Reproducimos un artículo publicado por los compañeros del Frente de Defensa de Luchas del Pueblo de Ecuador, con motivo del asesinato de los tres periodistas en la frontera con Colombia. Es un punto de vista distinto a lo propagado por los medios oficiales sobre los hechos y las contradicciones en la región.
LA OSCURA MANO DEL IMPERIALISMO YANQUI EN EL CONFLICTO DE LA FRONTERA NORTE
Fueron ejecutados los tres periodistas secuestrados por un frente de las FARC en la frontera colombo-ecuatoriana.
Mucho se ha dicho al respecto, sobre todo desde la perspectiva del viejo estado que se ha ensañado con el tema, de todas formas, la lógica en el manejo de la información está determinado por el control que tienen las clases dominantes de los medios de comunicación. Las noticias, los hechos, pero sobre todo los fundamentos de los mismos son manipulados, tergiversados, con la finalidad de sostener los intereses del imperialismo y de sus testaferros en el país.
Hace rato que el imperialismo «metió mano» en el Ecuador. La presencia de esta monstruo data de fines del siglo XIX, y debemos decirlo con dolor y rabia, desde ahí se han quedado, no ha salido, y hasta la fecha, poco es lo que hemos hecho en términos objetivos para destruirlo y/o expulsarlo.
Hoy, a propósito del atentado al cuartel de policía en San Lorenzo el 27 de enero del año en curso, el régimen comprador y entreguista de Moreno, inmediatamente pidió ayuda a los EEUU para que colabore militarmente en la investigación de los hechos y delinear estrategias de acción en la lucha a la que ellos, la reacción, llaman: combate a muerte al narcoterrorismo.
Para este propósito arribó al país un equipo del FBI que imperativamente ha estado asesorando a Moreno sobre cómo llevar a cabo la crisis generada en la frontera.
Después de la emboscada con explosivos a una patrulla de infantería de marina, en la que murieron 4 militares y una docena de heridos, vino al país el jefe del comando sur de los EEUU. Posteriormente, un equipo de periodistas (trabajadores de comunicación) fueron enviados por sus patronos de El Comercio, el medio más reaccionario, pro imperialista y anti popular que existe en el país, a que cubran las noticias en el mismo escenario del conflicto, la población fronteriza de Mataje. Arriesgaron la vida de estos trabajadores por conseguir primicias y poder tener insumos para manipular y vender la noticia de mayor y mejor manera.
En su traslado a dicha comunidad los periodistas fueron secuestrados por personas no identificadas, no obstante, la prensa y otras fuentes señalan a miembros del Frente «Oliver Sinistierra» como los autores de la forzada retención.
En el curso de las negociaciones entre los captores y el gobierno de Moreno, se planteó el despeje de la zona, el no realizar operaciones militares que apunten al rescate de los retenidos y la liberación de tres integrantes de ese frente hoy detenidos en las cárceles del país.
Por el elemental hecho de que quién manejó la crisis no fue Moreno, sino los EEUU a través del FBI y su ya conocida política de «o negociar con terroristas», el gobierno de Moreno intentó engañar a sus interlocutores en la negociación aduciendo que se encontraban buscando los mecanismos legales para liberar a los presos, mientras avanzaba en trabajos de inteligencia y apretaban el cerco a los captores con una fuerza conjunta del ejército colombiano y ecuatoriano.
Obviamente la operación falló, y la respuesta fue inmediata y contundente. Un escenario de guerra tiene lecturas y respuestas diferentes. Los tres periodistas fueron ejecutados, y sobre el cadáver de esos trabajadores, la reacción ha levantado toda una campaña de prensa para condenar no solo el acto, sino fortalecer la propuesta de RETORNO DE LA BASE YANQUIS AL PAÍS que al parecer es el fin último de toda esta trama.
