¡El imperialismo es muerte y destrucción!: Necesitamos urgente una verdadera revolución

¡El imperialismo es muerte y destrucción!: Necesitamos urgente una verdadera revolución 1

El mes de octubre ha sido marcado por la historia reciente como el mes para conmemorar la era de la Revolución Proletaria Mundial. Octubre nos recuerda las dos grandes cumbres alcanzadas por los obreros y campesinos en Rusia y China, en el glorioso camino que ha de llevar a los pueblos del mundo hacia la total superación de todas las penurias que son producto de una sociedad dividida en clases con intereses antagónicos. Octubre nos señala la heroica responsabilidad de los trabajadores de destruir el mundo burgués imperialista, causante actual de todos los males que aquejan a la humanidad y a la naturaleza.

Octubre es un mes donde llamamos a reflexionar sobre los grandes males que tiene la sociedad, un momento para analizar con cabeza fría que no podemos seguir soportando —como si fuera una condena divina— tantas tragedias y tanta zozobra, tantas muertes innecesarias por guerras de rapiña entre burgueses y entre países imperialistas o gobiernos reaccionarios. ¿Por qué tenemos que acoger como normal la muerte de millones de niños por hambre y desatención médica en un mundo donde abunda la producción de alimentos y las capacidades científicas desarrolladas por el conocimiento y la investigación?

En este mundo, gobernado por el poder del capital y su avaricia, basta ver la realidad que se vive hoy en las entrañas de la bestia yanqui: la agudización de las contradicciones entre millones de trabajadores y los grandes burgueses que todos los días incrementan su acumulación, mientras desmejoran las condiciones de vida de quienes producen en ciudadelas y campos el falso paraíso norteamericano.

Son más de 350.000 trabajadores, de las ramas: automotriz, alimentos, salud, educación, industria cinematográfica, servicios públicos y transporte, entre otros, los que se han lanzado a huelgas casi simultáneas. Sin duda, las condiciones de vida de los trabajadores en las entrañas de los países imperialistas, en este caso de Estados Unidos, son muy superiores a las del resto del mundo; pero la brecha entre ricos y pobres también se ha ampliado notoriamente allí.

Los obreros ven esta realidad como una razón para exigir mejores condiciones, pues la tendencia si es claramente hacia empeorarlas. La huelga como forma de lucha creció en el último año: en lo que va de 2023 se han registrado más de 300 huelgas con la participación de más 362.000 trabajadores, mientras que en el 2022 fueron 164 huelgas con 104.000 trabajadores.

Aunque para varios analistas esta intensificación de la lucha en los Estados Unidos tiene que ver con la campaña electoral, lo cierto es que las huelgas de los trabajadores solo pueden darse sobre la base de contradicciones reales entre intereses económicos que enfrentan a clases sociales; y la realidad es que la crisis del imperialismo, que data del año 2008, se refleja directamente en la economía de todos los países, incluso puede sentirse con más fuerza en las economías de los países poderosos, acostumbrados a cebar a sus trabajadores con la sobreexplotación de los obreros de los países oprimidos.

Que se agudice la lucha de clases en las entrañas de la bestia imperialista yanqui es muy bueno, y que se extienda a todos sus competidores es excelente, pues esa lucha de los trabajadores se suma a la movilización contra la destrucción de la naturaleza y contra las incursiones militares directas y el suministro de ayuda en dinero, arsenal bélico y de tropas a las fuerzas asesinas del Estado de Israel y demás reaccionarios a su servicio, como en las otras guerras reaccionarias que cobran miles de muertos por las disputas inter-imperialistas, o por sus acciones directas en contra de las fuerzas revolucionarias que dirigen guerras populares en India, Filipinas y Turquía.

Precisamente en este mes de octubre, cuando exaltamos la era de la Revolución Proletaria Mundial, los ojos del mundo están puestos sobre lo que pasa en Palestina, donde ya van más de 3478 asesinados y 6500 heridos a manos de los bombardeos indiscriminados de las fuerzas israelíes, como respuesta desproporcionada frente a los ataques perpetrados por las fuerzas encabezadas por el grupo fundamentalista Hamas.

Por donde se mire el planeta, a ojos vistas veremos miles de razones que solo pueden llevarnos a la conclusión de que esta sociedad no puede darle solución a ninguno de los grandes problemas que corroen al planeta; todo lo que hacen y promueven los gobiernos y sus instituciones internacionales -aunque tengan palabras de paz y seguridad para todos- en realidad buscan «apagar los incendios con gasolina», pues a ellos no los mueve el interés del bienestar de la humanidad y sobre todo de los pueblos, sino sus disputas enfermizas por el poder y la acumulación de ganancia. Por ello, son incapaces y totalmente desinteresados en resolver problemas tan sencillos como la convivencia pacífica entre pueblos con una medida tan básica como permitirles vivir en un territorio; o, en otra perspectiva, garantizar comida para toda la humanidad, al igual que vivienda, salud o educación.

El mundo no podrá vivir en paz mientras estemos bajo la égida de asesinos y explotadores llamados burgueses, terratenientes e imperialistas, mientras no sean derrotados y destruidos sus Estados reaccionarios con la fuerza poderosa de las masas armadas que a través de guerras populares lleven al poder armado a obreros y campesinos, y así pueda reconquistarse la confraternización entre pueblos hermanos, como debe ser el caso de los pueblos de Israel y Palestina.

Hoy más que nunca, el camino de la revolución encabezada por la alianza de obreros y campesinos como forma de poder se pone al orden del día. El crecimiento de las luchas de los pueblos en todos los países, el aumento irracional de la miseria de millones al lado de la acumulación de riqueza en unos pocos, la inversión de billones de dólares en la industria militar, la carrera que parece imparable de la destrucción de la naturaleza como fuente de vida, la muerte diaria de millones de seres humanos en guerras reaccionarias, etc. todo ello exige que el camino de Octubre sea el norte que ennoblezca la lucha de los pueblos contra el capitalismo y marque la lucha por la unidad y la consolidación de las fuerzas comunistas revolucionarias, llamadas a dirigir todo este torrente por el camino de la Revolución Proletaria Mundial.

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *