El pueblo de Irán nuevamente se toma las calles, la lucha se abre camino

El pueblo de Irán nuevamente se toma las calles, la lucha se abre camino 1

Irán es noticia, no por su carrera nuclear, ni tampoco por sus yacimientos de petróleo, ni por sus enfrentamientos con los Estados Unidos o sus ayudas a Venezuela; en Irán, al pueblo otra vez se le rebozó la copa y se ha tomado las calles para protestar contra el gobierno porque los están matando de hambre. Miles han salido a exigirle comida y trabajo al gobierno. Las protestas se extendieron rápidamente en las 2 primeras semanas de mayo al punto que buena parte de la economía y las vías de comunicación se paralizaron.

El gobierno, como era de esperarse, no prestó atención a las justas peticiones de la población, sino que, de la misma forma que en cualquier gobierno de los ricos, sacó a todos sus perros asesinos para golpear sin misericordia a la población. Garrote, bombas, bala y detenciones es la respuesta que el Estado tiene para las peticiones del pueblo. Decenas de heridos, y más de 40 detenidos. Como es costumbre, el pueblo sale a las calles a protestar, los asesinos del gobierno hacen caso omiso a las necesidades de la población y actúan con la bota militar, y ante ello, los trabajadores y sobre todo la juventud hastiada de tantas humillaciones, arma barricadas y los enfrentamientos sacuden la falsa estabilidad de estos gobiernos que se ufanan de preocuparse por los pobres mientras en realidad lo que hacen es proteger los negocios de los ricos.

En lo que va del 2022, en Irán ha aumentado en un 300% el precio de la harina de trigo y la inflación ya sobrepasa el 40%. Estas cifras se sumaron al anuncio del gobierno que desde Teherán dijo que se incrementarían también cerca del 300% los precios del aceite de cocina, el pollo, los huevos y la leche. El hambre está azotando al pueblo iraní; las cifras oficiales reportan que más del 30% de los hogares en este país viven por debajo de los niveles de miseria, y la juventud pasa semanas y meses en busca de cualquier trabajo que les provea de algún ingreso, por mínimo que sea.

Y ahora, la disculpa perfecta para hundir más en la miseria al pueblo es la invasión a Ucrania, como si antes de la invasión el pueblo hubiera estado abarrotado de comida, con excelentes empleos y con los bolsillos llenos de riales. Y no porque no sea cierto que la acción expansionista rusa no tenga algún efecto, claro que lo tiene, pues es cierto que buena parte de los productos alimenticios del pueblo iraní vienen de Ucrania y algunos de Rusia, pero eso no es motivo suficiente para que por ello se descargué todo el peso sobre el pueblo, cuando es bien sabido del poder económico que tiene Irán, siendo uno de los mayores productores de hidrocarburos, siendo una potencia petrolera ocupando el tercer lugar en cuanto a reservas y cuarto en producción mundial, con una robusta economía exportadora de alimentos de consumo en todo el mundo como frutos secos en los cuales ocupa lugares entre en 3º y 4º puesto; y en general con una fortaleza económica que le permite hasta meterse en la selecta pelea de armas nucleares.

Pero claro, no importa el poder y la capacidad económica que posea el Estado, la ley del capitalismo es descargar sobre los hombros de los trabajadores todo el peso de la crisis del sistema, y si los precios de los alimentos aumentan, real o especulativamente, hay que poner al pueblo a aguantar hambre pero por ningún motivo tocarle la ganancia a los poderosos.

Esa política es propia de la sociedad basada en la explotación y la acumulación insaciable de ganancia, la voracidad del burgués no tiene límites por sí misma; los límites solo los pueden colocar los obreros y campesinos, los revolucionarios y los comunistas, los que comprenden que es con la lucha que el pueblo conquista y mantiene sus derechos, pues al pueblo nadie le regalará nada, ni en las murallas de los grandes centros industriales, ni en los prostituidos laberintos de la raída institucionalidad estatal burguesa.

El pueblo iraní se ha alzado nuevamente, y eso es buen augurio, pero se necesita que sean los auténticos revolucionarios quienes se pongan al frente de estas nuevas gestas para que las orienten y potencien, las lleven por el camino de la revolución, para que dirijan al pueblo en su lucha por frenar las políticas de hambre del Estado, y que esas luchas sean escuela para los combates por la destrucción de ese aparato que administra los negocios de los ricos y la instauración de uno nuevo, gobernado por obreros y campesinos que pongan todo el poder económico en benefició de quienes todo lo producen en esta sociedad.

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