Es decir, la muerte de los periodistas y los sucesos de la frontera van dando frutos, se manifiestan en la mayor corporativización, militarización y reaccionarización del viejo estado en el país, particularmente en las provincias de la frontera donde la miseria se manifiesta –entre otras cosas- en las condiciones furtivas que se desarrolla el comercio. Los pequeños contrabandistas son tratados como una verdadera peste a quienes se les quita sus mercaderías cuyos valores rara vez sobrepasan los 300 dólares; los mineros artesanales que son perseguidos, agredidos, encarcelados y sus insumos de trabajo dinamitados precisamente por los infantes de marina, rambos de papel que exponen sus bravuconadas violentas con artesanos indefensos; la miseria en la que viven los campesinos que al no tener tierra terminan entregando su fuerza de trabajo a los grandes terratenientes, y no pocos que emigran cíclicamente a Colombia a trabajar en las plantaciones de coca, definitivamente, una región donde se exponen las más añejas relaciones de producción y con ellas, la mayor exposición de la lucha de clases en niveles ya combativos.
Pero no solo eso, la DEA, FBI, la Interpol, Ameripol, Europol, están aquí (conforme lo señala el ministro del interior). Y «muy comedidos», los EEUU, México, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, China y Francia, están apoyando con su asesoría en la lucha antiterrorista en el país.
Cuanta fatuidad y miseria del gobierno. Basta ver que en Colombia existen 7 bases militares gringas y el narcotráfico no ha parado, en absoluto, Colombia sigue siendo el principal productor de coca y cocaína; ni siquiera a la reacción le ha servido para detener o neutralizar a la insurgencia de ese país, sin embargo, Moreno tiene sueños de perro, aspira tenerlos más consolidados en el país no solo en términos económicos, políticos, sino militarmente.
Entonces las cosas son claras. El régimen trafica con muertos para sus nefastos propósitos. El Frente Oliver Sinistierra también se equivoca, una cosa es tomar militares, policías, periodistas, empresarios, terratenientes, gringos, como prisioneros, otra cosa es tomar hombres y mujeres del pueblo para negociar.
¿Cruento?, ¿temerario?, posiblemente. Es un escenario difícil, pero no lo es más de aquello que confrontan todos los días nuestro pueblo envuelto en esa violencia sistemática que preña la miseria, hambre, desesperación, antes no expuesta por los medios porque no resulta funcional para la estadística gubernamental o sencillamente para vender la artesanal idea de que el Ecuador «es una isla de paz» y que su músculo económico es esencialmente turístico.
¿Cruento?, ¿temerario?, posiblemente. Pero así ha sido siempre, desde la división de la sociedad en clases, y recurrir a la violencia; una, liberadora, ha sido la constante de los desposeídos, oprimidos y explotados; la otra, la violencia reaccionaria, a la que ha recurrido las clases opresoras, dominantes, para detentar el poder.
Esto hay que tener claro, sin cuota de sangre, no hay poder, esa es una realidad y necesidad insoslayable. Quién esté claro de esta ley de la lucha de clases sabrá qué hacer y asumir su responsabilidad, del lado del pueblo o de sus verdugos. Es una lucha a muerte y evitarla, no es una opción.
Hoy se ha generado en el país un comportamiento que crece como una bola de nieve; xenofobia al afro descendiente y a los colombianos. Tanto así que Moreno dice que el jefe guerrillero es colombiano, mientras que su homólogo sostiene que es ecuatoriano. En verdad, una discusión bizantina por demás absurda.
Pero este es un aspecto de los sucesos en la frontera. Hay otros. Por ejemplo, la permanente lucha entre distintas fracciones de grupos que aliados a los carteles mexicanos tratan de posicionarse en la zona y que ha sumido a las poblaciones de la frontera en una violencia cruenta que solo y únicamente ahora que fueron ejecutados los periodistas son visibilizadas por el país y el gobierno.
