizaciones, huelgas económicas, huelgas políticas, levantamientos, estallidos sociales, conatos de insurrecciones, guerras de resistencia, guerras populares… todo en la perspectiva de la tendencia principal de la época, la Revolución Proletaria Mundial.

En una palabra, somos invencibles, pues es invencible la revolución proletaria mundial. Lenin

La Revolución Proletaria Mundial es la única fuerza social y política que puede salvar a la humanidad del atolladero imperialista, porque la base social de sus dos grandes corrientes —la revolución socialista del proletariado y el movimiento revolucionario anti-imperialista— representa la fuerza viva, trabajadora y transformadora de la sociedad y la naturaleza, que no resiste más el yugo y el parasitismo imperialista, que se levanta en rebelión en todos los países contra el caduco sistema imperialista, que expresa la profunda rebelión de las fuerzas productivas de la sociedad mundial contra las relaciones sociales de explotación que las amordazan e impiden su desarrollo.

La fuerza de las luchas espontáneas de los proletarios y pueblos del mundo, si bien tiende a transformarlas en insurrecciones, en guerras de resistencia y guerras populares… salvo contadas excepciones, carecen de la organización del elemento comunista dirigente, indispensable para transformar las frecuentes crisis políticas de los gobiernos reaccionarios, en una situación donde la enorme energía social del movimiento de masas se transforme en revolución. Esa carencia es una de las causas, por las cuales los poderosos levantamientos que han sacudido en los últimos años a varios países de América Latina, que han puesto a tambalear a los regímenes gobernantes reaccionarios, por ahora sean canalizados por los reformistas que logran enturbiar la conciencia de las masas con la vana ilusión de resolver sus problemas por la vía constitucional burguesa, por la vía de las urnas, no de las calles, ni de las armas.

La situación de división y dispersión del movimiento comunista marxista leninista maoísta, es hoy el problema y debilidad principal de la Revolución Proletaria Mundial. Resolverlo, no es una cuestión de exclusiva necesidad del movimiento consciente, pues tal necesidad está condicionada por las dramáticas exigencias de la lucha de clases mundial, por la crucial responsabilidad de los marxistas leninistas maoístas en su papel de portadores de la conciencia socialista, de dirigentes revolucionarios de un movimiento mundial que objetivamente tiende al enterramiento del podrido sistema de explotación asalariada.

Se debe persistir en las propuestas, propósitos y tareas manifestadas en los últimos años por distintas organizaciones y partidos, en la dirección de construir y fortalecer verdaderos partidos comunistas en cada país, y muy especialmente en la dirección de preparar y organizar una Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas, pues ésta es la forma correcta de avanzar hoy en la solución de la principal debilidad del movimiento, solución que debe materializarse en una nueva Internacional Comunista basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo, indispensable para conducir al triunfo la Revolución Proletaria Mundial.

Una Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas, fundada sobre una base mínima pero fundamental de unidad en los principios y en las tareas políticas del momento, es la forma correcta de avanzar hacia la ineludible delimitación con respecto al oportunismo en toda la línea general, tratando las divergencias entre los marxistas leninistas maoístas como contradicciones en el seno del pueblo y con el método de la lucha de líneas, de la unidad – lucha – unidad.

Una Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas es hoy la forma correcta de erigir un Centro dirigente mundial provisional, que guíe la ejecución de las tareas internacionalistas comunes, contra la embestida ideológica reaccionaria, contra las guerras imperialistas y la amenaza de guerra mundial, en solidaridad con las luchas de los proletarios y pueblos del mundo, en apoyo a las guerras populares, avanzadas de la Revolución Proletaria Mundial.

Si el sectarismo y el escepticismo ante las exigencias de la lucha de clases en el mundo, dan al traste con la urgente necesidad de organizar una Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas, las masas y la historia no lo perdonarán.

En una palabra, las perspectivas son luminosas, pero el camino es zigzagueante. Aún tenemos ante nosotros muchas dificultades, que no debemos pasar por alto. Uniéndonos con todo el pueblo en un esfuerzo común, podremos sin duda alguna vencer todas las dificultades y lograr la victoria. Mao Tse-tung

Colombia hace parte del sistema imperialista mundial como país semicolonial capitalista oprimido, donde las clases reaccionarias de burgueses y terratenientes son socias y lacayas del imperialismo yanqui principalmente, han comprometido al país como socio global de la OTAN y hoy se prosternan en apoyo y defensa de la carnicería humana auspiciada por esa organización militar imperialista.

