Tras diez días de bombardeos sobre Gaza, se anunció un alto al fuego a partir del viernes, 21 de mayo. Un alto al fuego de la escalada asesina por parte de las fuerzas sionistas del Estado de Israel, gendarme asesino al servicio del imperialismo yanqui; escalada asesina que deja intactas las estructuras israelíes, mientras en Gaza se destruyen centenares de edificaciones, entre ellas varios hospitales y viviendas del pueblo palestino; escalada asesina que en los primeros registros dejó más de 220 muertos –entre ellos 63 niños–, más de 1500 heridos, un número indeterminado de desaparecidos.
Un alto al fuego luego de una clara batalla desigual entre un Estado asesino y el grupo armado Hamas que, a todas luces, es miles de veces inferior en capacidad armamentista frente a las fuerzas militares de Israel; desigualdad que se manifiesta en la nula efectividad de los cohetes lanzados por Hamas hacia territorio de Israel, los cuales fueron simplemente destruidos por los poderosos escudos de protección aérea del Estado sionista.
Es evidente que la tal guerra palestino-israelí no existe; es una completa aberración difundida por los imperialistas y sus medios de comunicación, pretendiendo mostrarle al mundo una confrontación entre dos ejércitos, cuando los hechos son absolutamente claros: lo que hay en la región es una campaña despiadada, segregacionista y asesina del Estado de Israel contra el pueblo palestino.
Palestina lleva más de 70 años sometido a una tragedia sin fin; desde cuando en 1948 la ONU –con los imperialistas yanquis a la cabeza– crearon de la nada el Estado de Israel, utilizando a este pueblo para darle vida al perro de presa que poco a poco ha ido creando una fuerza militar de grandes proporciones como base del poder yanqui en la región.
Tras lo que se ha mostrado como una guerra, en verdad hay una matanza abyecta contra un pueblo que lleva generaciones sin poder vivir en paz, sin poder disfrutar de las mínimas condiciones que merece un ser humano; generaciones encerradas en una cárcel y custodiadas por un poder militar que tiene el propósito de destruirlos para quedarse con todo. Un poder militar que para cada campaña asesina ha contado con la complicidad de todos los Gobiernos y regímenes del mundo, quienes en realidad no han movido un dedo para impedirlo.
La tragedia del pueblo palestino es alarmante, a la destrucción por los bombardeos indiscriminados se suman muchas otras situaciones de extrema urgencia: varios de los escasos centros de salud y clínicas han sido destruidos, y los que quedan funcionando son verdaderas cloacas sin las condiciones higiénicas necesarias, por ello en muchas ocasiones no solo no curan, sino que se vuelen focos de enfermedades; el equipo humano de salud es muy escaso, sin personal de relevo se ven al límite de sus capacidades para poder atender a los heridos y los enfermos; el agua potable escasea y los anacrónicos ductos de aguas negras han sido destruidos por los bombardeos, la falta de insumos médicos es dramática.
«Tras 10 días de bloqueo absoluto, ahora mismo la situación de insumos está a punto de colapsar. Hay una ruptura en la cadena de suministros, de insumos básicos. Hay un riesgo muy importante de ruptura de derivados hemáticos, de sangre para hacer transfusiones y atender a los heridos» denuncia Juan París, médico psiquiatra desde Gaza.
Hambre, desnutrición infantil, ausencia de vivienda, la salud mental destruida por vivir décadas enteras en medio de esta situación indescriptible y totalmente vergonzosa para la humanidad. Un pueblo en el que el 20 % o 30 % de los jóvenes todos los días tienen ideas suicidas: «Es una población traumatizada, en donde se habla del bombardeo de cada día, de cada una de las bombas, pero cada bomba que cae no solo es la bomba de hoy, es la que cae más las de las otras guerras, más lo que significa cuando se acaben; una sociedad herida, estructuras de soporte destrozadas, escasez de recursos básicos para poder sobrellevar el día a día».
El mundo no puede seguir como si no pasara nada. El pueblo palestino merece vivir, sus niños son los hijos del pueblo, son los hermanos de clase de los hijos de los obreros de Europa, de Asia, de África, de América, de Colombia, de tus hijos y de mis hijos.
El pueblo palestino es carne de la carne de las masas del mundo, es sangre obrera y campesina, la misma que corre por las venas de todos los pueblos de mundo. Su tragedia es la tragedia de todos. Sus enemigos son nuestros enemigos. Su lucha es nuestra lucha, es contra la opresión y la explotación de los ricos, de los poderosos, de los imperialistas; es la misma lucha contra este asqueroso sistema capitalista que convierte todo en mercancía, que todo lo mide por el factor dinero y por la utilidad.
Romper la indiferencia es una obligación de todos. Podemos cambiar la trágica realidad del pueblo palestino y ayudarle a construir un futuro digno, que les permita ilusionarse con un mejor porvenir para sus hijos y los nuestros.
Que los pueblos del mundo alcen sus voces y sus puños combatientes por la libertad del pueblo palestino, derrotemos juntos al sionista Estado de Israel.
Y que esa ayuda internacional, contribuya a que el pueblo palestino, encabezado por sus obreros e intelectuales revolucionarios, pueda muy pronto construir en medio de la destrucción, un fuerte Partido Comunista Revolucionario que encauce toda su fuerza y su furia hacia la derrota de los imperialistas y su perro de presa israelí, y construir una patria socialista gobernada por los obreros y campesinos en la región.
Un comentario
Es una verguenza criminal lo que hacen a Palestina. No mover un dedo para socorrer um pueblo a quien le roban todo, es actitud de grandes potencias genocidas. Y eso que llenan la boca hablando de Democracia. En pleno siglo XXI venció la SA MENTIRA y la VIOLENCIA.v