Otra de las cosas que no dicen es que, en las regiones de frontera, altos mandos policiales y militares son parte del tejido del narco tráfico, ya sea en la cadena de traslado de la droga, protección a determinados grupos, almacenamientos del alcaloide y, obviamente, como informantes que alertan, a estos carteles, de los operativos policiales. Las mismas fuentes de prensa reaccionarias permanentemente dan cuenta de oficiales, miembros de las FFAA y policía son capturados por sus vínculos con el narcoterrorismo.
Otra cosa que no dicen es que miembros en servicio activo y pasivo de la policía y de las FFAA, aprovechando sus vínculos con narco paramilitares que pululan en Esmeraldas, desplazaron campesinos y se posicionaron sobre sus tierras, les obligaron a venderlas a precio de gallina flaca para devenir en grandes terratenientes cuya actividad productiva es la palma africana, producción de aceite; empresas turísticas, hotelera, camaronera, etc., verdaderos parapetos para la concentración de droga, lavado de activos, etc.
En la otra colina, un grupo de gente que converge en un escenario campesino profundamente deprimido, agobiado por los niveles de pauperización social en la que se debaten, y hoy en día perseguidos y estigmatizados como narcoterroristas.
Como novedad para el país, el gobierno sale a manifestar que en Mataje y demás poblaciones ubicadas a lo largo del cordón fronterizo no tienen servicios elementales, que hay desnutrición, hambre, y que la respuesta al conflicto desatado debe ser integral, con asistencia social, inteligencia y presencia militar apoyada por los EEUU (general retirado Paco Moncayo, asesor de Moreno). Bajo esa lógica, en todos los cantones, parroquias y comunidades a lo largo y ancho del país habrá que dar de baja a militares y periodistas para que sean atendidos en sus más elementales requerimientos (¿).
¡Una estupidez!
Hoy las FFAA andan dando golpes de ciego. Detienen a campesinos pobres porque tienen celulares en una zona donde la única comunicación es esa. Detienen a campesinos pobres porque en media selva tienen escopetas de cartucho (artesanales) que utilizan para cazar animales del campo, única y solo única forma de acceder eventualmente a una dieta cárnica. Capturan a campesinos porque les encuentran dos o tres botellas de licor. Quién puede entender la manera cómo quieren justificar su torpeza evidenciada en la diferencia que hay en capturar, secuestrar a combatientes populares, torturarlos, asesinarlos; hostigar a todos quienes de una u otra manera manifiestan su descontento con el Estado, las clases dominantes y el imperialismo, y otra es confrontar a masas, mucho menos a las de Esmeraldas, que viven en condiciones tremendamente críticas, que no todas están alineadas con el narcotráfico, con el paramilitarismo o la guerrilla de Colombia, sino también alineadas con la lucha de clases en el país y el decidido esfuerzo por elevarla a guerra popular.
Entonces, ahora en la frontera todos son narcoterroristas, y la declaratoria de guerra del gobierno es clara y delimita los campos de manera más precisa.
Condenamos la militarización de la frontera. Alertamos a las masas del proceso de persecución al que están siendo sometidos los campesinos pobres que históricamente ha luchado en contra de la agresión por parte de los militares y policías dueños del 90% de las grandes haciendas palmicultoras utilizadas para concentrar la tierra, lavar dinero de la droga y utilizarlas como base para la exportación de cocaína; la sistemática persecución y satanización de los mineros artesanales por parte del estado aliado a grupos paramilitares de Colombia que tratan de tener control sobre la producción artesanal de oro, su comercialización en condiciones de total perjuicio y explotación de los trabajadores.
Condenamos la persecución a los campesinos pobres a quienes se trata de vincular con los últimos actos de violencia en la frontera sin ningún fundamento legal.
Condenamos al revisionismo y al oportunismo de la izquierda del país que acongojada y sumida en sentimentalismos pequeñoburgueses respalda al régimen comprador y reaccionario de Moreno; ahora, piden “justicia”, sanción a los violentos, llaman a “defender la paz” burgués-terrateniente en las calles. ¡miserables!
Nos solidarizamos militantemente con los campesinos pobres y sometidos a la ley marcial que han sido aherrojados a sus precarias viviendas sin poder trabajar para mediosubsistir.