El gobierno actual lo ejerce un régimen de la mafia y los paramilitares, en coherencia con el peso económico logrado por la industria y el comercio de los psicotrópicos. Un régimen cuyos mandos militares cohonestan y son dóciles empleados de las mafias internacionales, y que durante más de 20 años ha patrocinado una guerra reaccionaria contra el pueblo, expropiando y desplazando al campesinado pobre y medio, a indígenas y negritudes, para extender la llamada “agricultura empresarial” con inmensas plantaciones donde, como en las de palma africana, no se explota a siervos de la gleba, sino a proletarios asalariados, una consecuencia de la profundización del desarrollo capitalista de la agricultura, favorable para la revolución porque ha multiplicado el peso de la clase obrera ya no solo en la ciudad sino en también el campo.

Régimen de la mafia y los paramilitares que aplica y administra con puño de acero las imposiciones imperialistas anti-obreras y anti-populares, sembrando hambre, desolación y muerte en campos y ciudades, pero cosechando el más profundo odio del pueblo manifiesto en tres poderosos levantamientos sociales desde noviembre de 2019, principalmente en los centros urbanos donde se asienta un 81.5% de los 51.7 millones de habitantes que tiene Colombia. Un régimen que responde a toda protesta social con el terror del Estado y sus paramilitares, con masacres de campesinos, asesinatos de dirigentes populares y desmovilizados de las guerrillas, persecución, cárcel y desaparición de los activistas revolucionarios.

Pero la represión en vez de doblegar el espíritu de lucha del pueblo colombiano, ha multiplicado su odio contra los opresores y explotadores, ha fortalecido su disposición de lucha, pues los problemas sociales lejos de resolverse se han agravado, y son la base material para nuevos estallidos sociales que necesariamente sobrevendrán, a pesar de la nefasta labor de los apagafuegos politiqueros, atravesados hoy en el camino de la lucha como vacas muertas clamando desmovilización para no irritar a los opresores, y promoviendo un cambio cosmético de gobierno sin tocar el Estado de dictadura de los capitalistas, y mucho menos el sistema de relaciones sociales de explotación asalariada.

Tal como en otros países, en Colombia el movimiento de masas, y específicamente el movimiento obrero sigue huérfano de un Partido dirigente revolucionario, lo cual ha sido el Talón de Aquiles de los recientes levantamientos. Pero también es cierto, que los comunistas trabajamos para resolver esa deficiencia, y hoy más que nunca nos vemos abocados a la necesidad de concretar un plan de preparación del Congreso del Partido, tarea en la cual se compromete la Unión Obrera Comunista (mlm), y a la que convoca a los demás camaradas marxistas leninistas maoístas, de la misma forma como se ha comprometido a contribuir en la preparación y organización de la Conferencia Internacional Unificada de los marxistas leninistas maoístas, presentando sus puntos de vista frente a propuestas de otras organizaciones y partidos, y más concretamente, proponiendo una Plataforma Mínima de Unidad, para la consideración y discusión del Movimiento Comunista Internacional.

El Primero de Mayo es la ocasión propicia para comunicar nuestras posiciones y propuestas a los camaradas de Colombia y de otros países, y también a los proletarios quienes deben conocer cómo va la construcción de su Partido y la Internacional, porque son las más preciadas organizaciones de su clase, que necesitan de su apoyo y participación.

Las condiciones objetivas del mundo son excelentes para el avance de la Revolución Proletaria Mundial, porque la existencia del imperialismo es incompatible con la de la sociedad, porque existe división entre los imperialistas y entre las clases reaccionarias, porque los proletarios y pueblos del mundo se rebelan, luchan y ansían la revolución. Sólo falta que los comunistas asuman su papel, resuelvan con modestia y dignidad las tareas de la construcción del Partido en cada país, y de la organización de la Conferencia Internacional unificada de los marxistas leninistas maoístas, en el rumbo de volver a dotar al movimiento obrero mundial de una nueva Internacional Comunista.

¡OBREROS Y PUEBLOS DEL MUNDO, UNÍOS CONTRA EL IMPERIALISMO!
Viva el Primero de Mayo Internacionalista y Revolucionario!
¡Abajo la explotación mundial capitalista!
¡La clase obrera no tiene patria! ¡Solo tiene un mundo por ganar!
¡Abajo el imperialismo, sistema mundial de opresión y explotación!
¡Todos los imperialistas son enemigos a muerte de los pueblos del mundo!
¡Fuera imperialistas rusos de Ucrania!
¡Fuera imperialistas de la OTAN del Este de Europa!
¡Abajo el régimen neo-fascista de Zelenski! ¡Viva la lucha revolucionaria del pueblo ucraniano!
¡Fuera Colombia de la OTAN!
¡Muerte al imperialismo! ¡El futuro debe ser del socialismo y el comunismo!
¡Por la unidad internacional de los marxistas leninistas maoístas! ¡Adelante!
¡Contra la guerra imperialista! ¡Viva la Revolución Proletaria Mundial!

Unión Obrera Comunista (mlm)
Colombia, Primero de Mayo 2022

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