Declaramos públicamente que otro de los grandes errores que potencialmente está por cometer en régimen de Moreno será seguir permitiendo la entrada de fuerzas imperialistas extranjeras a meter mano en el país. La clara intención del régimen de permitir la reapertura de la base militar yanqui en el país desde ya pende como una espada de Damocles sobre la cabeza de Moreno.
Convocamos a nuestro pueblo a desenmascarar la campaña propagandística que apunta a vendernos la idea de que la violencia «viene del norte»; que con la muerte de Wacho «recobraremos la paz». Hay que desenmascarar al régimen cómo viralizó el conflicto en la frontera para justificar las bases gringas en el país; estos días metiendo un ingrediente más a su cortina de humo, difundir la denuncia de que Correa fue financiado por las FARC para la campaña presidencia, aspecto que más allá de que pueda o no ser cierto, son cañonazos de pólvora mojada que le ha permitido manejar la implementación de medidas económicas sin encontrar mayor resistencia por parte de las masas y estrechar lazos íntimos con el imperialismo yanqui.
Y es que esto no viene solo. El régimen acaba de anunciar que ya no será garante de las negociaciones de paz con el ELN en territorio ecuatoriano. Por un lado, bien, que el revisionismo armado vaya a otro lado a sostener su perorata de la desmovilización, capitulación y elogios a la paz burguesa, pero lo central acá es que esta decisión de Moreno responde a la cuota que debe entregarle al imperialismo yanqui para que pueda auxiliarlo en una crisis política y militar de bajo perfil que ha logrado poner de rodillas a la reacción y al gobierno. No todo lo que brilla es oro, no todo lo que lucha es narcotráfico.
En estas provincias de Esmeraldas, Imbabura, Carchi y Sucumbíos es donde las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución ha madurado de manera importante. Que quienes luchan en este escenario geográfico-social son hijos del pueblo que eventualmente, ante la aun limitada presencia de dirección ideológica correcta, buscan canalizar sus aspiraciones y vocación de lucha en organizaciones armadas que no coinciden con sus verdaderos propósitos.
De todas formas, la gran ofensiva del imperialismo y del viejo estado burgués-terrateniente no nos arredra, no nos sacarán del camino, imposible lo hagan, la clase y las masas son el nervio que potencia nuestra determinación de conquistar el cielo. Y precisamente ahora, con estos últimos acontecimientos tenemos una clara lectura de cómo, en qué condiciones, con qué aliados, con qué vehículos, estrategias, tácticas, está dispuesto el viejo estado defender sus intereses, su añejo y pútrido poder. De que va a ser duro, va a ser duro. De que va a ser cruento, va a ser cruento, de hecho, la línea, la hoja de ruta ya está trazada, y está bien, la aceptamos, también estamos claros de eso, sin violencia revolucionaria, sin destrucción para construir, nada se podrá conquistar.
¡BASTA A LA PERSECUCIÓN DE CAMPESINOS POBRES EN LA FRONTERA!
¡ABAJO LA PATRAÑA GUBERNAMENTAL QUE CON HUMO QUIERE TAPAR LAS PROTERVAS MEDIDAS ECONÓMICAS!
¡ABAJO LA PATRAÑA GUBERNAMENTAL QUE EN COMPLICIDAD CON LAS CLASES DOMINANTES Y EL IMPERIALISMO ESTAN CREANDO LAS CONDICIONES PÚBLICAS PARA LA INSTALACIÓN DE BASES YANQUIS EN EL PAÍS!
¡A DESENMASCARAR Y COMBATIR AL REVISIONISMO QUE HOY SE HA SACADO LA CARETA EN DEFENSA DEL VIEJO ESTADO Y LA FALSA PAZ BURGUÉS-TERRATENIENTE!
¡NADA HAREMOS SINO COMBATIMOS Y APLASTAMOS AL REVISIONISMO!
¡GRINGOS, GO HOME!
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO!